The Loud House - Un Pasado Compartido. [Roninka]

Capítulo I: Un Milagro en Medio del Caos

Si lo sé, tengo historias pendientes y se me ocurre subir otra, pero la verdad no podiía quitarme de la cabeza las ideas para este fic y no me dejaba conecentrarme en el otro, aunque realmente es un refrito de uno que tenia antes y jamás continue XD.

En fin, esta vez quice explorar la versión de cambio de genero de los personajes, aunque al final sigue siendo Ronnieicoln :V. Espero que les guste y ya prometo subir la continuación de "La Luz de mi vida ahora que me estoy sacando las otras ideas de la cabeza.

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Le caían gotas de sudor por las sienes y algunos mechones de cabello blanco se le pegaban en las mejillas húmedas. El obsoleto aparato de aire acondicionado en la habitación contigua apenas servía con aquel calor húmedo y sofocante de aquel pueblo, Linka tomó una toalla cercana y comenzó a secarse el sudor de su rostro mientras contaba algunos paquetes de muestras de un antibiótico

— Tiene que tomarlos tres veces al día con comida y procurar mantener los puntos secos y limpios — comentó la albina —. El próximo jueves estaré aquí todo el día y quisiera ver como sigue ese corte

La mujer de cuerpo delgado y huesudo asintió con la cabeza mientras sujetaba la mano del niño de ocho años que Linka estaba curando, paso por última vez la gasa estéril en un intento de limpiar la piel del muchacho para después ayudar a bajar al niño de la camilla y acompaño a madre e hijo hasta la puerta. Al sentir la suave corriente de aire en la cara, deseó poder dejar la puerta abierta, pero no podía tratar a los pacientes delante de los clientes que entraban y salían de la destartalada tienda, el propietario había sido muy generoso para permitirles usar su almacén vacío como consultorio médico. Como enfermera, Linka trabajaba incansablemente, pero en ese momento, el agotamiento y el calor comenzaban a pasarle factura.

El niño sonrió tímidamente a Linka antes de salir, y ella le devolvió una sonrisa cálida, a pesar del cansancio que sentía. Cerró la puerta con un suspiro, volviendo a la pequeña mesa donde tenía los suministros médicos. Tomó un momento para apoyarse en el borde, permitiéndose un instante de descanso antes de seguir con su trabajo. Era uno de los veranos más calurosos en Michigan, y el calor era casi insoportable, sobre todo en aquel pequeño pueblo rural donde las comodidades modernas parecían ser un lujo distante.

El aire caliente apenas entraba en la pequeña sala, y el ventilador que giraba perezosamente en el techo apenas hacía diferencia. Pero no podía detenerse; aún había mucho por hacer, y sabía que esos pequeños esfuerzos eran vitales para la comunidad.

Normalmente ella trabajaba en la clínica de Royal Woods bajo la supervisión del Dr. Simons. Pero los jueves siempre iba a los pueblos aislados y ofrecía asistencia médica a aquellas personas que no contaban con los recursos necesarios para trasladarse a la ciudad o pagar por un tratamiento adecuado. Su labor en esos pueblos era un compromiso personal que había asumido desde hacía años, una forma de retribuir a la sociedad y de cumplir con su vocación de ayudar a los más necesitados. Aunque el trabajo era duro y las condiciones lejos de ser ideales, Linka encontraba en esos días un sentido profundo de satisfacción que no siempre obtenía en su rutina en el hospital.

— Linka, sal un momento

La albina salió del almacén y se quedó de pie en la puerta junto a Clydia McBride, su amiga que la ayudaba todas las semanas en su visita a aquel pueblo alejado del área del área de Royal Woods.