Cap. 3 - Secuestro

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Hola, tal como lo prometí aquí vamos avanzando con el tercer capitulo, muchas gracias a las personas que están agregando esto a sus bibliotecas pese a tan pocos capítulos publicados y... gracias a quienes han dejado comentarios tan bonitos, me motivan mucho. 

Abrazo enorme. 


***


Fina.

Bien, Fina tiene que reconocer que, visto desde la perspectiva de Marta, lo suyo sí fue un poco cotilla. No estaría atada a una silla en el penthouse de la rubia si no hubiera estado interesada en ella en primer lugar. Nadie le pidió que interviniera, de hecho, ni siquiera se habría dado cuenta del coche que la seguía si su mirada no hubiera estado fija en Marta mientras corría, como cada mañana, por las calles laterales de la cafetería donde a Fina le tocaba trabajar hoy. Cafetería de la que seguramente la despedirán por no haberse presentado esta mañana. Corrijo, por haber llegado y luego desaparecer sin dejar rastro.

Pero, en su defensa, todo pasó demasiado rápido. Y tiene instintos, instintos nobles, o al menos le gusta pensar que lo son. Muy pocas personas arriesgan su vida por otras, ¿cierto? Bueno, tampoco es que lo pensara demasiado, pero la acción es lo que cuenta, y su acto fue honesto. Aunque, admitámoslo, un poco torpe. A nadie la preparan para lidiar con secuestradores, ¿verdad? Por suerte, en este momento Fina está haciendo todo lo posible por mantener la compostura.

Ahora, la señora control —como Fina ha decidido llamar a Marta en su cabeza— no deja de repetirle que lo tenía todo calculado, que gracias a su "divina intervención", las cosas se fueron al traste. Fina no está tan segura de eso. No parece que tenerlo "todo bajo control" incluya no haberla contemplado a ella corriendo desde el otro lado de la calle para ayudarla, o perjudicarla visto lo visto.

Maldita sea, lo hecho, hecho está, y ahora ambas comparten un problema en común: las han privado de su libertad y no tienen ni idea del por qué. Bueno, corrijamos eso de nuevo. En el caso de Fina, ella es un +1 en esta situación. El verdadero foco de interés está en Marta.

Fina empieza a hacer una lista mental de todas las posibles razones por las cuales podrían haber secuestrado a la rubia ojiazul y malhumorada que tiene a su lado.

1. Es millonaria.

Bien, se acabó. Fina decide que esa es la única razón lógica. Marta es millonaria, lo que significa que ella, Fina, es básicamente prescindible en esta situación. Es un hecho: probablemente los padres de Marta la adoran y pagarían cualquier cantidad por tenerla de vuelta. ¿Pero pagarían el doble para liberar a las dos? Fina lo duda. Ella no estaba contemplada en este secuestro. Ella es un accesorio, un daño colateral.

Quizás se cobren de otra forma. Maldita sea, Fina sabe que tiene órganos bastante buenos, bastante sanos. Debería haber escuchado a Rodrigo cuando le decía que la vida era una y no debía cuidarse tanto. Ahora parece que se ha curtido solo para este momento. Tal vez la venderán por partes. ¿O peor aún? Quizá la lleven a otro lugar para aprovecharse de su cuerpo de una manera mucho más perturbadora. Ni siquiera ella ha usado su cuerpo lo suficiente, y mucho menos de la manera adecuada. Ok, no. Eso no está bien. Eso no está para nada bien.

Ya es huérfana, se crio en un orfanato. Dios no golpea dos veces... ¿o sí?

Necesita salir de aquí. Necesita salir ahora mismo.

Fina empieza a moverse con desesperación, sus manos tironean de las ataduras mientras su corazón late con fuerza desbocada en su pecho. El aire le arde al entrar en sus pulmones, su respiración es errática, como si no pudiera llenarse por completo. Tira de las cuerdas con violencia, tratando de soltarse, jala una vez, con fuerza...

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