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El camino hacia la cantera transcurrió de manera sorprendentemente tranquila. En la parte trasera del vehículo, las conversaciones fluyeron con facilidad, un raro respiro de la constante tensión que los rodeaba. Andrea, Glenn, Jacqui y T-Dog compartían sus experiencias de cómo habían sobrevivido desde que el mundo comenzó a desmoronarse. Todos intentaban encontrar alguna normalidad en medio del caos, mientras Merle, que iba en el asiento de copiloto, limpiaba silenciosamente el arma que Grace le había entregado cuando lo vio subir al coche.

De vez en cuando, alguien hacía un comentario que levantaba el ánimo del grupo.

—¿Cómo se conocen ustedes dos? —preguntó Andrea, mirando con curiosidad a Grace y luego a Merle.

Grace, sin dejar de mirar la carretera, respondió:

—Trabajamos juntos. Tengo una finca, y él y su hermano son los encargados.

Andrea levantó una ceja, sorprendida por la imagen que le venía a la mente.

—No me imagino a Merle y Daryl de granjeros —dijo con diversión, una sonrisa asomando en sus labios.

Glenn, que había estado observando a Merle de reojo, intervino:

—En realidad, tiene sentido. Eso explica por qué saben tanto de supervivencia y animales.

Merle se limitó a soltar un bufido, sin apartar la vista del arma que estaba desmontando, pero había un leve indicio de orgullo en sus gestos. La conversación continuó por unos minutos más, hasta que Jacqui y Duane, agotados por la jornada, se quedaron dormidos en sus asientos. Los demás cerraron los ojos, disfrutando del raro momento de tranquilidad mientras el jeep avanzaba hacia el campamento.

Al llegar a la cantera, el ambiente cambió abruptamente. Desde la distancia, Grace vio a dos figuras que reconoció de inmediato: Dale y Shane. Estaban en guardia, caminando hacia el jeep con sus armas en mano. No podía culparlos; la apariencia robusta del jeep y la cantidad de personas a bordo podrían haber sido interpretadas como una amenaza.

Merle fue el primero en salir del vehículo, sin mostrar un ápice de preocupación, y levantó las manos en señal de paz.

—¡Bajen esas armas! —dijo con su tono habitual de desdén, como si no le importara en absoluto la situación tensa.

Shane, sin embargo, no le prestó atención. Su mirada seguía fija en el jeep, observando a los desconocidos que estaban saliendo. Fue solo cuando vio bajar a T-Dog, Andrea, Jacqui y Glenn que bajó un poco el arma, aunque su expresión aún reflejaba desconfianza.

Grace, que había estado evaluando la situación, decidió actuar con rapidez. Giró la cabeza hacia Rick, Morgan y Duane, quienes esperaban en silencio.

—Bajen detrás de mí —les dijo con calma.

Con movimientos rápidos y precisos, Grace ajustó las correas de sus armas, colgándose el rifle más grande al pecho, y se colocó los guantes con un gesto decidido. Abrió la puerta del jeep y la cerró con fuerza, asegurándola con un giro de la llave antes de dirigirse hacia el grupo que los esperaba.

Los ojos de Shane la siguieron con desconfianza, frunciendo el ceño mientras la veía caminar hacia ellos. No duró mucho, sin embargo, porque en cuanto Rick salió del jeep detrás de Grace, la tensión en el aire cambió por completo.

—Rick... —susurró Shane, su rostro desmoronándose al ver a su amigo vivo.

Rick no perdió ni un segundo. Con pasos rápidos, atravesó el espacio entre ellos y abrazó a Shane con fuerza, dejando que la emoción del reencuentro lo invadiera.

El abrazo entre Rick y Shane fue breve, pero lleno de significado. Shane había dado por muerto a su mejor amigo, y ahora lo tenía enfrente, vivo. El momento fue interrumpido por un grito que resonó desde el campamento.

—¡Papá! —La voz infantil de Carl rompió el silencio, y de repente, el pequeño apareció corriendo hacia Rick, seguido de Lori.

Rick se agachó para recibir a su hijo, su corazón latiendo con fuerza mientras envolvía al niño en sus brazos. Lori se acercó más despacio, sus pasos vacilantes, con una mezcla de alegría y angustia reflejada en su rostro. A pesar del reencuentro emotivo, Grace no pudo evitar sentir una punzada de incomodidad al ver la escena. Sabía que había más debajo de esa fachada, que Lori había perdido mucho más que a su marido.

Grace miró hacia Shane, que también los observaba, pero notó que sus ojos ya no reflejaban solo alivio, sino algo mucho más oscuro. Había una historia allí, una que ella conocía demasiado bien.

Shane, siempre el protector, se le acercó con sigilo.

—Hola —dijo con voz grave, extendiendo la mano—. Soy Shane. Estoy a cargo de este campamento. ¿Y tú quién eres?

Grace lo miró a los ojos, midiendo sus intenciones. Podía ver su autoridad, pero también el caos interno que albergaba.

—Grace —respondió, estrechando su mano brevemente.

Shane señaló con la cabeza hacia el jeep.

—¿Ese vehículo es tuyo? Debería revisarlo. Nunca se sabe lo que puede haber por ahí.

Grace asintió, dándose cuenta de que este era su intento de tomar el control de la situación. Caminó hacia el jeep y abrió la parte trasera, revelando el impresionante alijo de suministros que había reunido. Las armas, la comida enlatada, y los suministros médicos estaban organizados meticulosamente.

Los ojos de Shane se agrandaron de sorpresa al ver todo lo que había en el interior.

—¿De dónde sacaste todo esto? —preguntó, incapaz de ocultar su asombro.

Grace esbozó una pequeña sonrisa, tranquila pero esquiva.

—Por ahí —respondió simplemente, dejando la pregunta en el aire.

Antes de que Shane pudiera decir algo más, Grace cerró la camioneta con un golpe seco, dejándolo atónito. Sin darle tiempo a reaccionar, caminó hacia Merle, que la observaba desde una distancia prudente, con una sonrisa burlona en los labios.

—Ese tipo es un idiota —murmuró Merle, sin molestarse en bajar la voz.

Grace soltó una risa ligera, apoyándose en el coche junto a él.

—Lo sé. Es más que un idiota —respondió, cruzando los brazos.

Merle bajó la mirada un momento antes de hacer una pregunta que claramente lo inquietaba.

—¿Has tenido visiones de él? —preguntó, no muy seguro de querer conocer la respuesta.

Grace asintió lentamente.

—Sí. Ese tipo se acuesta con la esposa de su mejor amigo, creyendo que está muerto. Ahora está molesto porque resulta que no lo está —dijo sin rodeos, mientras observaba a Shane desde la distancia, sabiendo que la dinámica entre él, Rick y Lori pronto se convertiría en un problema mucho mayor.

Merle soltó un silbido.

—Vaya... esto va a ponerse interesante.

—Más de lo que crees —respondió Grace, su mirada fija en el campamento. 

REBIRTH (the walking dead)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora