Cap. 5 - Fantasmas (Parte 1)

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¡Hola! Estoy muy emocionada y motivada gracias a todos sus comentarios, gracias, gracias, gracias. Me resulta fascinante que les resulte entretenido e interesante, espero siga así. 

Les dejo la parte 1 del capitulo de fantasmas, pensé en dividirlo en dos por que si no iba a quedar demasiado largo, publicare el otro mañana. 

***

Fina.

Estar secuestrada es una cosa; estar secuestrada con Marta es algo completamente distinto. Hay algo en ese temple estructurado y en su autocontrol inquebrantable que mantiene a Fina con la sensación de que, de algún modo, Marta aumenta sus probabilidades de salir vivas de esto. Y, considerando que la mantuvo viva cuando estaban a punto de morir congeladas, bueno, tiene pruebas más que suficientes para validar su teoría.

Al final, la rubia no le resulta tan desagradable, después de todo. Es cierto, su comienzo fue complicado —podría culpar a la situación—, pero Fina recuerda muy bien su encuentro en el ascensor. La distancia y la arrogancia de Marta estaban allí, firmes, incluso entonces. Así que comprende que probablemente tiene más que ver con Marta que con ella misma. Simplemente, la mujer es fría.

De forma ligera, casi sin quererlo, Fina repasa ciertos momentos de las últimas horas vividas a su lado.

"Mírame. Mírame." "Tengo mi propia cuenta corriente que gustosamente cedería por una morena odiosa como tú." "Aguanta, ¿ok? Vamos a resolverlo." "Someday, when I'm awfully low... When the world is cold..."

Ok, quiza no es tan fría.

Fina la observa unos segundos. Marta, con la cabeza apoyada contra la pared, los ojos cerrados. La piel pálida, el cuello largo y esbelto, esos rizos cortos y alborotados enmarcando su rostro, las ojeras apenas visibles junto a sus pestañas largas, la barbilla definida... Luce perfecta, una belleza que parece fuera de alcance, inalcanzable en su precisión. Es que vamos, esta mujer hasta respira bonito. Es casi un vampiro.

Un vampiro, piensa Fina, y la idea le arranca una pequeña sonrisa. A decir verdad, un poco de sol no le vendría mal.

—¿Dormí mucho tiempo? —La voz de Marta la saca de sus pensamientos, mientras se sacude el cabello con la poca movilidad que le brindan sus manos.

¿Es en serio? ¿Así es como duerme? Fina está bastante segura de que ella no se ve así al dormir. Ahora mismo, probablemente luce completamente desaliñada. Da igual.

—No, no te...

El sonido de pasos lejanos corta su respuesta. Ambas se quedan en silencio. Los hombres están de vuelta. Fina se tensa, cada músculo alerta.

—Hey... respira, no hagas nada, no digas nada, umh...solo déjalo ser. ¿Está claro? —susurra Marta, sin apartarle la mirada.

Fina asiente con la cabeza, y mantiene los ojos muy abiertos.

—Vale, buena chica.

Marta, le da un ligero apretón en las manos. Y sí, de algún modo, funciona un poco.

Segundos después, dos de los hombres abren la puerta del baño. Sin una palabra, las obligan a levantarse con impaciencia y las llevan a la sala, dejándolas caer en el sillón.

—Con cuidado, idiota —murmura Fina, en voz baja, pero con el suficiente desprecio para que el tipo lo note.

—¿Y esa cara? ¿No habéis dormido bien? ¡Vaya, me siento fatal! Y eso que me he esmerado en ser un anfitrión de primera...

El calvo excéntrico se hace presente, ahora con un traje beige y camisa azul, el pañuelo perfectamente a juego. Le van los colores pastel, y necesita urgentemente una cita con un psicólogo.

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