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— ¿Qué te pasa en la cabeza? ¿Por qué has tenido que matarla? —Élan estaba furioso.

—Te habría matado a ti, o a mí, o a sus sirvientes. O a todos.

—No puedes saberlo.

—Soy brujo. Supongo que mi intuición vale de algo. Pero te diré una cosa, como dice el dicho, se más por viejo que por mi don.

—Apenas tienes veintisiete.

—Puedo cambiar la palabra "viejo" por "experiencias vividas" o por "lo aprendido de la historia".

— Siempre hay otra forma, otra salida.

—Todo tiene repercusión en esta vida. Si no hubiera matado a esos sirvientes, el día que regresara para reclamar su poder, arrasaría con quien se interpusiera. Sólo buscaba poder. ¿Qué puedes esperar de alguien que sólo busca poder? Que lo use. El poder no debe ser el fin, sino un medio.

— ¿Y quién eres tú para juzgarlo? ¿Por qué has tenido que tomar tú la decisión de qué hacer? ¿Quién te ha dado a ti el poder de elegir qué vidas son más importantes? Quizás has privado al mundo de lo que podían ofrecer. A lo mejor sus acciones compensaban la destrucción de ella. ¿Es correcto entonces haber matado a Luca? ¿Puedo decir que morí una vez por una buena causa?

—Yo no me creo mejor ni peor que nadie. Pero sí creo que he hecho lo correcto. Si veo un caso así ante mí, no puedo permanecer inmóvil. Ya habíamos llegado a este punto. Con tan sólo imaginar todo el daño que podría hacer, me herviría la sangre de quedarme impávido.

— ¡Pero no te estoy diciendo que no hagas nada! ¡Te estoy diciendo que esperes a que llegue un momento mejor!

—Este era el mejor momento. Probablemente no la íbamos a volver a encontrar tan débil y expuesta. En 20 años no ha habido otro momento mejor.

—No me parece bien el precio a pagar. Si quiero entrar en el juego, doy mi vida, no la de otros.

—Seré yo quien cargue con eso en su conciencia.

—No parece que te haya afectado mucho.

—Élan, no tengo nada más que añadir. No vamos a avanzar más ahora en esta discusión. Tenemos pensamientos opuestos.

—Nunca lo entenderé, si es lo que insinúas con ese "ahora".

—No lo decía en el sentido de que nadie tuviera que entrar en razón. Acaba de suceder todo, está muy reciente. Se necesita perspectiva. Y puede que ni aun así lleguemos a coincidir.

—No lo creo.

— ¿Tú estás bien?

—Sí—Élan se debatía si preguntarle a él lo mismo, pero no quería desviar la conversación. Para él, Kilian había cruzado una línea imperdonable. Ceder sería como derrumbar sus principios, y no consideraba que el brujo llevara la razón.

—Tengo que ver cómo está Gladys... "Lena". Échale un ojo a Hato.

—Puedo ayudar a que se reincorpore y sanarle la herida de la rodilla.

La cosa siguió tensa entre ellos, por lo que Kilian bajó corriendo las escaleras para buscar a Gladys. La encontró sentada en una roca bajo un árbol frondoso, como si no pasara nada. Ella era ajena a todo. Mientras Élan ayudaba a Hato a volver en sí.

— ¡Hato! —Le pasó la mano por la frente.

— ¿Qué ha pasado? —No podía abrir del todo los ojos.

—Tú hija... Hemos ganado este encuentro.

— ¿Ha muerto? —Hizo un mayor esfuerzo por abrirlos y buscar en la sala a Susanne—. Es verdad... Todo ha acabado.

KoldunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora