Querida Lucía,
Te escribo estas palabras desde el fondo de mi corazón, aunque me duele pensar que serán las últimas que comparto contigo. No sé cómo explicarte todo lo que estoy viviendo, todo el sufrimiento que he soportado en silencio, pero ya no puedo seguir callando. Javier, ese hombre que una vez pensé que podría amar, se ha convertido en mi peor pesadilla. Cada día es un tormento, cada noche un abismo del que no logro salir.
Me obligaron a casarme con él, y desde ese día, mi vida dejó de ser mía. Sus insultos, sus golpes, su desprecio constante... todo ha destruido la persona que alguna vez fui. Ya no queda nada de aquella chica alegre y llena de sueños que tú conocías. Me siento como una sombra, un reflejo roto que apenas se sostiene.
He intentado ser fuerte, Lucía. Pensé en todas las risas que compartimos, en nuestras charlas interminables, en los planes que hicimos para el futuro. Pero ni siquiera esos recuerdos han logrado darme la fuerza que necesito para seguir. La oscuridad que él ha sembrado en mi corazón es demasiado pesada, demasiado profunda.
Quiero que sepas que te quiero, que siempre te quise. No quiero que sientas culpa por lo que estoy a punto de hacer. Esta es mi decisión, la única que me queda para escapar de este infierno. No quiero que me recuerdes como una víctima, sino como la amiga que alguna vez te acompañó en tantas aventuras.
Cuida de ti misma, y por favor, sigue adelante. Sé feliz por las dos.
Con todo mi amor,
Marta