¿Que cosa estarías dispuesto a hacer solo por dinero?.
Edgardo se ve en la obligación de conseguir el dinero sufieiciente para evitar que el gobierno embargue el hogar qué su madre tardo tanto tiempo en conseguir, lastimosamente los acontecimientos...
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Bajo la luz de la luna
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Edgardo observaba con ternura a Alice, luego de aquella repentina pregunta se disculpó e intentó cambiar el tema de la conversación pero Edgardo no se lo permitió.
- Es Gina. - Comenzó a hablar él. Alice únicamente lo miraba, prestando atención a su conversación. - Es mi mejor amiga desde que era pequeño, crecimos juntos.
Alice asintió, se sentía completamente incomoda por su pregunta, seguramente Edgardo ahora debía tenerla en un concepto errado o pensar que era un chica completamente celosa y entrometida.
- Entiendo. - Respondió Alice con algo de pena. - Lamento si fui entrometida, yo...
- No,no,no. - Edgardo la interrumpió. - Esta bien. - Sonrió. - Estamos conociéndonos, es normal que quieras saber quien es ella.
Alice sonrió. se sentía completamente nerviosa, la presencia de Edgardo la hacía sentirse así, su mirada fija en ella, su forma de hablarle, no quería imaginarse como estaría si él decidía darle un abrazo o solo estrechar su mano.
- Perdón. - El mesero interrumpió el silencio que había entre ambos. - Un fiesta pagana para ti. - Dijo colocando una gran copa de helado frente a Alice. - Y una tristeza de verano para ti. - Repitió la misma acción en dirección a Edgardo.
- Gracias. - Dijeron ambos al mismo tiempo. El mesero sonrió y sin más se marchó dejándolos solos nuevamente.
Ambos observaron atentamente sus copas de helado, cada una completamente diferente a la otra, fiesta pagana venía con helados de colores vividos, por sus colores se podría deducir que serían helados de maracuya o mandarina, la decoración era bastante producida, haciendo ver aquel helado bastante atractivo a la vista.
Por otro lado estaba tristeza de verano, el cual sus helados venían en diferentes tonos de azules, algunos millows decorando la parte de arriba. Realmente trataba de dar esa impresión de tristeza.
- El tuyo se ve bien. - Dijo Alice dándole un vistazo rápido al helado de Edgardo, este sonrió.
- El tuyo también. - Sonrió. - Ya sabes que debemos hacer. - Propuso divertido.
El tiempo en la heladería fue bastante corto, puesto que los dos compartieron de sus helados ocasionando qué estos se terminaran más rápido de lo normal. A pesar de que no hablaron mucho durante su estadía en el lugar, ambos tenían una conexión inexplicable.
- Bien, nuestra siguiente para es...- Edgardo hizo una pausa de suspenso la cual ocasionó que Alice riera. - ¡El cine!.
- ¿Cine?. - Preguntó algo confundida Alice. - ¿No crees que es un poco tarde?.
- Para nada. - Edgardo la invitó a caminar, el cine no se encontraba tan lejos de la heladería, esas eran las ventajas de vivir en un pueblo. - Son a penas las cinco y media.
