Capitulo 7

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Narra Hana Sakura

Su mirada, esos ojos verdes encantadores eran mi perdición. Era la combinación perfecta, una noche fresca, el cielo nublado y la luz de las farolas iluminando nuestros cuerpos con una tenue y acogedora luz.

Siento como coge mis manos entre las suyas y yo entrelazo nuestros dedos con un poco de duda. Nuestras miradas no se despegan ni un momento y con cada segundo que pasa nos acercamos más y más. Es entonces cuando una gota caer sobre mi rostro seguido de muchas más que empapan la ciudad en cuestión de segundos. Esa es mi señal para dejar de mirar esos ojos y mirar hacia el cielo. Aún con nuestras manos entrelazadas, cierro los ojos y disfruto de las gotas que golpean con suavidad mi cara, eliminando así cualquier rastro de lagrimas resecas.

- Vamos - Noto un tirón en mi mano y vuelvo a prestarle todo mi atención a Togame. Se encuentra de pie delante de mi y estira mi brazo con suavidad - No quiero que nos enfermemos. Aún queda todo el invierno para eso. - sonríe levemente tras guiñarme un ojo a modo de broma.

- Si, supongo que si.

Me levanto con su ayuda y entes de que me de cuenta nos encontramos corriendo por la calle como dos niños pequeños. De la sorpresa suelto un grito pero este es rápidamente sustituido por mi risa. Al parecer a él también le causaba gracia la situación ya que en cuestión de segundos ambos nos estábamos riendo como dos locos mientras corríamos por las calles en plena madrugada.

No sé hacia donde vamos, pero no podría importarme menos. No reconozco ninguna de estas calles pero la vista que me regalan es increíble. Ver la luz de las farolas pasar velozmente mientras nosotros avanzamos a grandes zancadas es de cierto modo reconfortante. Siento como... como si yo tuviera el control, el control de mi propia vida. Como si finalmente fuera libre.

Togame para en una especie de túnel o puente, al estar por debajo este nos proporciona un lugar seco en el que descansar y recuperar el aire.

- ¿estas bien?

- S-sí es-esque agh, hacia mucho agh, mucho tiempo que no corría así. - me siento apoyando mi espalda en la pared mientras normalizo mi respiración, o eso intento.

- Ja, corres bastante para ser tan pequeña. No me lo esperaba. - sonríe de costado

- Bueno, supongo que huir de los matones de la escuela tiene sus beneficios.

- ¿Te molestaban en la escuela?

- ¿Enserio me lo preguntas? Tu me has visto. Soy la diana perfecta para los abusones. El fenómeno perfecto para sus burlas... el bicho raro.

- Yo no lo veo así. Creo que es genial que seas así. Los rasgos físicos no te definen como persona, aunque si cuentan una historia. En tu caso una historia llena de tristeza. ¿O me equivoco? - Me rio interiormente de su afirmación ya que ha dado en el clavo. Niego con la cabeza y clavo mis ojos en los suyos.

- ¿Ahora que eres, adivino o algo así? - niega con la cabeza con una sonrisa en la cara pero no dice nada. En cambio se sienta a mi lado.

Nos quedamos en un silencio demasiado cómodo como para ser real. El sonido de la lluvia se vuelve la protagonista en nuestra conversación. Con tanta paz de golpe los párpados empiezan a pesarme y la cabeza se vuelve un peso imposible de sostener. Inclino mi cabeza hacia Togame y me apoyo en su hombro. "Huele bien" es lo primero que me viene a la mente. Se trata entre una pequeña mezcla entre algo fresco y lo dulce, ni tan fuerte como para que se vuelva un olor empalagoso pero si para que se vuelva adictivo.

- Porque hablas conmigo? No te doy miedo o asco? - pregunto aun con los ojos cerrados. Noto como gira su cabeza y apoya su barbilla encima de mi cabeza. Luego esa voz arrastrada y profunda se hace presente.

Come here, little bunnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora