La puerta de la oficina se cerró con mucho esfuerzo. Dazai cayó rendido en el sillón y Kunikida fue hasta su silla para dejarse caer en su escritorio a descansar un momento, jurando volver al trabajo en un momento.
—¿Una misión larga?— Dijo Naomi apareciendo con dos vasos de agua fresca para ambos y con una sonrisa en la boca veía como Kunikida bebía el agua de un solo trago.
—Reemplazar a Rampo-san es agotador...— Concluyó Dazai tomando el vaso con cansancio.
—Más cuando el oficial que está a cargo del caso está comparándonos todo el tiempo con su detective favorito.— Secundó Kunikida dejando el vaso sobre la mesa y abriendo su laptop para volver al trabajo, había sido suficiente descanso.
—¿Enserio? Entonces es un grosero que no respeta nuestra agencia.— Dijo la chica haciendo un puchero y volviendo a la pequeña cocina para dejar los vasos.
Rampo había tenido que ir hasta Okinawa con Tanizaki para un caso que se alargó por estar ligado con otros criminales y mientras eso pasaba los casos de la policía no dejaban de ser delegados a la agencia de detectives. Era agotador hacer el mismo trabajo que haría Rampo en un día en menos de una semana. Y se suponía que le habían dado incapacidad por el reciente nacimiento de su bebé pero lo solicitaban cada dos por tres estos días. Dazai se desplomó en el sillón por el cansancio acumulado, primero su bebé no dejaba de llorar puntualmente a las tres de la mañana y no paraba hasta las cinco, después estaba este trabajo y mientras ellos hacían el trabajo de Rampo había una comisión privada en curso.
Estando ahí, contemplando el techo con el cansancio acumulado de tres semanas, recordaba sus días en la mafia. Mori lo explotaba laboralmente de día y en su mayoría en la noche... Pero le daba días extra de descanso después, pero como veía este asunto ese mes que tenía libre se acababa en una semana y después de eso tendría que volver al trabajo normal (Aunque no hacía mucho Kunikida era fastidioso con el papeleo).
—... Parece que no volveré a dormir bien en un largo tiempo...— Dijo al aire sus pensamientos para después sentir como su teléfono vibraba. Queriendo unirse en el sillón contesto con desgana.
—¡¿Cuánto más te tardarás con lo que te pedí?!¡El niño no deja de llorar, maldito padre desobligado!— El alarmante tono del otro lado de la línea lo hizo levantarse del sillón con rapidez y marearse un poco en el proceso.
Su mente sufrió un colapso. ¿Qué fue lo que le pidió Chūya?¿Cuando?¡¿En qué momento?! Miro hacia los lados eufórico y corrió a su escritorio donde, guardada entre montañas de trabajo pendiente, estaba la lista que le había dado Chūya esa mañana. Leyó con rapidez la lista y algunos artículos llamaron su atención.
Pañales, pomada para las rozaduras, talco...
Se dió un golpe en la frente y supo que era su fin. La misión lo había distraído tanto que olvidó por completo los encargos de Chūya para ese día.
—Ya voy en... En...
—¡¿En dónde carajos estás, Osamu?!— Un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza cuando escucho su nombre de pila en ese tono tan frío y furioso de su babosa. Encomendaba su alma a Odasaku que estaba en el cielo.
—De camino...— Los fuertes sollozos de su bebé en el fondo lo hicieron sentir tan culpable que se apresuró a tomar sus cosas del escritorio y salir corriendo de la agencia dejando a todos tan confundidos como curiosos por todo lo que había estado diciendo.
—¡Más te vale que estés aquí en diez minutos o te enseñaré que mis años en la Port Mafia no han sido en vano!— Y colgó inmediatamente.
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La gran aventura del Soukoku
FanficEran la pareja del doble negro. Hacían estrategias en segundos, acabaron con una organización entera en una sola noche, eran diamantes en bruto que cuando chocaban revelaban el fulgor del otro, siempre el dúo mas poderoso de Yokohama y atrevidamente...