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—Esto es lo que tenía que hacer. Nada más. Ya puedo morir tranquilo.

—¿Es eso lo que querías? ¿Acumular el poder? —Kilian le gritó histérico.

—No quería acumularlo yo, quería que ella dejara de tenerlo.

—Entonces temías por tu liderazgo. Claro, si todos los que te rodean acaban muertos, no te hace falta ser el más fuerte. Sólo con sobrevivir te basta. Es inteligente, por supuesto, otra opción válida.

—Era la única solución. Creedme. Yo sólo...

—Una solución algo sangrienta y no de mi agrado, pero te permite mantener el trono caliente. ¿Buscamos gente en otro reino a la que puedas matar? ¿Prefieres que te busquemos otra esposa para tener más descendencia a la que matar en un futuro? —Nada más decirlo se arrepintió, pero le podía la ira.

—Escúchame—Con un gesto hizo que la Exhar golpeara con el pomo de la empuñadura la boca del estómago de Kilian, dejándolo sin respiración y callado por fin—Susanne era un peligro.

—¿Tan poco confiabas en ella? —Élan intentaba comprender lo que acababa de ocurrir.

—No se trata de confiar o no. A medida que se traspasan los poderes de la tribu Herere de generación en generación, estos se degeneran un poco más. Cada vez eran más poderosos, pero la oscuridad iba muy ligada. No debéis confundir oscuridad con sombras, eso sólo es una especialidad de nuestra familia. No. Las nuevas generaciones son cada vez más frías, con una moral más diluida.

— ¿No había salvación para ella?

—Ni para nadie más si Susanne hubiera seguido con su poder.

«Susanne acabó con la vida de su propia madre a los siete años. Diala, mi amada, era de nuestra raza, pero su familia no era tan poderosa aún. Se nos concibió así, según cuentan las leyendas. Los Herere, humanos que pactaron con los "demonios" para obtener poder, a cambio de ir transformándose generación en generación en aquello que les dio el poder en primer lugar. Nadie vio mal el precio».

«Claro que no eran demonios como tal, pero se les llamaba así. La familia que era poderosa en ese momento se hacía con el mandato de todas las demás. Cuando tras varias generaciones se acumulaba la oscuridad en sus corazones, cometían actos más violentos y arriesgados, exponiendo a los suyos a un final terrible. El vacío de poder era ocupado pronto por otra familia que en ese momento fuese fuerte con respecto a las demás. Familias enteras desaparecían, otras nuevas se iban creando. Nadie sabe exactamente cómo surgían, y cada vez aparecían menos».

«Al final todo acabó por desmantelarse, era insostenible. Cada familia intentó sobrevivir como pudo, alejándose las unas de las otras por miedo. Sin apoyo en las nuevas tierras donde se asentaban, tuvieron que adaptarse como pudieron. Los Trebhallion acabamos aquí, en Rhig».

«Diala era mi norte. Aportaba esa calidez y me hacía sentir humano otra vez. En gran parte lo soy, pero mi alma no. Susanne no soportaba la idea de que hubiera un orden jerárquico en casa donde ella no estuviera por encima de los demás, o como mínimo, al mismo nivel. Nadie la tomaba en serio por ser una cría, hasta ese fatídico día. Era demasiado inteligente... Alteró la composición del aire, aún no sé cómo, y provocó que su madre se durmiera, profundamente.

Más bien, era como si hubiera perdido el conocimiento. Luego, concentró alrededor de su cuerpo todo el aire, consiguió crear dos atmósferas distintas, una general de la habitación y otra rodeando a Diala. Había plantas en la terraza de su habitación que se congelaron; sus hojas se partieron. Tenía la intención de ir hasta ella con una vela encendida y tirársela, como si fuera a prenderse. Llegué justo en ese momento y le quité la vela. Eso sólo hizo que se enfadara, cerró rápidamente las manos y apretó los puños. Diala se contrajo fracturándose varios huesos. La había matado con un giro de muñeca».

KoldunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora