DÍA 22: EL BEBÉ NO DUERME

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"¿Podrían la plata, el oro y las joyas ser tesoros tan hermosos como los niños?"
Manyoshu, Yamanoue no Okura (660 - 773)

Chūya recuerda muchas cosas acerca de el día en el que le dieron el trabajo en la Port Mafia más allá de ser el mandadero, había muchas cosas que contar de ese día, pero lo que más recuerda es la sensación que le dió al saber que su trabajo se trataría de vender joyas del mercado negro, esas joyas olvidadas y escondidas del mundo, joyas que eran reclamadas para ser admiradas por unos únicos ojos juzgadores. Su primer trabajo fue llevar hasta el punto de extracción una airosa noche en el puerto un maletín donde llevaba un pequeño fragmento del famoso "Ópalo de Fuego" que venía en las especificaciones, el hombre de aspecto extranjero frente a él compro en una subasta clandestina por 30,000 millones de yenes.

Desde ese día vivió para ver el brillo y el lujo que las joyas podían ofrecer. Recuerda sentirse nervioso en ese primer día de trabajo, llevaba un objeto importante que si arruinaba, su vida no dudaría mucho más de una noche. Llevaba en sus manos un objeto delicado y le hizo pensar cada uno de sus movimientos más de dos veces, justo como esos primeros días en los que llevaba en brazos a su primogénito, a su pequeño hijo del que ahora estaba algo lejos...

Volvió a suspirar, culpandose de la estupidez que había hecho una vez el y Kouyou estaban lo suficientemente calmados. Sabía que a este tiempo Dazai ya se habría dado cuenta de su ausencia y tal vez lo estaría buscando como desquiciado e intento llamarlo para decirle que volvería pero el teléfono solo lo mando a buzón de voz y se rindió después de un rato, ya preocupado agradeció a Kouyou pero en cuanto intento volver, ella lo tomo fuerte del brazo y le obligó a vestir algo decente para que la acompañará a una importante transacción, en un museo, Kouyou siempre arreglaba los problemas con trabajo una manera de volver al compañerismo y todo tan discreto como siempre, según decía ella. Se sentía como el novato de ese día del Ópalo, siendo vigilado por su maestra quien seguía cada uno de sus pasos.

Estrechó la mano y dió las reverencias necesarias al cliente frente a él, hizo todo el tedioso procedimiento de pintar en su rostro una sonrisa ensayada y superficial mientras tenía el porte de un verdadero ejecutivo, hace tiempo que no lo hacía y sin embargo no había perdido tanto la practica del arte de negociar.

Un trato que tuvo el efecto esperado y tendrían una compra en el puerto un par de días después. Mientras Kouyou hacia las especificaciones para el trueque, el deambuló por el museo, había lo de siempre, exposiciones aquí y allá, pinturas antiguas, bustos de antiguos guerreros, sus armas colocadas con cuidado y maniquíes vistiendo los kimonos y ostentosos trajes de la época feudal de Japón. Nada fuera de lo normal hasta que paso frente a la sala de caligrafía y decidió entrar. Una sala solo iluminada por lámparas de tonos cálidos y asemejando velas, las largas tiras de papel que contenían inscritos poemas en caracteres intrincados a tinta negra, en cuanto vio los poemas armonicos a el mismo le entraron ganas de escribir, de vez en cuando lo hacía. Paseo un poco por la sala sintiéndose en el limbo: Intranquilo por saber cómo estaban sus chicos y a la misma vez en un estado de reposo por la reciente "plática" con Kouyou, era extraño, escuchaba a la gente a su alrededor y a la vez no, sentía y no a la vez. Estaba en un estado de la conciencia ausente, hasta que su mirada solo se clavó en uno de los papeles que colgaban del techo: Un papel diferente a los otros, este parecía más antiguo incluso amarillento por los años, tenía solo una palabra escrita en el pero era grande, parecía el más grande de entre todos los demás pero todos a su alrededor pasaban de el.

En ese papel estaba escrito "宝物". Dos caracteres, el significado de algo preciado, un objeto precioso, un tesoro...

Pensó inmensamente en su familia. El trabajaba en la industria de las joyas y su vida se había limitado a eso por mucho tiempo, las piedras preciosas y el arte eran su tesoro pero ya no lo eran más, ahora el único tesoro que resguardará sería a su pequeña familia. Sonrió con nostalgia y la pregunta de Dazai la noche anterior llegó a su cabeza.

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