La sala estaba en silencio, pero no de ese tipo que te hace sentir incómodo, sino uno lleno de concentración y creatividad. Los niños, junto a sus padres y los voluntarios, se habían sumergido por completo en la tarea de dibujar sus animales favoritos. El crujido de los crayones sobre el papel y el suave raspar de los lápices coloreados llenaban el aire con una melodía rítmica y reconfortante.
NamJoon estaba sentado en el suelo, con una hoja extendida frente a él. Su ceño fruncido indicaba la concentración con la que estaba trabajando. Con movimientos precisos, dibujó un koala azul que dormía plácidamente en una hamaca. Pero no era una hamaca común; estaba colgada entre dos árboles altos en medio de un bosque frondoso. En una de las pequeñas manos del koala, dibujó un trozo de bambú, como si lo hubiera tomado de alguna rama cercana antes de caer en un profundo sueño. NamJoon le añadió pequeños detalles: hojas caídas en el suelo, el brillo suave de una luna en el cielo nocturno, y hasta un par de luciérnagas que revoloteaban alrededor. Cuando terminó, sonrió satisfecho.
A su lado, HoSeok reía suavemente mientras añadía los toques finales a su dibujo. Su ardilla era todo menos convencional. En lugar de los tonos marrones habituales, su ardilla era de un vibrante color morado. Pero eso no era todo; HoSeok había decidido darle un toque especial al disfrazarla como un caballo, con un traje azul y morado. La ardilla estaba de pie, como si estuviera a punto de salir a bailar, sujeta por un pequeño lazo que la mantenía en equilibrio. HoSeok pensó en la diversión y la energía que representaba para él este animal, siempre en movimiento, siempre alegre, y su sonrisa se ensanchó mientras contemplaba su obra.
Jimin, por otro lado, se mantuvo fiel a su estilo. Su dibujo era más sencillo, pero no por ello menos significativo. Había dibujado un perro blanco, dejando el cuerpo sin colorear para evitar salirse de la raya. El perro estaba vestido con un gran suéter amarillo, como si fuera un cálido abrazo en un día frío. Estaba parado junto a una caja en medio de la carretera, y aunque la escena parecía simple, el mensaje de cuidado y protección estaba claro en los detalles. Jimin repasó el contorno con un lápiz más oscuro, asegurándose de que cada línea estuviera en su lugar, y sonrió con satisfacción al terminar.
Danielle, sentada no muy lejos de ellos, también había dibujado un perro. Sin embargo, el suyo era un poco más fantasioso. Su perro llevaba una capa de superhéroe que ondeaba al viento, como si estuviera a punto de emprender una misión de rescate. La capa era de un rojo brillante, contrastando con el cuerpo marrón del perro. Mientras dibujaba, Danielle imaginaba que su perro era valiente y protector, capaz de enfrentar cualquier peligro para salvar a sus seres queridos.
YeonJun estaba concentrado en su dibujo, sus cejas ligeramente fruncidas mientras agregaba detalles al tigre que había imaginado en medio de una escena llena de peligro. El felino, de un naranja vibrante con rayas negras definidas, estaba rodeado de sombras, con una expresión feroz y alerta.
Danielle, a su lado, terminaba de colorear su perro con capa de superhéroe, y lo miró de reojo, notando la intensidad en su dibujo.
—Oye, Dani, ¿ves lo que está pasando aquí? —dijo YeonJun, señalando a su tigre con un leve gesto de la mano—. Creo que tu perro va a tener que salvar a mi tigre. Está atrapado y no tiene salida.
Danielle sonrió, levantando su dibujo para examinarlo junto al de YeonJun.
—Me parece una gran idea. Mi perro superhéroe no va a dejar que ese tigre se quede atrapado. Le doy un par de minutos para llegar al rescate —respondió con un tono divertido, imaginando la aventura que podrían crear juntos.
YeonJun asintió, su expresión suavizándose mientras compartía la idea con Danielle. Ambos volvieron a sus dibujos, susurrando planes sobre cómo el perro salvaría al tigre en su épica historia.
Al otro lado de la sala, la voluntaria Wonyoung y la pequeña Leeseo trabajaban juntas en sus dibujos. Wonyoung había creado un gato esponjoso, de color rosado, con una expresión dulce en su rostro. Era casi como si el gato estuviera sonriendo, contento de estar en el papel. Junto a ella, Leeseo estaba dibujando un gatito negro, con orejas puntiagudas y una pequeña nariz rosada. A medida que avanzaban, comenzaron a discutir la idea de vestir a sus gatos como princesas. Wonyoung añadió una tiara dorada sobre la cabeza de su gato, mientras que Leeseo le dibujó un vestido largo y elegante al suyo. Ambas rieron juntas al ver cómo sus gatos se complementaban, como si fueran amigos de toda la vida.
SeokJin, por su parte, había optado por algo más personal. Con cuidado, dibujó cuatro alpacas, cada una representando a un miembro de su familia. Las alpacas estaban juntas en un campo verde, con un cielo azul despejado sobre ellas. SeokJin les dio expresiones cálidas y contentas, como si estuvieran disfrutando de un día soleado en el campo. Añadió pequeños detalles que las hacían únicas: una bufanda para él, un bigote de lana para su hermano, un sombrero para su papá, y hasta un pequeño collar de perlas para la que representaba a su mamá. A medida que dibujaba, pensaba en su familia, en cómo se cuidaban mutuamente y en lo importantes que eran en su vida. El dibujo era un reflejo de ese amor y cariño que sentía por ellos.
Poco a poco, todos en la sala iban terminando sus obras. SeokJin observó a su alrededor, viendo a los niños mostrar orgullosos sus dibujos a los voluntarios y a sus padres. La atmósfera era cálida, llena de risas y pequeñas charlas sobre los animales y las historias detrás de ellos.
Mientras los demás continuaban con la actividad, SeokJin se levantó y comenzó a organizar los materiales para pegar los dibujos en las paredes de la sala. Se movía con calma, apreciando el ambiente que habían creado juntos. Mientras colgaba los dibujos, escuchó a Danielle y YeonJun seguir discutiendo acerca de la historia que habían creado juntos, a pesar de que el niño estaba muy enfermo parecía tener toda la energía del mundo. Sus voces alegres y animadas se mezclaban con las risas de los demás niños.
La sala del hospital ahora estaba llena de colores vibrantes, formas únicas hechas en origamis voladores, y las pequeñas historias detrás de cada dibujo se combinaban para crear una escena que era tanto alegre como conmovedora. Lo que una vez fue un lugar de aspecto triste, aunque contaba con decoraciones, ahora tiene una pequeña parte de los niños que evita que se sientan ajenos al lugar.
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The Light Is Coming - YoonJin
Fanfiction"SeokJin, un joven dedicado al voluntariado, encuentra un nuevo propósito cuando conoce a YoonGi en el hospital, un paciente que esconde su tristeza en ira. A través de sus visitas, SeokJin descubre cómo pequeños gestos de amabilidad pueden marcar u...