v. what the fuck . . . ?

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tiziana
05/04/2024





Me despertó el tono de llamada de mi celular sonando. No entendía nada, ¿qué hora era? Entre lo que tardé en entender mis alrededores perdí la llamada, pero no tardó en aparecer otra. Al girarme a agarrar el celular, vi que eran las seis y media de la mañana. ¿A quién chota se le ocurre llamar a esta hora? A Joaquín, al parecer, porque efectivamente él era quien hacía sonar mi celular.

No pude evitar preocuparme, ¿habría pasado algo? Me apuré en contestarle, aunque el sueño me volvía medio torpe.

—¿Joaco? ¿Todo bien? ¿Pasó algo?—pregunté preocupada pero aún con voz de dormida escuchando su respiración agitada del otro lado de la línea.

—Me tenés que estar re jodiendo, ¿interrumpo tus dulces sueños?—masculló enojado por lo bajo, aunque lo pude escuchar.

¿Qué carajos?

¿Eh?

Cortamos, Tiziana—soltó como si nada, como si todos los años que estuvimos juntos hubiesen sido simplemente segundos.

Si ya de por sí estaba confundida por el sueño, sus palabras me cayeron como un balde de agua fría, dejándome perpleja. ¿Qué remil carajos?

¿Qué?—traté de sonar calmada, capaz solo salió y está borracho—. No estoy para tus bromas, Joa. Me acabo de despertar y no entiendo nada.

—No te estoy haciendo ninguna joda, pedazo de cínica—en su tono de voz solo se podía escuchar bronca y enojo—. Cortamos, no estoy como para que me veas la cara de boludito.

—¿Verte la cara de boludo? ¿De qué hablás Joaquín?—ahora yo también estaba enojada, ¿qué flasheó este pelotudo como para cortar así de la nada y encima echarme la culpa a mi?

—¡Dios! ¿No podés dejar de hacerte la boluda por dos segundos?—gritó. Menos mal que no tenía la llamada en altavoz porque sino despertaba a toda la casa entera.

—¿Qué te pasa, flaco?—intenté bajarle los humos sin alzar la voz—Me llamás a las seis de la mañana, borracho, diciendo boludeces, ¿y encima tenés el tupé de gritarme? Hacete ortear, bobo.

—Ni estoy borracho, ni estoy diciendo boludeces—logró bajar su tono de voz, pero siguió hablándome para el orto—. Cortamos, Tiziana. Fin del asunto.

—Perfecto, Joaquín—respondí como una total dolida—. No me vengas a buscar nunca más, cagón. A tu próxima novia al menos cortale en persona, no por llamada.

—No puedo creer como te aguanté tanto tiempo—respondió de igual manera—. Mandale saludos de mi parte, le dejo mis sobras.

Cortó, dejándome completamente angustiada y más confundida de lo que estaba antes de contestar el teléfono. Por suerte pude contener mis lágrimas durante la llamada, pero apenas terminó se me hizo imposible. Un montón de preguntas daban vueltas y vueltas en mi cabeza.

¿Tantos años tirados como si nada de un día para el otro? ¿Tan descartable era lo nuestro para Joaquín? ¿Qué pasó para que de la nada decida terminar todo? ¿A quién concha me dijo que le mande saludos?

shakes; FRANCO COLAPINTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora