10

986 167 9
                                    


Estos últimos cinco meses han pasado corriendo prácticamente, pero todo va perfecto. El muro está terminado, las diez capas de bloques y concreto rodean Asgard como una fortaleza impenetrable. Todas las estructuras están hechas: la armería, el almacén, las residencias. Ya hay cosechas listas, como los tomates que crecen a montones. Hemos estado haciendo salsa de tomate y sellándola al vacío, asegurándonos de que haya suficiente comida para los próximos meses. Todas las residencias están completamente amuebladas, equipadas con lo necesario para mantenernos a salvo y cómodos, y la biblioteca ya está llena de libros esenciales y otros que aportan cultura y entretenimiento. El almacén, incluso más lleno que la biblioteca, contiene todo lo que podríamos necesitar para sobrevivir: alimentos, herramientas, medicinas, y más armas de las que jamás habíamos pensado necesitar.

Sin embargo, a pesar de todo este progreso, la realidad allá afuera está empezando a mostrarse más oscura. Las noticias sobre el virus han comenzado a inundar las pantallas de televisión y los teléfonos móviles. Lo que antes parecía solo una serie de incidentes aislados en pequeñas ciudades ha estallado en una crisis global. El gobierno ha empezado a tomar medidas desesperadas; en las últimas semanas, han bombardeado algunas de las ciudades más importantes del país en un intento por detener la propagación del virus. Pero no está funcionando. Las ciudades están cayendo una tras otra.

Cuando las primeras noticias de los bombardeos llegaron a Asgard, los trabajadores que habíamos contratado para la granja no tardaron en irse. No les podía culpar. Querían regresar con sus familias antes de que las carreteras se bloquearan y todo se volviera un caos. Así que ahora solo quedamos Jake, los Dixon, y yo.

Ese fue el momento en que supe que tenía que contarles a Daryl y Merle la verdad... o al menos, la versión que ellos podrían aceptar.

Los llamé a ambos al comedor principal de la mansión. Daryl, siempre receloso, no dejaba de mirarme con esa expresión de sospecha, mientras que Merle se mantenía relajado, pero con una chispa de curiosidad en los ojos. Sabía que Merle no le prestaría mucha atención a lo que fuera a decir, siempre y cuando tuviera dinero y comodidad, pero Daryl era otra cosa.

—Hay algo que debo contarles —dije, tratando de mantener mi tono calmado y decidido. No podía contarles la verdad sobre mi reencarnación ni sobre todo lo que sabía del futuro por ser un universo de ficción. Así que recurrí a una tapadera, algo que podrían creer—. He tenido visiones... desde que era joven.

Ambos hermanos intercambiaron miradas. Daryl se cruzó de brazos, mientras que Merle arqueaba una ceja, esperando a que continuara.

—He visto lo que está pasando ahora, el virus... lo que se viene. He sabido durante meses que todo esto iba a suceder. Es por eso que he estado construyendo este lugar, preparándome para lo que sé que viene.

Daryl se inclinó hacia adelante, sus ojos fijos en los míos.

—¿Visiones? —preguntó con incredulidad—. ¿Qué tipo de visiones?

Merle, por otro lado, soltó una risa ligera.

—Entonces, ¿qué? ¿Eres como una especie de adivina? ¿Nos vas a decir nuestro futuro?

Tomé aire y los miré a ambos, con toda la seriedad que pude reunir.

—No sé cómo explicarlo —dije—. Solo sé que lo que viene es peor de lo que han dicho en las noticias. No solo es un virus. Es algo que lo va a cambiar todo. La gente va a morir, pero no se quedarán muertos.

La risa de Merle se apagó lentamente, mientras Daryl se quedó en silencio, aún sin poder aceptar del todo lo que estaba escuchando.

—Estamos solos ahora —continué—. Los trabajadores de la granja se fueron para estar con sus familias, y no los culpo. Si tienen gente a la que proteger, es natural. Pero nosotros... nosotros somos los únicos que quedamos aquí. Y necesito que ustedes dos confíen en mí. Porque pronto, este lugar será nuestro único refugio.

Daryl seguía en silencio, procesando todo. Merle, aunque más escéptico, parecía estar considerando mis palabras, quizá más intrigado por la situación que por la veracidad de mis "visiones".

—¿Y qué quieres que hagamos, entonces? —preguntó finalmente Merle.

Sabía que este era el momento perfecto para guiarlos hacia el próximo paso.

—Rick —dije—. Hay un hombre en un hospital. Está en coma ahora mismo, pero va a ser importante. Él va a necesitar nuestra ayuda, y yo planeo ir a buscarlo. Pero también necesito que ustedes hagan otra cosa.

Daryl frunció el ceño, todavía con sus dudas.

—¿Qué cosa? —preguntó.

—Necesito que vayan a un lugar llamado la cantera, cerca de Atlanta. Allí es donde un grupo de supervivientes se va a reunir cuando todo esto estalle. Quiero que estén allí cuando llegue el momento, para ayudarlos y guiar a los que sobrevivan. Ellos serán cruciales para lo que viene.

Merle soltó un resoplido.

—¿Y cómo se supone que vamos a encontrar a esta gente en medio del caos?

—No será difícil —le respondí—. Una vez que todo comience, se dirigirán a las afueras. Conocen bien el terreno. Confíen en mí. Yo me encargaré de Rick, y ustedes se ocuparán de la cantera.

El silencio volvió a instalarse entre los tres. Sabía que Daryl aún tenía dudas, pero también sabía que su instinto lo llevaría a seguir adelante. Merle, aunque más despreocupado, seguía al pie del cañón siempre y cuando hubiera algo interesante en el horizonte.

Finalmente, Daryl asintió con una ligera inclinación de cabeza.

—Está bien —dijo—. Lo haremos.

Grace los observó un momento más antes de sonreír. El plan comenzaba a tomar forma, y aunque quedaban muchas piezas por encajar, al menos ahora tenía a los Dixon de su lado. 

REBIRTH (the walking dead)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora