𝘌𝘭 𝘋𝘰𝘭𝘰𝘳 𝘕𝘰𝘴 𝘜𝘯𝘪ó/ [𝘙𝘢𝘦𝘥𝘢] 𝘛𝘩𝘦 𝘖𝘸𝘭 𝘏𝘰𝘶𝘴𝘦

Extra - Agradecimientos

Ver el paisaje tan colorido que les brindaba aquella isla donde vivían.
Un horizonte nuevo.
La fortuna de que todo había terminado.

Aunque no todos estaban, sabían que había valido la pena.

Edalyn Clawthorne, veía los hermosos tonos naranjas del cielo desde esa colina. Sentía el viento chocar sobre su rostro. Sus ojos parecían brillar viendo el hermoso atardecer que dejaba el culminio de ese día, sonrió nostalgica pensando que ese atardecer era más alguien que conoció.

La vida siguió incluso después de vivir ese día, había dolido tanto, más de lo que pensó alguna vez, pero estaba viva, tenía un hermoso hijo, su familia seguía a su lado. No podía faltarle nada más. O de echo si, pero justo ahora, y en ese lugar especialmente sentía que no le faltaba nada.

A su lado estaba Connor, el pequeño de ahora ocho años, Eda le tomaba de la mano mientras le enseñaba el cielo y el pequeño con toda su atención hacia ella lo admiraba bien.

En una de sus manos tenía una corona de flores que ella junto a Connor habían echo, dió un suspiro volteando hacia una lápida que estaba en ese lugar caminando junto a su hijo hasta ella. Se agachó tocando las letras que en ella estaban escritas y colocó la corona frente a la lápida.

Connor a su lado dejó una rosa blanca.

El niño volteo a ver a su madre y ella le vió también sonriéndole.

—¿Aún lo extrañas?— preguntó el pequeño viendo atentamente a la mayor —Mucho, hay quienes les dolió más su muerte igual, no solo me dolió a mi, fue una persona increíble...— El niño abrazó a su mamá, sentía que debía hacerlo, había visto a su madre llorar por el recuerdo de quien ahora descansaba en ese lugar.

—Dicen que está bien llorar, mami.

—Aunque me duele que ahora no esté, me dejó un regalo tan hermoso, y aprendí mucho de esa persona— Eda tocaba el cabello del pequeño pelimenta mientras le hablaba —Si tan solo lo hubieras conocido, me hubiera encantado que te cargara más veces de las que pudo, se que esa sonrisa tan bella que tienes es suya... La reconocería en cualquier parte— El niño sonrió —¿Es por eso que dices que amas mi sonrisa?.

Los ojos de Eda comenzaron a llenarse de lágrimas mientras lo veía —Si, por eso la amo, se que te cuida desde donde está, aún así hubiera querido que pudieras llamarle...—

—¡Papá!— la oración de Eda fue interrumpida, el pequeño desvío su mirada a otro lado y corrió colina abajo hacía los brazos de su padre, quien de inmediatos lo cargó entre sus brazos —¡Papá! ¿Sabías que los aullidos de los lobos son como las huellas dactilares para los humanos?— Raine sonrió ante el dato que su pequeño hijo le había dicho.

—Parece que alguien leyó demasiado ese libro que mamá trajo del mundo humano— Raine llegó hasta donde Eda estaba y ella le besó la mejilla —Perdón por la tardanza, Darius me pidió que lo ayudara con algunas cosas.

—Esta bien, ¿Y Lilith?— Preguntó mientras tomaba ella a Connor —Ella... Uhh, está ocupada en algo— Eda notó algo sospechose a Raine pero prefirió no preguntar.

Raine volteo su mirada a la lápida agachándose a ella de la mochila que elle cargaba sacó a un talismán viejo dejando que estuviera un rato con su dueño.

En memoria de.
Dell Clawthorne

Eda extrañaba a su padre, por cosas del pasado no habían tenido una buena relación durante años, y justo cuando todo mejoró con él y cuando Connor apenas tenía tres años, él enfermó y murió. Siempre sintió que su hijo había sacado la sonrisa de él, y por eso lo amaba tanto, tenía rasgos de las personas que más amaba en todo el mundo.