Margaret jadea, las paredes se cierran a su alrededor.
Siente que su pecho va a estallar.
Sus manos tiemblan mientras busca su teléfono. Lo desbloquea de manera torpe, y, sin pensar, marca el primer número que aparece en la pantalla. El zumbido del tono de llamada apenas logra calmar su caos interno.
Una voz familiar responde al otro lado. "¿De quién es?" No lo sabe, pero el alivio que le provoca esa voz es innegable.
"¿Amor? ¿Sucede algo?" pregunta él, con un tono preocupado.
"Tienes que venir... ahora. Te necesito", dice Margaret con la voz entrecortada, la urgencia fluyendo en cada palabra. No espera una respuesta. Antes de que pueda procesarlo, cuelga.
Una sensación de tranquilidad la envuelve al recordar las últimas palabras que escuchó. "Voy en seguida. Todo estará bien. Fue un mal sueño." De alguna manera, esas palabras logran hacerle sentir que todo está bien, como si el caos hubiera pasado y lo peor fuera un mal recuerdo.
Lentamente, una sonrisa se dibuja en su rostro.
Y entonces, algo irrumpe dentro de ella.
Comienza a reírse, una risa profunda, liberadora, que no había sentido en años. Casi olvidó lo que se siente ser feliz sin razón aparente. Margaret se pone en pie, busca su reproductor de música, y deja que el ritmo de "Murder on the Dancefloor" invada la habitación.
Se mueve con soltura, sus caderas siguen el ritmo y su voz se une a la de Sophie Ellis-Bextor. Abre el refrigerador, esperando encontrarlo vacío, pero para su sorpresa está lleno, rebosante de comida fresca.
Sin pensarlo dos veces, agarra un pollo, lo lleva a la boca y da un mordisco enorme, mientras sigue bailando como si estuviera en una pista de baile, sintiéndose viva nuevamente.
Se encuentra en medio de la sala, vestida con una bata de dormir de seda rosa, ligeramente arrugada, se sitúa frente a un espejo enorme.
En una mano, sostiene un pollo asado que ha estado picoteando distraídamente, y en la otra, una copa de champán medio llena que burbujea alegremente. La música de "Murder on the Dancefloor" suena a todo volumen, resonando en las paredes.
Con los primeros acordes, ella se mira en el espejo con una sonrisa de satisfacción, completamente inmersa en su propio espectáculo.
De repente, lanza la cabeza hacia atrás con dramatismo, imitando los movimientos elegantes de Sophie Ellis-Bextor.
Da un paso hacia la mesa del comedor, dejando el pollo a un lado, y sube de un salto, tambaleándose un poco mientras alza la copa. Comienza a bailar con movimientos exagerados y coquetos, girando y señalando al espejo como si fuera su audiencia más devota.
Se inclina hacia adelante, la bata ondea y sus pies descalzos golpean la madera de la mesa, mientras mueve las caderas al ritmo de la canción.
Cada gesto es grandioso, con una teatralidad cómica, haciendo como si la copa fuera un micrófono. De vez en cuando, mira el pollo que dejó a un lado, riéndose para sí misma, y agita la pierna al aire como si fuera parte de una elaborada coreografía.
En el esplendor de su "mood", paseándose por el centro de su gigantesca sala de estar en bata de dormir. Es la típica mansión que parece tener más habitaciones de las que podrías contar en un solo día.
Pero, en este momento, para ella, todo eso no importa.
¡Es su momento!
Con movimientos exageradamente delicados, agarra unas gafas de sol enormes, se las pone, y de inmediato se transforma. ¡Es una super modelo de la talla de Naomi Campbell en plena pasarela!.
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Nuestro jardín de gardenias || BORRADOR
RomanceMargaret Kelson, una mujer en sus plenos treinta años, soltera y desempleada, se despierta un día en una vida que no reconoce: está casada con Andrew Wade, un exitoso empresario multimillonario que no puede dar un paso sin la asesoría de su esposa y...