iii. the girl next door . . .

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tiziana
04/04/2024





Es re lindo todo acá, te juro que lo amarías—le dije a Joaco por medio del teléfono.

La brisa costera soplaba en mi cara a la vista del mar, mi celular estaba apoyado contra el florero de cerámica que mis tíos tenían sobre la mesa del patio. Joaco por su parte estaba en su escritorio, recién llegado de la facultad y acomodando todo para ponerse a estudiar.

—Sino fuera por los gallegos de mierda . . .—comentó él acomodando la yerba del mate—. Te juro que no se me viene un grupo de gente tan insoportable como los españoles; encima son todos youtubers gritones.

—Mi prima es española, tarado—me hice la que lo miraba mal—. ¿Estás diciendo que mi prima es una gritona insoportable?

—Sabés que no, Ti—ahora el que me miraba mal era él, como no pudiendo creer que pensara que sería capaz de pensar mal de mi prima-. Tu prima es como una copia tuya, imposible que me caiga mal.

—Hagamos que te la dejo pasar, pero ojota que solo yo puedo bardear a Agustina—le advertí medio en broma.

Seguimos hablando de cosas aleatorias como hacemos siempre, entrelazando algunos "te extraño" y "te amo" en medio de nuestra conversación. El sol ya se iba escondiendo, haciendo que mi cara se vea iluminada por un leve tono rosado que logró sacar una sonrisa boba en el rostro de Joaquín.

—Sos tan linda, te re iría a llenar la cara de besos—dijo mi novio desde Montevideo.

—Dejá de decir cosas que me hacen extrañarte, Salchicha—repliqué con el sobrenombre que le puse en el primario—. Me dan ganas de volver an Uruguay a que me estrujes con un abrazo; y ambos sabemos no puedo volver ahora.

Joaco me respondió algo que seguro era re tierno, pero no le pude prestar mucha atención porque nuestro vecino, Pau, salió corriendo de su casa en dirección a la nuestra. Parecía que se estaba cagando de la risa, pero su cara estaba toda roja así que se me hizo imposible no preocuparme. Finalmente se frenó enfrente mío, tratando de recuperar el aire y calmar sus carcajadas.

—Hola, Ti—me saludó todavía un poco agitado.

—Hola, Pau—le devolví el saludo—. ¿Qué haces acá? No sabía que venías.

Del otro lado de mi videollamada, Joaquín hacía cara de pocos amigos. Imaginando la causa de su expresión, le señalé a Pau con las cejas el celular, para que pase a ver a Agus de una vez por todas. Milagrosamente captó la señal al toque. Porque, pobre, aveces le cuesta un poco eso de hacer sinapsis.

Sin dar más vueltas se adentró a la casa de mi tío como si fuese la suya. Juzgaría, pero apuesto a que él estuvo más tiempo en esta casa que yo.

¿Quién era ese ñoqui?—escuché a Joaco—. ¿Qué quería?

Dios mío, que celoso este pibe.

Es el vecino de mi tío, tarado—expliqué un poco estallada de la risa—. Es bastante amigo de Agus, así que seguro le vino a contar algo an ella.

—Ah, bueno—no se si lo compró mucho, pero se ve que sí lo suficiente como para dejar ir el tema—. Volviendo a lo de antes, ¿qué canciones estuviste practicando estos días?

shakes; FRANCO COLAPINTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora