La gran aventura del Soukoku

DÍA 9: SEXO EN EL EMBARAZO

AVISO: Capítulo +18. Léase bajo su responsabilidad.

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Había cosas que estaban fuera del control de Chūya. En este último tiempo, varias cosas de hecho. Por ejemplo, no controlaba lo que se le antojaba, no controlaba cuando quería orinar, no controlaba sus necesitadas muestras de cariño hacia Dazai. Había muchas cosas que no controlaba, como ahora...

Un fin de semana, libres ambos, sin mucho que hacer... Dazai decidió hacer algo productivo con su existencia y se puso a sacudir los muebles y lavar algo de trastes, ahora mismo estaba con una cara de aburrimiento que no podía con ella pero limpiaba la mesa ratona de la sala de estar y Chūya no podía evitar pensar que Dazai se veía terriblemente sexy a sus pies, arrodillado frente a el.

El maldito siempre fue más alto no importaba que, siempre fue el más listo y el más astuto, parecía que en la Port Mafia el siempre sería la sombra de Dazai y tenerlo así, arrodillado frente a él lo hacía sentir que tenía el poder sobre el Demonio prodigio.

A cada momento que pasaba su respiración se volvía más y más acelerada, imaginando que podía hacerle a Dazai mientras lo montaba, en ese momento parecía olvidar que tenía un abultado vientre de seis meses, necesitaba al idiota frente a el como nunca imaginó desearlo.

—Oye... ¿Qué hay de la habitación?— Le dijo moviendo su pie despacio hacia Dazai.

—¡Aaaaashh! Si... Ahora voy a sacudir un poco.— Respondió ajeno a lo que pasaba por la mente de Chūya.

—Espera un rato, se desordenara de todos modos.

—Pero si acabamos de tender la cama...— A cada palabra su voz se hacía más baja pues sentía como el pie de Chūya estaba colándose entre su entrepierna.

—Y... ¿No quieres destender la cama de nuevo?— En este punto su voz se había vuelto grabe y seductora. Dazai jamás pudo resistir que hablara de esa manera, se sentía desfallecer cada que Chūya tomaba la iniciativa.

—Oh... Me encantaría, pero me esforcé en arreglarla para ti.— Dazai dejo de lado el trapo con el que sacudía la mesa y se arrodilló frente a Chūya por completo.

—Vaya esfuerzo.— Chūya acaricio su cabello castaño y sus ojos se entrecerraron. Ya no podía controlar los rápidos latidos de su corazón.

Dazai comenzó por meter su mano debajo de los pantalones deportivos que traía Chūya y acariciar su piel muy despacio, disfrutando la suave textura y haciendo a Chūya suspirar. Fue subiendo lentamente con sus caricias, llegó a sus muslos y entonces Chūya soltó un suspiro placentero. Movió su cuello y recostó su cabeza en el respaldo del sillón, cerró los ojos y se daba cuenta de que Dazai seguía subiendo, hasta llegar a esa zona donde estaba más sensible que de costumbre.

—¿Quieres moverte un poco?— No noto cuando Dazai ya estaba tan cerca de su cuello que podía sentir su piel, su respiración tan acelerada e irregular como la suya, su calor era tan intenso que no podía pensar en nada más. Así que hizo lo que dijo, se movió un momento para arriba y se abrazo de la espalda del castaño.

Dazai aprovecho el movimiento y le quitó los pantalones tan lento como lo venía haciendo desde que empezaron. Pero quería que fuera más rápido, era AHORA que necesitaba a Dazai. Apretó la camisa del castaño y se esforzaba por acelerar un poco las cosas comenzando a mover la cadera un poco sobre la entrepierna de Dazai, aunque un gemido salió de su boca cuando sintió las manos de Dazai en las nalgas. Maldito sea, siempre le encantó que le apretara y lo sabía bien.