LISATres semanas después
Desperté con un sudor frío, mi corazón latiendo casi fuera de mi pecho y mi respiración irregular. Mis pastillas no detuvieron eso ni los escalofríos que me recorrían entera.
Me senté y saqué las piernas de la cama. Vestida únicamente en camisón, salí a mi pequeño balcón y contemplé el silencioso jardín de mi hogar. Con la fuente dejando caer un agua cristalina en la que, en momentos como este, me gustaría ahogarme y desaparecer por unos minutos.
Solo pasaba una o dos noches sin pesadillas. El cuarto de mi nana se encontraba a pocos metros de distancia de mi cuarto, así que la mayoría de veces las pasaba dormitando en el sofá del salón o en la habitación de invitados ubicada justo en frente de la de mis padres. Siempre con la puerta abierta.
Presioné la frente contra la columna de la barandilla, recordando por segunda vez en la noche el día en que terminaron los años de paz entre los Morelli y los Manoban y, con ello, mi tiempo de serenidad y seguridad mental y propia.
・。・。・。・。・。・。・。
—¡Fuego!
El estallido de ametralladoras ubicadas en las colinas que nos rodeaban me cortaron la respiración. Muy pronto, sentí el firme agarre de unos brazos apretándome la cintura y elevándome hasta dejarme caer en grandes bolsa de heno montadas unas encima de otras y cubriéndonos de los disparos que, demasiado rápido, acabaron con la vida de dos, tres, cinco de los soldados y guardaespaldas de mi papá.
El enmascarado, todavía sin revelar su rostro, me obligó a girar el cuerpo hasta encontrarme con su fornido pecho. Me mantuvo quieta, como una estatua contra su agarre que fácilmente confundiría con un abrazo si no nos halláramos en medio de una guerra entre nuestros clanes.
—Agacha la cabeza— me murmuró sosteniendo mi cráneo y básicamente obligándome a ello.
Sentí el zumbido de cada bala rompiendo contra los cuerpos o las columnas en mis oídos. Sin poder evitarlo, varios temblores me recorrieron entera y no fui capaz de hacer nada más que apretar mis dientes y cerrar con fuerza mis ojos.
Me envolví en el calor y protección de la misma persona que planificó mi captura y la de mi mamá.
—¡Mierda!
Reconocí la voz en el momento en que rugió y gritó. El llamado Cass ahora se hallaba sin nada. No había una rehén en sus manos, su cuchillo había desaparecido y, en su lugar, un enorme corte en su brazo me hizo comprender el asunto.
Mi mamá logró zafarse de él. Lo hirió, corrió, y salvó su vida.
Y yo todavía me encontraba encerrada en los brazos del enemigo.
—Ni se te ocurra—mordió el enmascarado que ahora conocía por su apodo. J.K— Hay un estallido de balas y docenas de nuestros hombres podrían tomarte y simplemente cortarte la garganta.
Negué dos veces sabiendo lo que me estaba proponiendo. Quedarme. Quedarme a su lado hasta que todo volviera a la calma y, entonces, huir de él y el sadismo de su clan.
Sin embargo, ¿quién me aseguraba que me dejaría marchar una vez todo apaciguara?
Mirándolo, no pude hacer nada más que creerle y sentir que aferrarme a su camiseta negra sería lo más sensato. Que confiar en que su cuerpo y sus brazos me protegerían de cualquier daño era lo correcto.
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Violets for guns || Lizkook
FanfictionEn una noche de sangre y muerte el destino decidió unirnos. Pensaba que haber sido retenida y usada como una rehén por un hombre enmascarado era la peor de las desgracias. Un hombre que no volvería a ver jamás. Un rapto fugaz. Todo volvería a ser co...