Jisung mantuvo el ritmo de sus besos torpemente, esforzándose por evitar morder de nuevo el labio de Minho. Recordaba el suave gruñido que había escuchado antes, sin estar seguro de si había sido por placer o por sorpresa, lo que lo mantenía en un silencio tenso. Continuó con el beso, dejando que fuera Minho quien decidiera cuándo detenerse, o hasta que se quedaran sin aliento.
Minho comenzó a sentir la ausencia de oxígeno en sus pulmones, obligándose a separarse del más joven para poder respirar profundamente. Sus ojos, aún oscuros y llenos de una intensidad que apenas comprendía, se posaron en los labios de Jisung, ligeramente hinchados por el beso.
—Ah~ mi hermanito es un chico muy bueno —dijo Minho en un tono burlón, con el pecho subiendo y bajando rápidamente, tratando de recuperar el aliento después del apasionado beso.
Jisung mordió su propio labio, sintiendo cómo la sangre se acumulaba en sus mejillas, tiñéndolas de un rojo intenso. El calor en la habitación era casi sofocante, y la tensión en el aire hacía imposible que pudiera sostener la mirada de Minho. No sabía qué decir ni cómo actuar, así que simplemente se quedó en su lugar, evitando cualquier contacto visual.
—¿Ya no puedes mirarme, pequeño? —preguntó Minho, una sonrisa traviesa adornando sus labios. Sin esperar respuesta, decidió dejar de lado cualquier vergüenza y comenzó a trazar un camino de besos desde la mandíbula de Jisung hasta su cuello. Sus labios dejaban marcas húmedas en la piel del menor, sabiendo que probablemente quedarían algunos rastros visibles de su atrevimiento.
Jisung mordió suavemente su labio inferior, intentando sofocar un jadeo que amenazaba con escapar de su garganta. Inconscientemente, se acomodó sobre las piernas de Minho, dejándose llevar por la electrizante sensación que los labios de Minho provocaban en su piel. No estaba seguro de cómo había terminado allí, si había sido un impulso propio o una necesidad desesperada de sentir más del cálido aliento del mayor en su cuello, pero lo único que pudo hacer fue aferrarse al cuerpo de Minho.
Minho, al sentir el peso de Jisung sobre él, lo sujetó firmemente por la cintura, como si temiera que el menor se escapara. Continuó dejando besos por todo el cuello de Jisung, pero una parte de su mente le advertía que si no se detenía pronto, podría llegar a un punto de no retorno. Sus labios rozaron suavemente la piel del cuello de Jisung mientras murmuraba:
—Si no me detengo ahora, no voy a poder parar, y esto está mal, ¿no es así, hermanito?
—S...sí —jadeó Jisung, su voz temblorosa mientras un pequeño suspiro de protesta escapaba de sus labios al sentir que Minho se alejaba de él. —Y... yo lo siento —agregó en un susurro ronco, mientras intentaba bajar con cuidado de las piernas del mayor, sintiéndose avergonzado y confundido.
Minho le dio una última caricia en la cara antes de permitir que Jisung se apartara.
—No tienes que disculparte por todo, Jisung —le dijo con una sonrisa suave—. Disculparte significa que te arrepientes de esto, ¿no?
Minho lo miró con una mezcla de comprensión y tristeza, consciente de que tendrían que actuar como si nada hubiera sucedido.
—Yo... no lo sé —Jisung bajó la mirada, mordiéndose el labio una vez más, un hábito que se estaba volviendo demasiado frecuente.
Caminó hacia su cama y quitó todas sus cosas antes de recostarse, cubriéndose con las sábanas en un intento de ocultar su rostro enrojecido y avergonzado.
—Deberías descansar... ya es tarde —comentó, su voz apenas un susurro.
Minho asintió con la cabeza, aunque sabía que Jisung no podía verlo. Se metió en su propia cama, intentando encontrar la paz para dormir.
—Sí, buenas noches —murmuró, dándole la espalda al menor, aunque sabía que conciliar el sueño sería difícil después de lo ocurrido.
