Time's Cost [ᴛʀᴀᴅᴜᴄᴄɪᴏɴ]

02 | La línea del tiempo de Brucie

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Bruce se sintió normal cuando despertó de nuevo. Estaba en su cuerpo de 43 años. Sentado en la cama de su antigua habitación de la infancia. Estaba sorprendentemente desordenado. Había ropa tirada por todas partes; algunas de ellas definitivamente no eran de Bruce. Y definitivamente eran de mujer.

El escritorio frente a la ventana estaba abarrotado de botellas y de botellas de pizza desechadas. Había cigarrillos tirados por todos lados. Las persianas estaban cerradas, de modo que solo unos rayos de sol tenues iluminaban la habitación. Y olía a… ¿marihuana?

Bruce sacudió la cabeza confundido. Al mirarlo más de cerca, se sintió nublada. Su cuerpo se sentía como si lo hubiera atropellado un auto. Y Bruce sabía lo que era ser atropellado por un auto.

Bruce se puso de pie. El dolor de cabeza se intensificó cuando la luz del sol le atravesó los ojos. Bruce entrecerró los ojos. Su yo alternativo (o ahora su yo real) definitivamente tenía resaca. Aún así, Bruce se obligó a abrir las persianas. La luz pareció prenderle fuego en la cabeza.

Bruce no se había permitido perder los estribos con el alcohol desde que se había convertido en Batman. Solo actuaba como si estuviera borracho, en lugar de estarlo de verdad. No echaba de menos esa sensación.

Su cuerpo se sentía extraño. Había tensión en sus músculos y le dolía la espalda. Bruce no era ajeno al dolor. Pero esto se sentía diferente. El dolor de un cuerpo que había sido desgastado por décadas de malos tratos.

Bruce miró el reloj. Era la una de la tarde. Frunció el ceño. Alfred ni siquiera le permitía dormir tanto después de la patrulla. Y le daría un infarto si veía la habitación de Bruce en ese estado de desorden.

Ni siquiera Jason se atrevía a dejar sus cigarrillos esparcidos por su habitación, ni siquiera a fumar en ella. Bruce ignoró el dolor que sentía en el pecho al pensar en su hijo. Jason estaría mejor sin Bruce. Bruce había hecho que lo mataran. Tendría una infancia difícil. Pero, en última instancia, Jason llegaría a la edad adulta. Era inteligente. Bruce estaba completamente seguro de que Jason lo lograría.

Bruce se puso presentable, respiró profundamente y salió de la habitación. Tomó agradecido el paracetamol que alguien, probablemente Alfred, había dejado en una bandeja frente a su puerta. Era hora de saludar a su nueva y mejor vida.

Bruce se encontró con Alfred mientras bajaba las escaleras. El mayordomo estaba de pie en una escalera, desempolvando la lámpara de araña antigua del vestíbulo. La que Dick había roto cuando era niño, se dio cuenta Bruce con una punzada en el pecho. En su antigua línea temporal, la habían reemplazado por una más barata con luces LED. Una buena decisión porque sus hijos eran unos pequeños bribones que habían roto más lámparas de araña después.

Ya no había niños en esta casa que pudieran romper candelabros.

"Buen día, Alfred", Bruce ignoró su melancolía y sonrió.

"Está de buen humor, joven maestro", dijo Alfred, "y se levantó bastante temprano. Supuse que tendría que despertarlo para la presentación de WayneTech, lo que hubiera sido una lástima porque el joven Timothy está muy orgulloso de su logro".

Bruce no pasó por alto el tono sarcástico en la voz de Alfred. El mayordomo no era ajeno a la cortesía mordaz, pero por lo general sus comentarios todavía transmitían cierto cariño. Ahora, simplemente parecían fríos, como si Alfred sintiera desdén por el comportamiento de Bruce.