~ Un encuentro casual.

480 41 0
                                    

Nuestra historia

- ¿Estás perdido?- preguntó confundido.

Pues de la nada, un pequeño de apenas cinco años se le acercó para pedir su ayuda.
Por un momento pensó en negarse y seguir su camino, sin embargo, al observar mejor notó algo que despertó su curiosidad.

- Me separe de mis padres hace un rato y no logró encontrarlos.- respondió, manteniendo su mirada puesta en el mayor.

Pese a ser joven se mantenía tranquilo y buscaba solucionar el problema por su cuenta.

- Si es así, deberías ir con un oficial de policía, no con cualquier extraño.- incluso para él era lo más lógico.- Podría ser peligroso si te ven caminando solo por ahí.- suspiro, recordando que debía volver pronto a casa.

- Mi madre me ha dicho lo mismo, pero no encontré a ninguno cerca de donde los vi por última vez y usted es una persona muy alta.- sonreía un poco, ya que nunca había visto a alguien de ese tamaño.- Creí que podría ayudarme a encontrarlos desde allá arriba.- mencionó por lo bajo.

Aquello tomó por sorpresa al peli blanco, quien hasta ese momento seguía preguntándose por qué el niño le parecía tan familiar.

~ Ahhh...- soltó otro largo suspiro.- De acuerdo, hagamos esto rápido.- dijo, tendiendo sus brazos para recibir al peli negro.

- Gracias.- respondío al tomar las manos ajenas.

Sin embargo, antes de que sus acciones pudieran continuar, una voz a lo lejos se escuchó.
Misma que causó una sonrisa en el menor y un escalofrío al peli blanco.

- ¡ ...!- exclamó con fuerza, acercándose a toda prisa.- ¡Al fin te encuentro!- ni siquiera volteo a ver a la persona que estaba con su hijo, simplemente lo abrazo y lo levanto.

- Mamá.- se emociono, devolviendo el abrazo.

- No vuelvas a soltar mi mano, me diste un susto de muerte.- su cuerpo sintió por un momento el alivio de verlo.

- Lo siento.- se disculpó de inmediato.

- Satoru... ¿Eres tú?- apenas hubo silencio entre la madre y su hijo, un peli negro mayor apareció detrás de ellos, lanzando aquella pregunta.

Suguru estaba completamente seguro de que era su viejo amigo de la preparatoria, aun así quería asegurarse, después de tantos años de no verse.
Lo último que supo de él, es que se había mudado al extranjero para trabajar en el negocio de sus padres... buscando huir de la dolorosa ruptura que tuvo con cierto Omega peli rosa.

- Cuanto tiempo...- fue todo lo que dijo, antes de retroceder unos pasos.

- Vaya, que pequeño es el mundo... quién diría que nos reencontraríamos justo aquí.- Geto quería desviar la conversación, buscando huir pronto.

- Si, que gran coincidencia.- sin pensarlo mucho, llevo su mirada hacía el pequeño, quien se escondía entre las ropas de su nerviosa madre... ahora todo tenía sentido.- Lo siento, debo irme... llevo algo de prisa.- levanto una mano para despedirse, antes de dar media vuelta.

- Gracias...- habló con dificultad.- por ayudar a mi hijo.- Yūji estaba muerto de miedo, aun así se atrevió a hablarle.

- No fue nada...- les dio la espalda, retomando su caminar de forma apresurada.

Estaba seguro que sus piernas fallarían si no se iba pronto de ahí.

- Vamos a casa, Yūji... ambos necesitan descansar.- lo sabía, para el Omega peli rosa no estaba siendo fácil el reencontrarse con una persona que creía olvidada.

Conocía muy bien su pasado y no deseaba traerlo al presente... era un problema, no obstante, haría cualquier cosa para impedir que eso sucediese, incluso si debía llevárselo lejos.

Por otra parte, Satoru apenas pudo llegar al sanitario de los hombres, lugar donde devolvió su desayuno, debido a las incontrolables náuseas que sentía.
No, no estaba alucinando, mucho menos era un mal sueño.

Tras mucho pensarlo sólo encontraba la misma respuesta.

Ese niño era su hijo.

A pesar de tener el cabello negro y un aura diferentes... esos malditos ojos eran inconfundibles.
Azules, tan brillantes y profundos como el mismo océano.

Todo en su cabeza daba vueltas, intentando recordar cuando fue la última vez que tuvo intimidad con Yūji antes de romper, haciendo que las fechas coincidieran.

Ahí, sentado en el suelo del baño, Gojō se preguntaba una y otra vez por qué razón el Omega no le menciono nada.
Aunque estuvieran separados, a él le habría encantado formar parte de la vida de su hijo... abriéndose paso a otra interrogante.

¿Por qué ese niño llamaba "papá" a Suguru?


~ Rody. ☬

Nuestra historia [GoIji] [Omegaverse] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora