No se si esto les interese mucho... pero, yo imagino a Emma como Hailee Steinfeld específicamente en el video de Capital Letters.
Aviso Importante: Este capítulo podría contener escenas sensibles sobre perdida, un tanto descriptivas. Si estás pasando por algo similar tenlo en cuenta antes de leerlo. Un abrazo enorme. 🫀
***
Marta.
—Mira, no me importa si el mismísimo Papa te dijo que iban por separado. Te estoy diciendo que van juntas. Se hicieron juntas, se exponen juntas, y, si alguien las compra, también se las lleva juntas. No es tan complicado.
Esa fue la primera vez que la vio. No fue difícil hacerlo, puesto que su discusión con el encargado llamaba bastante la atención.
—Señorita...
—Señorito —replicó la chica, cruzándose de brazos—. ¿Sabes leer? Aquí —señaló la placa al lado de una de las obras— dice "Gemelas." No pueden ser gemelas si las pones en puntos opuestos. ¿Ves el problema en esta situación?
Bueno, ella tenía un punto. Marta pudo ver el problema. Sin embargo, no intervino. Por supuesto que no lo haría; su apellido estaba en la puerta de la galería, y no estaba loca.
—Esto ya está decidido —dijo él, apretando los labios—. No soy yo quien...
La chica suspiró, le lanzó una mirada que apenas contenía la paciencia y añadió, con una sonrisa sarcástica:
—Vaya, pues parece que no, no lo ves. —Le dio un último vistazo a sus obras y avanzó para quitar uno de los cuadros de la pared—. Perfecto. A ver, sujétame esto, ¿quieres?
Uy, nadie hubiese deseado ser el encargado en ese momento.
El encargado parpadeó, atrapado en el absurdo de la situación, y tomó el cuadro mientras ella caminaba con calma al otro lado de la sala, donde estaba el cuadro gemelo. Lo desenganchó con un movimiento decidido, volvió hacia él y le regaló una sonrisa tan dulce como falsa. —Chica lista—.
—Ves, así sí funcionan. Que tengas un buen día.
Y, sin decir más, se marchó con ambos cuadros bajo el brazo, dejándolo perplejo en medio de la sala. Tan perplejo como a ella, quien no pudo evitar sentirse atraída por ese cabello castaño y temple directo, capaz de arrasarlo todo. Entonces, comprobó unas cosas en el computador de Luz, quien sí estaba encargada de la galería y, con rapidez, la siguió.
—Emma...
Esa fue la primera vez que se perdió en sus ojos grandes y oscuros.
—Lo siento... ¿nos... conocemos?
—Bueno, no —dijo Marta sin más, y supo que debía agregar algo, pero no lo hizo; solo podía mantenerse en esa mirada, divertida y desconcertada a la vez.
—¿Y sabes mi nombre... porque...?
—Lo busqué en el formulario de expositores.
Emma alzó una ceja, más sorprendida que molesta.
—Vaya, ¿y no era eso confidencial?
—Bastante. —Marta hizo una pausa sin dejar de mirarla y, como si no lo hubiese podido evitar, lo dijo—: Me gustan tus ojos y... el resto de tu rostro, también.
Esa fue la primera vez que la vio sonreír, sonrojada y aparentemente entretenida con la situación, mientras permitía que sus pómulos acentuaran los lunares que Marta ya había catalogado como favoritos.
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BÓVEDA
RomanceAU. Madrid, 2024. Una mujer en control, envuelta en un gran lio relacionado con su pasado, se ve atrapada en una gran aventura con una chica poco convencional que la saca completamente de su zona y de sus casillas mientras intentan escapar de un da...