Desde que SeokJin tenía uso de razón, su hermano mayor, SeokJung, había sido su héroe. SeokJung era la definición del éxito en la familia: un doctor comprometido, dedicado a su profesión, que trabajaba largas horas en el hospital, salvando vidas y ganándose el respeto de todos a su alrededor. SeokJin lo veía como su ejemplo a seguir, alguien cuya vida estaba llena de propósito y significado. Pero, a pesar de su admiración por su hermano, SeokJin se encontraba feliz con su propia vida sin tenerle envidia alguna, era diferente pero igualmente valiosa. Pasaba sus días en el pequeño restaurante de su familia, un lugar cálido y acogedor donde los clientes siempre se iban con una sonrisa, en parte gracias a la dedicación con la que él y sus padres los atendían.
Aunque SeokJin disfrutaba de su trabajo en el restaurante, no se conformaba solo con eso. Encontraba una profunda satisfacción en el voluntariado, una actividad que reflejaba lo que verdaderamente significaba vivir para él. El voluntariado era su manera de devolver al mundo algo de lo bueno que había recibido, de conectarse con personas que estaban pasando por momentos difíciles y hacerles saber que no estaban solos. Desde meses atrás, forma parte de una comunidad organizada por NamJoon, el novio de su mejor amigo HoSeok. NamJoon tenía una manera especial de inspirar a las personas a dar lo mejor de sí mismas, y SeokJin se había unido a este grupo de voluntarios con entusiasmo, dispuesto a hacer una diferencia en la vida de aquellos que más lo necesitaban.
Aquella tarde, SeokJin se preparaba para una actividad de voluntariado especial: visitar el hospital donde trabajaba su hermano SeokJung. La tarea consistía en llevar un poco de alegría a los niños enfermos, organizando actividades de manualidades y juegos que les permitieran olvidar, aunque fuera por un momento, el peso de su enfermedad. Había estado pensando en esta visita durante días, planeando cuidadosamente qué actividades serían las más divertidas y reconfortantes para los pequeños.
El restaurante estaba tranquilo en ese momento, los clientes ya se habían marchado, y SeokJin aprovechó para entrar a la pequeña sala trasera donde se guardaban los ingredientes frescos y el equipo de cocina. El dulce aroma de los pasteles recién horneados aún flotaba en el aire, y una ligera capa de harina cubría su delantal. Con movimientos tranquilos, comenzó a desatarse el delantal y a quitarse el gorro de repostero, revelando su cabello ligeramente despeinado después de un largo día de trabajo.
—¿Terminaste ya, hijo? —preguntó su madre, asomándose por la puerta con una sonrisa cálida en el rostro mientras se limpiaba las manos con un trapo de cocina.
—Sí, mamá. Ya está todo listo —respondió SeokJin, colgando el delantal en su lugar habitual y sacudiéndose la harina de las manos—. Pero hoy me voy un poco antes.
—¿Es por el voluntariado? —intervino su padre, quien estaba revisando algunos papeles en el mostrador—. HoSeok y NamJoon han organizado algo nuevo, ¿verdad?
—Así es, papá —SeokJin asintió mientras se ponía su chaqueta—. Esta vez vamos al hospital donde trabaja SeokJung. Vamos a hacer algunas actividades para los niños que están hospitalizados. Probablemente me tome un poco más de tiempo del habitual, así que es posible que llegue tarde esta noche.
Su madre, con una expresión de orgullo y ternura, se acercó a él y ajustó su chaqueta como si todavía fuera un niño pequeño. Ajustándole la postura de la espalda con sus manos.
—Eso suena maravilloso, Jin. Estoy segura de que esos niños agradecerán mucho lo que haces por ellos —dijo, acariciándole la mejilla con una mano cálida y suave—. Solo asegúrate de cuidarte también, ¿de acuerdo? No queremos que te agotes demasiado.
—Lo sé, mamá —respondió SeokJin, sonriendo con afecto—. Prometo que me cuidaré. Además, NamJoon y HoSeok estarán conmigo, así que estaremos bien.
Su padre asintió con aprobación, dejando de lado los papeles para acercarse también a él.
—Siempre has tenido un gran corazón, hijo. Es algo que admiramos mucho de ti —dijo, posando una mano en el hombro de SeokJin—. Pero recuerda que también necesitas descansar. Si en algún momento te sientes cansado, no dudes en volver a casa. Tu madre y yo te estaremos esperando con una rica comida casera.
—Gracias, papá. Me aseguraré de no excederme —respondió SeokJin con una sonrisa, sintiendo el cálido apoyo de sus padres.
Con una última mirada cariñosa hacia ambos, SeokJin se dirigió hacia la puerta trasera del restaurante, preparándose para enfrentar la noche con el mismo entusiasmo y dedicación que había puesto en su trabajo ese día.
—Los quiero —dijo antes de salir, sabiendo que esas simples palabras transmitían todo lo que sentía en ese momento.
—Nosotros también te queremos, hijo. Cuídate mucho —respondió su madre, mientras su padre asentía, observando con orgullo y cariño cómo su hijo menor se marchaba del establecimiento.
Con el corazón ligero y lleno de motivación, SeokJin salió del restaurante, listo para llevar un poco de alegría y consuelo a aquellos que más lo necesitaban esa noche, sabiendo que su familia siempre lo apoyaría.
Con dedicación
para
Tete Osito!
ESTÁS LEYENDO
The Light Is Coming - YoonJin
Fanfiction"SeokJin, un joven dedicado al voluntariado, encuentra un nuevo propósito cuando conoce a YoonGi en el hospital, un paciente que esconde su tristeza en ira. A través de sus visitas, SeokJin descubre cómo pequeños gestos de amabilidad pueden marcar u...