Naruto -La luna del amanecer

Capítulo 3: La caza de serpientes

Naruto no estaba seguro de cómo responder a la mujer de pelo azul que estaba sentada a su lado. Al principio se mostró cauteloso cuando ella lo encontró; había aprendido a ser cauteloso con todo el mundo. En sus ocho años de vida, rara vez había sido reconocido por los demás, y los que lo hacían a menudo tenían motivos ocultos. En Konoha se había acostumbrado a que le miraran con indiferencia o animosidad, por lo que al principio se sorprendió cuando la primera persona con la que se topó tras ser apartado de la caravana de mercaderes que había partido de Konoha no le trató con el mismo desprecio.

No le miró con ningún sentimiento negativo. De hecho, cuando la miró mientras las tiras de papel empezaban a rodearle a él y al gran pergamino que llevaba en los brazos, observó una fugaz expresión de incomodidad en sus ojos ambarinos, que luego dieron paso a una blancura casi forzada. A pesar de su habilidad para leer a las personas, Naruto no estaba seguro de por qué aquella mujer, con la que hasta entonces no había tenido ninguna relación, experimentaba angustia al verle. Aunque estaba sucio, desnutrido y tirado en el suelo embarrado bajo la lluvia torrencial, no era responsabilidad suya. Podría haber seguido caminando y dejarle morir. Sin embargo, descartó rápidamente esta idea.

Analizaría los motivos de la mujer más tarde. Le había salvado de morir a la intemperie y le había llevado a un refugio seco para que descansara, que era lo que él debía agradecer. Incluso le había proporcionado comida (en la medida en que el bloque que ella llamaba barra de racionamiento podía considerarse comida), así que al menos estaba en un nivel comparable al de Ichiraku.

Sería improductivo detenerse en el pasado. Se había marchado de la aldea por una razón, e insistir en las comodidades del hogar no le ayudaría a avanzar. Necesitaba centrarse en el presente y el futuro.

"Algo te preocupa", oyó decir a la mujer, y levantó la vista de la barra de raciones para ver a la mujer de pelo azul mirándole fijamente desde su lugar junto a él.

Naruto no respondió inmediatamente. Consideró la situación y finalmente preguntó: "¿Por qué me has ayudado?".

La mujer se tomó un momento para considerar sus palabras. Se encontró con su mirada y, para sorpresa de Naruto, vio una compleja gama de emociones en sus ojos. Aún quedaba una pizca de dolor, pero iba acompañada de un curioso cariño. Había algo más que no podía identificar, y parecía como si ella viera a otra persona cuando le miraba.

"Lo estoy pagando", afirmó ella, y la expresión de Naruto denotaba confusión. Esperó más aclaraciones, pero no las recibió.

"Pero...", empezó a preguntar más, reuniendo sus pensamientos para formular exactamente lo que quería decir, pero sólo pudo decidirse por una palabra: "¿Por qué?".

La mujer le miró durante un tiempo considerable, durante el cual pareció evaluarle. El ceño que frunció le hizo ponerse tenso, pues no sabía si la había molestado al cuestionar su acto de amabilidad. Sin embargo, ella no tardó en tranquilizarle alborotándole ligeramente el pelo. Se quedó helado al contacto y se quejó internamente cuando ella apartó la mano.

"La decencia común debería ser una expectativa y no un hecho afortunado, pero ése no es el mundo en el que vivimos, por desgracia", respondió ella finalmente. Naruto coincidió con esa apreciación, pero sus comentarios se vieron interrumpidos cuando ella habló en voz mucho más baja. "Sin embargo, estamos intentando cambiar eso".

"¿Puedo ayudaros?" preguntó Naruto, algo sorprendido por su respuesta. Sus ojos ámbar lo estudiaron con atención, y repitió su pregunta: "¿Puedo ayudaros a efectuar cambios a escala global?".

Intentó permanecer quieto y sereno bajo la mirada fija de la mujer. No estaba seguro de cuánto tiempo le había estado mirando, pero pudo ver un atisbo de una nueva expresión en sus ojos. No era inquietante porque no era acusatoria ni negativa. Sin embargo, la pilló murmurando algo sobre un "Yahiko".