SeokJin caminaba lentamente por los pasillos del hospital, sus pasos resonando suavemente en el suelo de baldosas. Había algo en la quietud de esos pasillos que lo hacía sentirse un poco inquieto. A su alrededor, los sonidos característicos del hospital llenaban el aire: el zumbido constante de las máquinas, el susurro lejano de conversaciones entre el personal médico, y el ocasional tintineo de una bandeja siendo transportada.
Mientras avanzaba, su mente seguía ocupada en la idea de cómo podría hacer más por los niños que acababa de dejar. No podía sacudirse la imagen de sus rostros desanimados mientras comían la cena sin entusiasmo. SeokJin suspiró suavemente, sumido en sus pensamientos, hasta que se dio cuenta de que había pasado por el mismo cruce de pasillos dos veces. Se detuvo, frunciendo el ceño ligeramente al darse cuenta de que estaba un poco perdido.
"¿Cómo llegué hasta aquí?" murmuró para sí mismo, mirando a su alrededor en busca de algún punto de referencia. El hospital, con sus largos pasillos y puertas idénticas, podía ser desorientador, especialmente cuando uno tenía la mente en otra parte.
Justo cuando estaba a punto de girar para intentar otro camino, un sonido lo detuvo en seco. Provenía de una puerta a su derecha, un ruido que al principio no pudo identificar. Se quedó quieto, escuchando con atención, hasta que lo escuchó nuevamente: gritos. Eran fuertes, angustiados, llenos de una rabia que le heló la sangre. SeokJin dio un paso hacia la puerta, el instinto de ayudar empujándolo a acercarse, pero algo en la intensidad de esos gritos lo hizo dudar.
Entonces, entre los gritos, distinguió algo más: el llanto inconfundible de un niño pequeño. Era un sonido desgarrador, lleno de miedo y dolor, y SeokJin sintió un nudo formarse en su estómago. Sabía que no debía interferir en asuntos privados, pero la idea de un niño sufriendo tan cerca de él era casi intolerable.
Lentamente, se acercó más a la puerta, su corazón latiendo con fuerza. En su mano, todavía apretaba el pequeño dibujo de alpacas que había hecho durante la actividad con los otros niños. Se lo había guardado con la idea de tenerlo en su recámara, pero ahora, mientras escuchaba el llanto del niño, comenzó a preguntarse si podría ayudar de alguna forma, aunque solo fuera un poco. Quizás, pensó, ese simple gesto podría traerle un poco de consuelo.
Mientras permanecía allí, inmóvil, las voces dentro de la habitación se hicieron más claras. Una de ellas, especialmente, era aguda y llena de ira. SeokJin aguzó el oído, tratando de entender lo que se decía.
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Dentro de la habitación, YoonGi estaba sentado en su cama, su rostro pálido y tenso por la rabia. Sus manos temblaban mientras apretaba las sábanas, y sus ojos, normalmente llenos de calma, estaban ahora desbordados de furia y frustración.
"¡Ya basta!" gritó, su voz quebrándose por el esfuerzo. "¡Ustedes dos me agotan más que esta maldita enfermedad! ¡No lo entienden, no lo entienden en absoluto!" YoonGi miró a sus padres con una mezcla de desesperación y enojo, su pecho subiendo y bajando rápidamente.
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The Light Is Coming - YoonJin
Fanfiction"SeokJin, un joven dedicado al voluntariado, encuentra un nuevo propósito cuando conoce a YoonGi en el hospital, un paciente que esconde su tristeza en ira. A través de sus visitas, SeokJin descubre cómo pequeños gestos de amabilidad pueden marcar u...