La atmósfera de alegría se vio interrumpida cuando entraron algunas enfermeras, con sonrisas amables, pero rostros que denotaban la rutina diaria. Anunciaron que era la hora de cenar, y poco a poco los padres comenzaron a preparar a los niños. Algunos fueron llevados a sus camillas, donde se sentaron con la ayuda de sus padres. Las enfermeras se aseguraron de que cada niño se lavara bien las manos antes de comenzar a comer, un recordatorio de las precauciones constantes que debían tomar en su estado.
SeokJin observó cómo el ambiente cambió sutilmente. La energía vivaz de hace unos minutos comenzó a desvanecerse mientras los niños miraban sus bandejas de comida con menos entusiasmo. Lo que antes había sido un espacio lleno de risas y creatividad, ahora parecía un poco más sombrío. Los padres, con gestos pacientes, les ofrecían bocados de comida, alentándolos a comer, aunque fuera un poco, pero la respuesta de los niños era desganada. Los sabores y texturas de la comida del hospital no les provocaban ninguna emoción, y sus rostros reflejaban la falta de gusto.
SeokJin sintió una punzada en el corazón al ver cómo la felicidad que habían logrado evocar en los niños comenzaba a desvanecerse ante la realidad de su situación. Su sonrisa se desvaneció ligeramente mientras observaba, y no pudo evitar pensar en lo difícil que debía ser para ellos enfrentar estas circunstancias todos los días.
"Quizás debería traerles algo especial la próxima vez" pensó SeokJin, su mente comenzando a trazar planes. "Algo que realmente les guste, algo que les haga sentir un poco más de alegría, incluso durante la cena."
Pero sabía que no era tan simple. Necesitaba investigar primero, entender mejor las dietas específicas que debían seguir debido a sus tratamientos. No quería traerles algo que pudiera hacerles daño o complicar su salud. SeokJin decidió que se tomaría el tiempo para aprender más sobre las restricciones alimentarias de los niños, para poder ofrecerles algo que fuera tanto seguro como delicioso en su próxima visita.
Mientras estas ideas daban vueltas en su cabeza, las enfermeras y los padres continuaban ayudando a los niños con su comida, el sonido de los cubiertos chocando con las bandejas llenando la sala. SeokJin sabía que esta era solo una pequeña parte de la vida diaria de esos niños, pero estaba decidido a hacer lo que pudiera para que, al menos por un momento, pudieran disfrutar algo que realmente les gustara. Con esa determinación en mente, se unió a sus compañeros para terminar de recoger los materiales y prepararse para despedirse.
—Gracias por venir hoy —dijo una pequeña voz, y SeokJin se agachó para recibir el abrazo de una niña con la cabeza cubierta por un gorro de lana, sus ojos brillando de emoción—. Me encantó hacer el origami contigo.
—Fue un placer, de verdad —respondió SeokJin con una sonrisa cálida—. Eres una artista increíble, ¿lo sabías? Espero que la próxima vez podamos hacer aún más figuras juntas.
A su lado, NamJoon y HoSeok estaban rodeados por otros niños que también buscaban darles un abrazo antes de irse. NamJoon, siempre paciente, se tomó el tiempo para hablar con cada uno de ellos, asegurándoles que sus dibujos eran los mejores que había visto. HoSeok, con su energía inagotable, bromeaba con los niños, provocando risas que llenaban la sala.
—¡Volveremos pronto! —prometió HoSeok, levantando una mano para un choca esos cinco con uno de los niños—. Y cuando lo hagamos, ¡traeré más historias y más ideas divertidas!
Danielle y Wonyoung también se despedían, compartiendo palabras de ánimo con los padres que habían estado presentes durante toda la actividad. Danielle, con su sonrisa contagiosa, le dio un último abrazo a una niña, asegurándole que su perro superhéroe siempre estaría ahí para protegerla a ella y a los demás niños. Wonyoung, con su dulzura característica, se agachó para estar al nivel de Leeseo, dándole un abrazo fuerte antes de susurrarle algo que hizo que la niña sonriera tímidamente.
Finalmente, los voluntarios y los niños se separaron, dejando la sala llena de recuerdos felices. Ya fuera de la habitación, los voluntarios se reunieron en el pasillo, aun vibrando con la energía del día.
—¡Hoy fue increíble! —exclamó Jimin, sus ojos brillando mientras miraba a sus compañeros—. No puedo esperar para volver.
—Yo tampoco —añadió Danielle—. Es tan gratificante ver lo felices que están los niños cuando estamos con ellos.
—Definitivamente es una experiencia que quiero repetir pronto —dijo Wonyoung, asintiendo con entusiasmo.
SeokJin observaba a sus amigos con una sonrisa suave, sintiendo una calidez en el pecho al ver lo unidos que estaban todos por esta causa.
—Voy a ver a mi hermano rápido antes de irnos —les dijo a NamJoon y HoSeok—. Pero los espero en el estacionamiento para que me lleven a casa.
—Claro, tómate tu tiempo —respondió NamJoon, asintiendo—. Te esperamos afuera.
—Nos vemos en un rato, hyung —añadió HoSeok, dándole una palmada en la espalda.
SeokJin se despidió del grupo, viendo cómo sus amigos se dirigían hacia la salida del hospital. Mientras caminaba hacia la sala donde su hermano estaba, sintió una mezcla de emociones: felicidad por el día que habían compartido con los niños, y un profundo cariño por sus amigos, quienes siempre lograban complementar cada aspecto de su vida de maneras inesperadas. Sabía que estos momentos eran los que realmente importaban, y estaba agradecido por poder vivir cada uno de ellos.
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The Light Is Coming - YoonJin
Fanfiction"SeokJin, un joven dedicado al voluntariado, encuentra un nuevo propósito cuando conoce a YoonGi en el hospital, un paciente que esconde su tristeza en ira. A través de sus visitas, SeokJin descubre cómo pequeños gestos de amabilidad pueden marcar u...