Naruto -La luna del amanecer

Capítulo 8: Todo se derrumba

El suave sonido de sus sandalias al golpear el suelo saturado y la familiar sensación de la lluvia cayendo en cascada sobre su piel llenaron a Naruto de bienestar. Le complacía estar de vuelta en la oficina tras una larga ausencia. Aunque el tiempo real de ausencia había sido relativamente corto, el inesperado desvío en su misión hizo que pareciera mucho más largo. En cualquier caso, no pudo reprimir una sonrisa mientras Karin y él avanzaban a toda velocidad bajo la lluvia hacia la industrializada aldea oculta, con Tayuya aún atada con cadenas a la espalda de Naruto. Al acercarse a las puertas de la aldea, fueron recibidos por dos guardias que se inclinaron rápidamente y se apartaron al ver las capas.

"Señor Naruto, Karin", dijeron los dos hombres al unísono mientras el grupo atravesaba la entrada, para evidente disgusto de Naruto.

"¿Eres una figura prominente en esta zona?" preguntó Tayuya a Naruto, que caminaba detrás de ella con una ceja levantada.

"Todos los miembros de Akatsuki reciben la deferencia de los Ame-nin", respondió Naruto. "Aquí es simplemente la norma".

"Lo es, pero se resiste a admitirlo", intervino Karin, adelantándose a la respuesta evasiva de Naruto para responder a la pregunta de Tayuya. "Es característico de alguien que es hijo del Ángel de Ame".

"Ahora lo entiendo. Eres un nepo bebé", concluyó Tayuya con una sonrisa.

Dejó escapar un largo y exasperado suspiro mientras la otra pelirroja se reía a su costa. La pareja procedió a entrar en la ciudad propiamente dicha y se dirigió a toda prisa hacia la estructura más alta de la aldea, que era la torre de Pain. En las inmediaciones, Naruto observó que una mariposa de papel se posaba en un poste, lo que indicaba que Konan ya estaba al tanto de su llegada. Aunque es posible que Nagato ya hubiera detectado su aproximación al entrar bajo la lluvia, Naruto se alegró, no obstante, de estar en casa.

"Perdona", habló Tayuya cuando entraron en la torre. "¿Pretendes menospreciarme más, o has llegado a tu límite?".

"No estoy del todo convencido de que no vayas a intentar huir conmigo en cuanto te libere", replicó Naruto con calma y serenidad.

"Entonces, ¿admites que me secuestraron?", preguntó Tayuya. preguntó Tayuya, con expresión divertida.

"Nunca lo he negado", respondió Naruto, encogiéndose de hombros. Continuó antes de que ella pudiera responder indignada. "Además, hay alguien a quien debes conocer".

Tayuya expresó su aquiescencia con un gemido. "En cualquier caso, ya estoy familiarizada con el cautiverio".

Naruto frunció el ceño ante aquello, pero prefirió no abordarlo. Finalmente llegaron al despacho de su líder, y al abrir la puerta y entrar, Naruto se encontró con una multitud de tiras de papel que lo rodearon y empezaron a cubrirlo casi amorosamente. Pronto, Konan se manifestó a su lado con una cálida sonrisa y una suave mano pasándole por el pelo.

"Bienvenido a casa, Naruto", dijo al ver que él no se resistía a su gesto, y dirigió su atención a su pelirroja compañera. "Tú también, Karin".

"Me alegro de estar de vuelta, señorita Konan", respondió Karin con una sonrisa.

"Naruto, Karin, me complace ver que ambos habéis regresado con buena salud", se dirigió finalmente a ellos Pain, llamando su atención hacia la Senda Deva que se aproximaba. "Supongo que tanto vuestra misión como vuestro proyecto paralelo se han completado con éxito".

"Afirmativo", respondió Naruto con un movimiento de cabeza. "Los Kiba han sido devueltos a Kiri, y según Mei, el acuerdo comercial y el tratado de defensa mutua han finalizado".

Luego mostró una sonrisa triunfante. "Orochimaru también ha muerto, y Pakura fue a Konoha a cobrar su recompensa".

Este dato despertó el interés de Tayuya desde su posición encadenada a la espalda de Naruto, pero permaneció en silencio, optando por seguir escuchando y recopilando información. No tenía ningún plan de acción inmediato con respecto a esta información, pero no veía ninguna razón para abandonar este hábito. Estar en silencio también le permitía seguir ignorando la mirada inquisitiva que recibía de Konan con cierto grado de negación plausible.