Cap. 1 - Marta

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Hola ¿Cómo están?, espero que increíble. Bien, esta es una historia que hace unos dos años maquete por completo, sin embargo nunca encontré la inspiración suficiente para desarrollarla. De alguna forma Marta y Fina me motivan a hacerlo. 

Este es el capitulo uno y el introductorio, espero que enserio les guste, quizá hay una parte que no les va a encantar en un inicio, puesto que todos amamos a Marta con Fina... pero, sigan leyendo. Es importante llegar al final. Creo. 

Pues bueno, esta es un universo alterno, es cómica, de acción y tiene mucho de romance y bueno, sexo, así que si eres menor de edad, mejor no continuar. 

Espero con ansias saber lo que piensan. Esto me pone un poco nerviosa, pero bueno, aquí vamos. No se si alguien lea estas cosas del inicio, pero si lo leíste, pues... gracias. 

Siéntete libre de comentar, si te gusta o no te gusta o lo que sea. 

***

Marta.

Suena el despertador a las 5:00 a.m., como cada mañana. Marta abre los ojos, sacude un poco la cabeza, extiende el brazo para silenciar la alarma y se incorpora. Sus pies desnudos ahora están tocando el frío piso de madera. Nunca ha sido del tipo de persona que se toma demasiado su tiempo. Aunque en el último año y medio, el tiempo es algo que parece tener bajo control. Tiene mucho de él.

Mientras desliza sus pies dirigiéndose al baño, piensa en el hecho de que no ha comprado una alfombra para la habitación. Debió hacerlo hace meses, quizá después, quizá algún día. Recuerda el post-it amarillo pegado en la ventana con el texto: "¡No olvides comprar la alfombra! ¡Pies fríos! ¡Resfriado! ¡Desastre!". Suprime el recuerdo.

Se enjuaga la cara con agua fría, abre bien los ojos y se mira al espejo; sus ojos son grandes, redondos y de color azul intenso, son, por mucho, la parte favorita de su rostro, además de su muy definida mandíbula. Tiene el cabello hecho un desastre. No está acostumbrada a permanecer demasiado tiempo así. Abre la cajonera debajo de la meseta de mármol y saca un cepillo para aplacarse los rulos que le caen a la altura de los hombros. Al terminar, se lo recoge en una media cola, se lava los dientes y, como cada mañana, se dirige al vestidor.

El vestidor es amplio y está decorado como el resto del departamento: tonos suaves entre grises y blancos, madera y buena iluminación; no tan cálido, no tan brillante. Neutral. Como todo en su vida. Camina hacia la estantería que está a un lado de la puerta y coge unos leggins de deporte negros, una playera blanca de cuello redondo sin mangas y unos calcetines cortos en color gris. Se cambia dándole la espalda al espejo que está al otro lado de la habitación. Cuando ha terminado de colocarse la ropa, voltea; se acerca al espejo y se mira de nuevo. Perfecto.

Da dos pasos más y se encuentra en el área de zapatos. ¿Cuándo compró tantos? Selecciona unos tenis en color gris, camina hacia un mueble de madera que está colocado en el centro y presiona ligeramente el primer cajón, dejando ver lo que parece ser una pequeña y muy seleccionada colección de relojes. Todos de buen gusto. Todos costosos. Sostiene el reloj inteligente que se encuentra a un costado, cierra el cajón y se dirige nuevamente a la habitación.

Minutos después, Marta está corriendo por las calles de Madrid. El cielo está nublado, y las banquetas parecen inundarse de gente empezando su día. Puede sentir el frío viento chocando con su piel, mientras su respiración caliente crea un contraste. En sus audífonos se reproduce la canción "Hurts So Good" de Astrid S. Trata de prestarle atención, trata de que signifique algo. Se distrae con la suave voz de la chica en su oído, se distrae con las palabras y la entonación. El ritmo va bien con su trote. Incluso puede encontrar coherencia en la letra de la canción.

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