Naruto -La luna del amanecer

Capítulo 13: Cierre

Los movimientos de Naruto fueron rápidos y ágiles mientras esquivaba el aluvión de bolas de fuego que descendían sobre él, derritiendo la nieve y dejando charcos a su paso. Una rápida serie de gestos con las manos y un enérgico pisotón en los charcos dieron lugar a la creación de una multitud de agujas de agua, que fueron disparadas contra el oponente que se acercaba. Sin embargo, como había previsto, fueron hábilmente esquivadas. Se sintió gratificado al ver que había desviado con éxito los golpes que Tayuya le había lanzado en la segunda fase de su sello maldito. Su sonrisa se ensanchó aún más cuando la vio gruñir en la prueba de fuerza que siguió, pero duró poco, ya que ella se desentendió rápidamente y retrocedió.

Era consciente de que la trampa era inminente incluso antes de que las cadenas doradas emergieran del suelo bajo él. Sin embargo, los dos clones de Karin que se le acercaron por ambos lados, armados con kunai y placas explosivas, le pillaron desprevenido. Se sustituyó por uno de los clones, manteniendo contacto visual con Tayuya mientras ésta intentaba someterle a un genjutsu. El clon con el que se cambió se envolvió en cadenas y detonó las etiquetas. La repentina explosión fue suficiente para desconcentrar a Tayuya, pero no tuvo la oportunidad de sacar provecho antes de que la nieve sobre la que aterrizó brillara débilmente. A continuación, desató un poderoso ataque electromagnético.

"Bueno, fu...", fue todo lo que pudo decir antes de que el potente jutsu del rayo inundara la zona circundante con ingobernables corrientes de electricidad. El espectáculo de Naruto siendo sometido a un rayo por un sello que él mismo había creado transformó el gruñido de Tayuya en una sonrisa malévola.

"Ya te tengo, individuo descarriado", dijo, complacida por el giro de los acontecimientos.

Karin asomó la cabeza por la nieve a su lado, e incluso ella no pudo contener la sonrisa victoriosa que la invadió. Su engaño de cuatro capas había funcionado de maravilla, y era uno de los pocos casos en los más de un año que llevaban entrenando con Naruto en los que habían sido capaces de sacar ventaja. Sin duda sacarían provecho de ello durante las próximas semanas.

Una vez concluido el jutsu, descubrieron a Naruto tumbado en un charco recién formado, con un sello sorprendentemente familiar inscrito en un pergamino a su lado. Cuando dos pisadas que crujían en la nieve llegaron a sus oídos, levantó la cabeza para contemplarlas con el más puro orgullo. "Has cogido una de mis trampas de rayos y la has enterrado bajo la nieve".

"Te he conducido con éxito a una trampa", afirmó Tayuya. "De hecho, te tendí dos trampas".

"Además, había otra trampa", añadió Karin desde el suelo.

"Ha sido una hazaña notable", respondió Naruto con una sonrisa genuina, luego se sacudió los efectos persistentes del jutsu y volvió a ponerse en pie. "Karin, si no te conociera mejor, habría supuesto que eras de Iwa. La forma en que te sientes tan cómoda haciendo túneles bajo el campo de batalla para colocar intrincadas trampas es, sinceramente, única en su especie".

"Mi afinidad con la tierra es una ventaja", replicó Karin, incapaz ahora de encontrarse con la mirada de Naruto ante los elogios que estaba recibiendo. Consideró la posibilidad de retirarse por completo bajo tierra.

Naruto se limitó a sacudir la cabeza y reírse de su comportamiento. "He pospuesto esto durante algún tiempo. Te lo has ganado con creces".

A continuación, procedió a realizar una serie de gestos con las manos que había perfeccionado previamente, que dieron como resultado la aparición de un documento de tamaño considerable. Tayuya mostró un atisbo de escepticismo, mientras que los ojos de Karin se abrieron de par en par, y todo su cuerpo emergió rápidamente de la nieve y volvió a la superficie.

"No querrás decir...", jadeó, y su voz traicionó su asombro.

"Por favor, ven aquí", la invitó Naruto, y ella se acercó con expresión complacida. "También te lo ofrecería a ti, Tayuya, pero creo que ya estás prometida".