One Shots || Spencer Reid

Juegos que...

"Vamos, Spence," dices, alzando una ceja con una sonrisa provocadora en los labios, "todos sabemos que nunca tendrías el valor de dar el paso y mostrar interés en alguien. Eres demasiado... ¿reservado?"

Spencer te mira fijamente, su expresión es tranquila, casi impasible, pero hay algo en sus ojos que te hace dudar por un instante. Sin embargo, te apresuras a descartar ese pensamiento. Después de todo, Spencer siempre ha sido el chico dulce, el que prefería los libros a la acción directa, el que se sonrojaba ante la más mínima insinuación.

Pero esta vez, algo era diferente. Tu expresión deja de ser provocadora y se torna algo más seria.

De repente, te das cuenta de que ya no está sentado. Ha dejado el libro que tenía en las manos y se ha levantado, caminando hacia ti con una calma que te descoloca. Tus bromas se desvanecen en el aire, quedando solo el sonido de sus pasos acercándose.

"No... es-espera, ¿qué...?" tartamudeas, una extraña mezcla de incredulidad y anticipación en tu voz, mientras te inclinas hacia atrás instintivamente.

Pero es demasiado tarde para dar marcha atrás. Spencer se inclina sobre ti, una sonrisa pícara asomando en sus labios, algo que jamás habrías imaginado ver en él. Antes de que puedas terminar tu frase, sientes cómo sus labios se encuentran con los tuyos en un beso inesperado e intenso. El contacto es cálido, suave pero firme, y te deja sin aliento.

Tu mente se queda en blanco y todo lo que puedes hacer es dejarte llevar por la corriente de sensaciones que te inunda. El beso, aunque breve, es como una chispa que enciende algo dentro de ti. Un fuego que no sabías que estaba ahí, que te consume con una intensidad que nunca habrías esperado de Spencer.

Cuando finalmente se aparta, sus ojos brillan con una mezcla de desafío y triunfo. Pareces atrapada en el momento, el calor de sus labios aún persiste en los tuyos. Te quedas sin palabras, por primera vez incapaz de formular una respuesta ingeniosa.

Spencer, con la misma calma con la que se acercó, se endereza y da un paso atrás, observando tu reacción con una leve sonrisa.

"Supongo que ahora sí tengo valor, ¿no crees?" dice, susurrando.

Te quedas ahí, procesando lo que acaba de suceder, con cara de incredulidad absoluta. Y aunque el mundo parece haberse detenido por un instante, una cosa es segura: Spencer no es quien pensabas que era.