Jisung cerró los ojos, pero las primeras horas fueron interminables. No podía dejar de revivir el momento, sintiendo aún el calor de los labios de Minho sobre los suyos. Después de mucho tiempo, el sueño finalmente lo venció, pero la mañana llegó demasiado rápido.
La alarma sonó, obligándolo a levantarse con pesadez y dirigirse al baño. Se sentía agotado, tanto física como emocionalmente.
Minho pasó varias horas divagando entre sus pensamientos, intentando procesar lo sucedido. Finalmente, el cansancio lo venció, pero cuando logró dormir, fue un sueño pesado. Ni siquiera escuchó la alarma cuando sonó, y seguía durmiendo profundamente cuando su madre comenzó a llamarlo desde el pasillo.
Jisung, ya vestido con su uniforme escolar, no pudo evitar reírse en voz baja al escuchar las quejas de la madre de Minho. Salió del baño con el cabello aún húmedo y, después de darle un beso en la mejilla a su "madre", se dirigió a la habitación que compartía con Minho para terminar de arreglarse.
Minho apenas pudo escuchar a su madre gritando su nombre repetidamente, lo que lo obligó a levantarse con un gruñido. Se sentó en la cama, su mente aún un poco nublada, y al ver a Jisung arreglándose, comprendió que lo ocurrido la noche anterior no había sido un sueño.
Sin decir nada, se levantó para prepararse para el día.
—Puedes bajar a comer cuando quieras, ¿ok? —le dijo Jisung sin mirarlo directamente y guardando sus libros en la mochila mientras suspiraba al ver la tarea sin terminar por la dichosa fiesta. Tal vez, si Minho lo llevaba en su coche, tendría tiempo suficiente para acabar la tarea durante el trayecto.
Minho no tardó mucho en alistarse, pero no tenía mucha hambre, así que decidió que preferiría comer algo en la escuela. Cuanto menos tiempo pasara con Jisung en la casa, mejor, pensó.
—¿No piensas comer? —preguntó su madre al verlo listo para salir.
—Comeré algo en la escuela —respondió rápidamente, sin mucho entusiasmo.
Jisung había salido de la habitación antes que él, sentado en una de las sillas del comedor, comiendo en silencio. Cuando vio a Minho salir con sus cosas, mordió ligeramente su labio, nervioso por lo que podría suceder.
—¿Puedes esperar a Jisung? —La voz de su madre llamó la atención de ambos. Jisung negó rápidamente con la cabeza.
—Está bien, señora, puedo irme solo —dijo, intentando evitar que Minho se sintiera obligado a acompañarlo.
Minho sabía que si se negaba, su madre lo convencería de todos modos.
—Lo esperaré —dijo con un suspiro, recostándose contra una de las paredes mientras esperaba que Jisung terminara de desayunar.
—Deberías comer algo, cielo —dijo su madre, con una sonrisa. Minho, sin muchas opciones, se acercó a la mesa y tomó algo rápido para comer.
Jisung se levantó de la silla, haciendo una pequeña reverencia a su "madre" antes de mirar a Minho.
—¿Podemos irnos? —preguntó, evitando mantener contacto visual por mucho tiempo.
Minho terminó de comer y se levantó para despedirse de su madre.
—Nos vemos, mamá —dijo, permitiendo que ella le plantara un beso en la mejilla, aunque esta vez, el gesto le resultó más incómodo de lo habitual.
Salieron de la casa juntos, el silencio entre ellos era palpable. Minho lanzaba de vez en cuando alguna mirada furtiva a Jisung, su mente aún estaba atrapada en los recuerdos de la noche anterior.
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El hermanito perfecto (MinSung)
FanficDicen que el mundo es muy chiquito y tal vez lo sea...pero ¿que pasará cuando Minho se entere que ese tierno nerd al que le gusta molestar en el colegio será su nuevo hermanastro? Tal vez algo dentro de el cambie, tal vez descubra lo importante qu...