~ Irreparables.

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Nuestra historia

— Creo que ya es tarde para hablar.— detuvo un momento su llanto.— Lo que diga ahora no cambia el pasado.— suspiro pesado, pidiendo que acabará pronto.

— Pero si mejorará tu futuro.— nuevamente quiso acercarse, pero Satoru no se lo permitió.

Levantando una mano para hacerle saber que no le apetecía tenerlo cerca... dejando que el silencio los acompañara unos segundos.

— Pensé que te conocía mejor que nadie...— dejó que su Alpha se desahogara un poco.— pero me equivoqué todo el tiempo.— camino al interior de su hogar, llegando al enorme sillón.— Me ocultaste la existencia de tu hermano gemelo, creíste que fácilmente podría engañarte con él y cuando quise explicarte como sucedieron las cosas... me echaste y me acusaste de ser un traidor.— se dejó caer en la cómoda.— Pusiste a las personas en mi contra y no conforme con eso, ocultaste la existencia de mi hijo.— cerró los ojos un momento.

El dolor de cabeza comenzaba a agobiarlo también.

— En ese entonces yo también estaba molesto.— respondió.— No fue fácil descubrir que mi hermano se metió a la cama contigo, fui cegado por el odio y sólo pensaba en mantenerlos lejos de nosotros... pero me doy cuenta de lo mucho que me equivoqué.— aunque ya era tarde.

— Mientras que yo estaba muriendo lentamente, consumido por la tristeza y el dolor, tú rehacías tu vida con otro hombre, fingiendo que nada ocurrió.— oculto su rostro con las manos.— Permitiste que mi hijo llamara "papá" a quien ni siquiera lleva su sangre.— no pudo más, volvió a llorar con fuerza.

Estaba deshecho y no encontraba la manera de salir.

— Satoru...— llamó por su nombre.

— No, Yūji... entre nosotros ya no hay nada que decir.— no lograba controlar sus lágrimas.— Aunque digas estar arrepentido y pidas mi perdón, eso no solucionará el daño que me hiciste... destruiste mi vida por completo.— se puso de pie.

Pensaba sacarlo de ahí.

Sin embargo, una presión en el pecho lo atacó por sorpresa, llevándolo al suelo con dureza.
Ahí, su Alpha luchó por levantarse de nuevo, pero no consiguió nada y lo último que escucho fue al Omega gritar su nombre, antes de perder la conciencia.

Satoru había sufrido un ataque de ansiedad, la falta de alimento, las náuseas y el dolor de cabeza habían debilitado mucho su cuerpo.
Él y su Alpha estaban en conflicto ya que no decidían que hacer, el sentirse agobiado y estresado por la presencia del Omega terminaron por llevarlo a su límite.

Sufriendo de una terrible fiebre las horas siguientes.

— Al fin despiertas, me tenías muy preocupado.— habló con un tono bajo al notar que Gojō comenzaba a moverse entre las sábanas.

Luego de verlo tirado en el piso, Yūji intento ayudarlo, pero no consiguió mucho, así que llamó a Suguru para que este le echará una mano.
Llevándolo hasta su cama para tratarlo mejor con algunas toallas húmedas y antibióticos.

— Yūji...— estaba desorientado.— tuve un sueño horrible.— aun no lograba abrir los ojos, pero reconocía la voz perfectamente.— Me decías que era repugnante para ti...— se detuvo un momento.— eso dolió mucho y parecía tan real.— estaba cansado.

— Creo que ya debo irme, tu fiebre ha bajado un poco... aunque deberias ir al médico si te sientes mal por la mañana.— se puso de pie.

Hasta ese momento, el peli rosa ocupaba una silla al lado de su cama.

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