DIEZ

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Pasaron un par de días, Díaz le había comenzado a enseñar a Lucifer cómo ser un padre, faltando al trabajo para quedarse con ellos.

— saldré con ellos un rato, necesitan aire fresco, te recomiendo que tú también tomes algo de aire fresco y no alcohol.

— ¿cómo aprendiste a ser madre? — le preguntó el Diablo.

— es algo que toma tiempo. — respondió doblando la ropa de los bebés. — pero si soy honesta, no soy una buena madre...

— ¿por qué lo dices?

— fallé... — susurró. — no quiero hablar de eso.

— ¿segura? Te haría bien soltarte.

— sólo lo dices para ver si suelto algo de tu futuro, te conozco.

— Bella...

— ¿por qué le pusiste Samara a la niña? — cuestionó.

— me gusta el nombre.

— ¿no será porque suena casi igual a tu nombre de ángel? — miró consternado a la mestiza.

— desde la parrillada has estado extraña.

— ver a mi esposo y a mi hijo me dolió en el corazón, pero me dolió más ver a Samara en los brazos de él, sólo me hace pensar que jamás debí estar con él, que no es correcto... pero las cosas así pasaron y no me arrepiento de nada, pero no quiero que Samara pase por lo mismo que yo. — en su voz se notaba cómo se iba quebrando más y más, preocupando a Lucifer. — no es correcto que se salte etapas, que tenga arranques, que no sepa quién es... ella no merece sentir eso.

— ¿Y Azael?

— no lo sé, jamás tuve un hermano, pero tampoco merece eso, no merecen la infancia que yo tuve... al menos intentas ser un buen padre desde el principio y tienes la ayuda de Chloe y de Amenadiel. — secó las lágrimas que escaparon. — lo siento, yo...

— toma aire fresco, me quedaré con los bebés. — sólo asintió, se dirigió al balcón y se fue volando. El Diablo sólo sintió una profunda lástima por ella, no quería ni imaginarse cómo ha sido su vida, pero por una parte la entendía, ser un celestial nunca ha sido fácil.

Díaz se fue al parque más cercano y se sentó en una banca, pensando en su hija, en cómo le falló, no era más que su propia culpa la que tal vez la llevaba reteniendo a través de los universos.

— ¿Bella? — escuchó a sus espaldas.

— dijiste que te quedarías con los niños. — dijo tratando de cubrirse la cara.

— ah cierto, los niños... los dejé con Maze, ya sabes... cuida de Trixie, seguro podrá con los niños, tranquila, cariño. — eso le sonó sospechoso, no lo dudó y sacó sus alas, apuntando al cuello del ángel. — Bella... — volteó, encontrándose con el gemelo de su padre.

— Lucifer jamás me llamaría cariño y jamás dejaría a los niños con Maze porque ella no soporta a los bebés y ahora ambos están distanciados, así que tampoco cuida de Trixie.

— creí que lo dirías por esto. — dijo señalando la enorme cicatriz en su cara.

— ah... también, pero aún sin eso es muy fácil saber quién es Lucifer y quién es Michael, quién es mejor persona. — al ángel le molestó escuchar eso, intentó moverse pero la mestiza siguió apuntándole en el cuello, dejando que sólo la punta de su ala rozara con la piel del arcángel. — ni siquiera lo pienses.

— ¿cómo puedes saber que él es mejor persona que yo? — sólo sonrió cínica.

— ay... el arcángel Michael sigue creyendo que después de eones, sigue siendo el bueno luego de convencer a Lucifer de hacer la rebelión contra Dios sólo por celos y aún así sigue sin ser el hijo favorito. 

PERDIDA EN EL MULTIVERSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora