La rosa de Panem, el apodo lo decía todo y a la vez nada, en realidad la vida de la joven era más compleja que el nombre que le dieron.
Pero no había más que decir, no para gente tan banal como los del capitolio; Katrina trataba de no culparlos, esa...
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Camine hasta donde mi hermana quedando a espaldas del rubio que parecía estar disfrutando el fastidiar a Katniss.
—¿Tu estilista se quedó sin materiales este año o se le agotó el presupuesto?— pregunté en sus espaldas cuando lo vi hablando con Katniss, Johana tenía razón, Finnick va casi desnudo, apenas y tiene algo que le cubre sus partes y el trasero.
El rubio se giró divertido, sonrisa que borró al notar mi traje, que es bastante decente comparado con el suyo.
Los puños del rubio se apretaron mientras daba pasos lentos para acercarse a mi.
—Al parecer a mi estilista le paso lo mismo que a la tuya— susurró coqueto, pero la molestia estaba presente en su mirada, gire mi cabeza y vi en mi detrás a Gloss, Kol y Tobías, ambos eran asesinados por la mirada de Finnick al no despegar la vista de mi trasero.
Me odian y aun así parece que no son capaces de retirar sus miradas de mi, como me desagradan.
—Ya escucho a las mujeres del público, supongo que esa es la estrategia— Finnick sonrió regresando su atención a mi antes de llevar su mano y acariciar mi mejilla suavemente.
—Le decía a Katniss que no conozco sus secretos, dime Katrina ¿Tienes secretos que no sepa?— sonrió alejando su mano de mi —Ninguno, todos aquí saben todo de mi— el rubio asintió divertido antes de alzar un terrón de azúcar frente a mi, no pude evitar sonreír mientras elevaba mi ceja.
—¿Quieres uno? después de todo ya no tenemos muchas oportunidades de comer algo dulce— negué divertida mientras él acercaba el terrón de azúcar a mi boca, abrí la boda y deje que Finnick me diera el terrón de azúcar, la mirada de Kat detrás de él me regresó a la horrible realidad mientras mascaba el azúcar.
Mi hermana está confundida y sorprendida de la interacción que estoy teniendo con Finnick, no la culpo imagino lo extraño que ha de ser ver que interactuamos de esta manera cuando se supone que apenas y nos conocemos.
Peeta se acercó a nosotros con Cinna a su lado derecho y Vienna al izquierdo, los tres lucían confundidos por lo que veían.
Aunque los tres están al tanto de la relación que mantengo con Finnick.
Finnick se dio la vuelta para mirar a mi hermana antes de agarrar otro cubito de azúcar.
—Por cierto, lamento que hayas cancelado tu boda... se lo destrozada que debes estar— si Finnick sigue sin estar convencido de su eterno amor, habrá muchos más como él —Tengan un buen día— se despidió comiendo su terrón de azúcar antes de guiñarme el ojo.
Saludo a Peeta que lo miraba confundido y se fue volteando ligeramente para verme, o mejor dicho para verificar si yo seguía viendo como se iba, me dan ganas de matar a su estilista.
—¿Qué quería?— preguntó el rubio —Saber mis secretos— respondió mi hermana antes de mirarme intrigada —Tiene que hacer fila— bromeó Peeta para distraer a su novia.
