★彡[ɪɴᴛʀᴏᴅᴜᴄᴄɪᴏɴ]彡★
En un mundo donde las tradiciones y roles de género son estrictamente definidos, Jungkook, un tierno omega de 19 años, ha crecido en un entorno opresivo. Desde su infancia, ha sido educado en casa por su madre, quien le ha enseñad...
Jungkook se encontraba en la cocina, los platos apilados de manera desordenada sobre la mesa y el aroma del desayuno aún flotando en el aire. Sus hermanos alfas, Luhan y Baekhyun, se sentaron a la mesa como si fueran reyes en su trono, exigiendo atención y respeto. Jungkook había estado despierto desde antes del amanecer, preparando todo para ellos, pero ahora la frustración hervía dentro de él.
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-¿Por qué siempre tengo que hacer todo?- gritó Jungkook, su voz resonando en las paredes de la cocina. -Estoy cansado de ser el sirviente de ustedes dos. ¡No soy un esclavo!-
La mirada de sus hermanos se tornó fría. Luhan arqueó una ceja mientras Baekhyun fruncía el ceño. -¿Qué te crees, Jungkook? Solo estás siendo grosero. Sabes que esto es lo que se espera de ti- respondió Luhan con desdén.
Jungkook sintió cómo las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos. Se dio la vuelta y salió corriendo de la cocina, dejando atrás las risas burlonas de sus hermanos. Pero no podía huir del hecho de que su padre pronto llegaría a casa y lo encontraría enojado.
Cuando su padre entró por la puerta, el ambiente cambió instantáneamente. La figura imponente de su padre parecía llenar la habitación. -Jungkook- llamó con voz grave.
-Sí- respondió él, intentando mantener la calma.
-¿Por qué no has hecho tus tareas? No quiero oír excusas- dijo su padre con un tono que dejaba claro que no había lugar para discusiones.
-¡Porque estoy cansado! No puedo seguir así- gritó Jungkook sin pensar. Su corazón latía con fuerza; era un acto desesperado, pero algo dentro de él necesitaba salir.
Su padre lo miró con decepción. -¿Cansado? ¿De qué hablas? Eres un omega; es tu deber servir a tu familia- dijo mientras avanzaba hacia él con una mirada feroz.
Jungkook sintió cómo la rabia y la tristeza se mezclaban en su interior. -¡No quiero ser solo un omega! Quiero ser más que eso- exclamó, sintiendo que finalmente estaba defendiendo su dignidad.
La decepción en los ojos de su padre se transformó en furia. -Eres un ingrato. Necesitas aprender a respetar tus responsabilidades- dijo mientras lo tomaba del brazo con fuerza y lo llevaba hacia su habitación.
La madre de Jungkook observaba desde la puerta, lágrimas rodando por sus mejillas mientras comprendía que su hijo enfrentaría las consecuencias de sus palabras. Quería intervenir, pero sabía que no podía; era una batalla que Jungkook debía pelear solo.
