Capítulo VI JUNTOS: TU CALOR

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Subimos con muy poca luz por las escaleras, Arturo abrió la puerta de una habitación y dijo:

-Adelante, ponte cómodo, esta es tu habitación.

-Esta es tu habitación Arturo.

-Así es, dormirás conmigo, en mi cama. -Me sonrojé al escuchar.

- ¿Enserio dormiremos juntos?

-Sí mi amor, mi padre había pensado que durmieras en una de las habitaciones de huéspedes, pero le convencí que te sentirías más como durmiendo cerca de mí. ¿Está bien?

Él quería estar conmigo, era maravilloso.

-Sí. - Tomé su mano. - Me agrada la idea de dormir juntos, necesito en estos momentos que alguien me proteja.

Nos dimos un pequeño beso, cada vez que lo besaba mi cuerpo se derretía con su calor.

-Puedes poner tus cosas donde quieras, te explicaré donde guardo yo las cosas, pero tú tienes toda la libertad de cambiarlo como te guste más, en este closet guardo camisas y pantalones, abajo los zapatos, en este ropero las camisetas, en el segundo cajón ropa interior abajo calcetines y en este otro closet solo hay toallas y pijamas, aunque yo no uso, prefiero dormir en bóxer para no sudar tanto en la noche, aquí suele hacer mucho calor.

-Y creo que hará más ahora.

- ¿Cómo?

-Que yo también duermo en bóxer, pero con una camisa puesta por la picazón de las sabanas. -No me podía borrar una sonrisa traviesa.

Él fue al baño.

El desde la ducha dijo

-Se me olvidaba, usa toda mi ropa que necesites, para mañana hay uniformes listos en el segundo closet.

-Gracias cariño. Por ahora solo necesito unos calzoncillos.

-Bien, soy talla 36.

-Yo 34.

-Descuida, te sujetare toda la noche para que no se te caigan.

-De acuerdo.

Tener su ropa en mis manos, probármela y pensar que los calzoncillos azules que me acababa de poner en algún momento habían moldeado la forma de Arturo, me hacían imaginar sentir el cuerpo de Arturo, sus piernas, sus nalgas, y su pene, y, al voltear hacia el baño, era realidad, la puerta entreabierta dejaba ver la silueta de Arturo perfectamente desnuda, veía su perfecto cuerpo musculoso y el agua cayendo sobre su piel, me seducía, pero lo que me volvió loco fue ver sus grandes nalgas, eran redondas, duras, imaginaba como podría llevar yo esos calzoncillos sin mucho que llenarlos.

-Puedes tomar una ducha si lo deseas, te ayudará a descansar.

¡Bañarme!, claro, había llorado, sudado y mil cosas más, mi cuerpo estaba asqueroso y comenzaba a dudar en si olía muy mal o me veía nefasto para que Arturo sugiriera que me bañara.

Acomodé rápido mi ropa entre las cosas de Arturo intentando hacer el menor desarreglo posible y dejar las cosas como Arturo las había dejado, cuando Arturo salió del baño tomé una toalla y entre rápido a tomar una ducha.

El agua estaba perfecta. tomé el único jabón que había y froté mi cuerpo con la mayor confianza. Cerraba los ojos y aparecía la imagen de Arturo desnudo, lo quería tocar, cuando me di cuenta, mi pene estaba erecto, sentí pena, no quería que Arturo me viera así, se me hacía algo muy sucio.

Toco la puerta.

-Mi amor, me he comenzado a sentir solo.

-No tardo, ya voy.

EL RÍO DE MIS ANHELOS Destino:La Historia de Alberto Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora