Pyramide du Louvre

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Pyramide du Louvre

(Taro Misaki)


-lo siento, ahora ya no estoy a cargo de esos temas- Sanae habló con calma hacia el receptor de la llamada- Usted debería comunicarse con la señorita Matsumoto, ella es la actual representante de mi esposo. Que tenga un excelente día.

La nieve caía lentamente del cielo como si fuera una danza silenciosa y te obligaba a observarlo con atención, cubriendo en un manto blanquecino a las calles de Paris. La ciudad que siempre parece estar destellando por la risa de las personas y abarrotado de turistas curiosos, en invierno estaba envuelta en un silencio que solo te invitaba a deleitarte de los hermosos lugares en paz.

Mis manos trataban de calentarse gracias al chocolate caliente que sujetaba con fuerza, mientras miraba fijamente a Sanae guardar su teléfono móvil en su bolso. Ella me sonrió y empezó a frotar sus manos en busca de calor.

-si deseas podemos esperarlos adentro- susurré mientras le daba un sorbo a mi bebida caliente- de seguro regresaran cansados

-me encanta la vista desde aquí, la pirámide del Louvre es hermoso- Sanae miró con ensoñación la estructura metálica que está revestida por vidrio, resplandecía como si fuera una gran joya- aunque yo quería seguir mirando las obras de arte pero siento que mis piernas ya no daban ningún paso. Gracias por acompañarme.

Pasó un par de días donde rechacé a Tsubasa, a pesar que él después se disculpó por su actuar y estuvo de acuerdo sobre mi petición de olvidar esa escena, era inevitable la tensión que había entre nosotros. No estábamos sincronizados en los entrenamientos y dolía tener que mantener la distancia con la persona que amo.

La invitación por parte de Sanae de acompañarlos al "museé du Louvre" me tomó por sorpresa, pensaba rechazarlo pero la insistencia de los gemelos hizo que aceptara. La alegría de los niños hacía que el paseo fuese más ameno pero no podía evitar mirar de vez en cuando a mi mejor amigo y cada vez que nuestras miradas se encontraban, sentía que mi corazón quería salirse de mi pecho y correr hacia sus brazos. Hasta que llegó un momento donde Sanae pidió a Tsubasa que ella deseaba estar un momento conmigo a solas y él aceptó llevándose consigo a los gemelos para admirar las maravillas del museo; mientras nosotros le esperaríamos en la terraza del café que está cerca al museo, saboreando la vista de la pirámide.

Me sentía nervioso ante la presencia de Sanae, trataba de calmarme diciéndome a mí mismo que yo no había cometido alguna falta contra ella pero en mi mente aún estaba latente el recuerdo de mi anterior encuentro con Tsubasa. A pesar que yo pedí olvidar ese hecho al capitán de la selección japonesa; fueron varias noches que no me dejó dormir por rememorar la escena.

Cuando trataba de formular la pregunta que estaba rondando en mi cabeza, Sanae me miró a los ojos y con una sonrisa traviesa, como si quisiera saber algo. Ese gesto hizo aunque sea por unos segundos se vea radiante y llena de vida, dejando a un lado su aspecto enfermizo y sombrío que adquirió desde que llegó a Paris.

-es una pena que Wakabayashi no pudo acompañarnos, otra vez se fue a Alemania!- los ojos de Sanae brillaban por la curiosidad y sus mejillas estaban un poco sonrojadas- Tsubasa me comentó que nuestro querido Genzo te enviaba flores casi todos los días.

-flores que ni siquiera duraban un día- traté de no sentirme tan incómodo y mencioné el fin de los obsequios florales de mi amigo portero- Mimi los destruía apenas lo veía, al parecer mi pequeña mascota no le gustan las flores. Genzo se enteró y decidió que mejor salimos a tomar un café cuando estamos libres, hasta le invité a Tsubasa que nos acompañe

Me mordí el labio inferior, como si inconscientemente quisiera callar las palabras que querían salir de mi boca pero no podía encontrar el valor para mencionarlo. Posé mi atención en la taza, tratando de calmarme y no mostrar ante mi compañera la incomodidad que estaba pasando. Repitiendo mil veces en mi mente que yo no había hecho nada malo.

Pero eso no era cierto.

No puedo negar que en mis fantasías me imaginaba como seria besar a Tsubasa, reprochándome de no haber aprovechado aunque sea un beso con mi pareja dorada: probar sus labios, deleitarme de sus caricias y escucharlo decir mi nombre en medio de la pasión.

Quizás solo quede en lo más profundo de mi corazón, encerrado como siempre.

- Dejemos de hablar de Wakabayashi por un momento- Sanae susurró-Tsubasa me contó que él quería besarte pero tú lo rechazaste

Esa información me cayó como un balde con agua fría, por un instante sentía que no podía respirar y no ayudaba ver la reacción de mi amiga, ya que el semblante de Sanae no mostraba ninguna emoción. Nunca me hubiese imaginado que Tsubasa le contaría a su esposa, y me sentí molesto y confundido por todo esto.

-Sanae, no sé qué decirte. Eso fue tan extraño y no quería que las cosas se salieran de control- mis palabras empezaron a salir con rapidez de mi boca, sentía mis mejillas arder por la vergüenza- lo detuve porque sabía que no es lo correcto...

-Misaki, está bien- la voz calma de Sanae me sacó del bucle de mis pensamientos negativos y la delicada caricia en mi mano me tranquilizó un poco- quizás no tenga la misma capacidad que tú tienes para comprender a Tsubasa pero el tiempo de convivencia hizo que pueda percatarme de algunos cambios. Tú eres alguien muy valioso para Tsubasa, los niños te adoran y yo te considero un amigo de confianza. No quiero que te alejes de nosotros.

-muchas gracias- hice una reverencia, conmovido por la comprensión de Sanae- solo quiero lo mejor para ustedes.

- además yo quisiera entregarte esto- Sanae metió su mano en el bolsillo de su abrigo y después de unos segundos, ella sostenía una pequeña llave dorada- en algún momento no muy lejano, Tsubasa te entregará un cofre y con esta llave podrás abrirlo.

Si antes estaba confundido, ahora me sentía demasiado perdido y desorientado por esta conversación tan rara de Sanae. Agarré la llave, lo examiné pero no me daba ninguna pista o algún dato para saciar mi curiosidad. ¿Por qué todo lo involucrado a la familia Ozora está lleno de misterio?

-Sanae, quisiera saber el motivo de este obsequio y de tu petición del otro día, tú sabes que lo haría sin que tú me lo pidieras pero creo que hay algo más- hablé con seriedad mientras miraba a mi acompañante- ¿tiene alguna relación que estés dejando de ser la representante de Tsubasa?

- Misaki, no tengo la fuerza para decírtelo en este momento, mantengo la esperanza que algún día puedan perdonarme- la voz fría de Sanae era más intensa que la nevada de esa tarde parisina- y sobre mi petición que cuidaras junto a Tsubasa a mis niños; estoy convencida que tú lo cumplirás. Espero que pueda redimir el daño que causé por mi egoísmo, que terminó afectándote.

-Tú sabes que puedes contar con mi apoyo incondicional pero ¿algo que terminó afectándome? Sanae, dejémonos de rodeos- miré a los ojos a mi acompañante, esperando que pueda acceder a mi suplica- dímelo por favor

-yo sé que tú siempre has amado a Tsubasa- escuchar mi secreto ser revelado y ver como Sanae respiraba con dificultad me puso en estado de alerta- además cuando yo fui a Brasil, antes del torneo mundial juvenil, Tsubasa quería... quería...

Pero de repente, yo noté que los ojos de Sanae se cerraron lentamente y su cuerpo empezó a tambalearse, me levanté de inmediato al ver como Sanae se desplomó hacia un lado y gracias a mis reflejos me ayudaron a sujetar el cuerpo inconsciente de mi amiga.

El pánico empezó apoderarse en mi mente, mientras yo pedía por ayuda. A los pocos minutos yo estaba rodeado de muchas personas y escuchaba murmullos a mi alrededor, uno de los camareros me indicaba que habían llamado la ambulancia.

Recordé a Tsubasa y con mis manos temblando, yo agarré mi teléfono móvil y llamé a Tsubasa. Su tranquilidad en los momentos difíciles me dio un poco de calma y seguí las indicaciones que él me daba, prometiéndome que estaría lo más pronto posible a mi lado.

Dejando en el olvido las palabras que Sanae Ozora quería confesarme.

Tsubasa en Paris / TsubasakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora