• Extra #1

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𝑵𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂  ༺

La cena con su hijo había sido todo un éxito, luego de la ceremonia de graduacion Satoru y el pequeño Thoru visitaron aquel restaurante que tanto les gustaba, pidiendo distintos platillos para degustar.

Incluso si sólo eran ellos dos, el ambiente era muy cálido y tranquilo.

Volviendo a casa luego de unas horas.

— Hola, Ijichi.— saludo el joven de cabellos negros apenas dio un paso al interior, ya no era extraño para él encontrar al Omega ahí.

— Hola, joven Thoru... felicidades por su graduación.— con una sonrisa en su rostro, el mayor se puso de pie, caminando hacía allá.— ¿Cómo les fue?— sintió curiosidad.

Por respeto a la familia, Ijichi prefirió no acudir a la ceremonia cuando supo que Yūji estaría ahí, a pesar de lo mucho que insistió Gojō para contar con su presencia.

— Bien, aunque papá y yo tuvimos que cenar solos.— mencionó, deteniendo sus pasos frente al mayor.— Mi madre tenía otros asuntos que atender y no pudo acompañarnos.— en el fondo seguía procesando lo sucedido.

No podía creer que su tío haya muerto de esa forma.

— Es una pena.— sonrió.— Pero no te desanimes, estoy seguro de que le habría gustado ir con ustedes.— abogaba por él.

— Si, ya lo creo.— dijo, antes de alejarse nuevamente.

Deseaba tomar un baño antes de ir a la cama.

Momento exacto en el que Gojō entró al lugar, se había demorado al estacionar el auto en su sitio designado.
Además, olvidaba algo muy importante en el asiento trasero y tuvo que volver por el.

— Satoru.— se mostró aún más feliz por verlo.

— Hola, cielo.— respondió, acercándose a él para abrazarlo y darle un beso en la frente.

Su relación había escalado varios niveles en los últimos meses.

Desde que Satoru volvió a Japón, utilizó mucho la mano de Ijichi para apoyarse en el trabajo, conviviendo más tiempo juntos y descubriendo que era una persona totalmente distinta al concluir sus deberes.

Lo que despertó cierta curiosidad en él.

Y para cuando tomó conciencia ya lo seguía con la mirada, esperando impaciente por verlo cada vez que se marchaba.

Gojō le abría las puertas al amor una vez más.

No sin antes haberlo consultado con su hijo, quien no tuvo razones para oponerse... aquel Omega peli negro le caía muy bien.

— Me alegra que hayan vuelto.— lo abrazó sin pensar.

— Yo también te extrañe.— sonreía, devolviendo el contacto.

— ¿Quieres tomar un baño?— preguntó, ya que todo estaba listo.

— Sólo si me acompañas.— susurró aquello muy cerca de su oído, provocando que un rubor apareciera en las mejillas de su Omega.

— Yo, yo no...— se puso muy nervioso.

— Es broma.— se apartó.— Iré yo solo.— dijo entre risas.— Toma esto, puedes cenar mientras vuelvo.— le entregó la bolsa que llevaba entre manos.

No se había olvidado de pedir algo especialmente para él.

— Gracias.— lo recibió con gusto.

— Supuse que no habías cenado aún, así que pedí más de un platillo, come lo que gustes.— volvió a besarlo, esta vez en la mejilla.

Nuestra historia [GoIji] [Omegaverse] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora