EL RÍO DE MIS ANHELOS Destino:La Historia de Alberto Parte 1

Capítulo VII EL NIÑO DEL CORAZÓN DE PIEDRA

El sol que acariciaba la mañana de mi primer sábado con la familia Vallejo llegó junto con una estampida de movimientos de las paredes, gritos y ruidos que acabaron bruscamente con mi sueño, había pensado que se trataba de un temblor o de algún suceso de categoría mayor, no era así, cuando me levanté me di cuenta que Arturo se había arreglado para salir.

-Buenos días mi amor. -Me dijo al verme despierto a través del espejo.

-Buenos días. ¿Va...?

-Te ves hermoso.

-Yo creo que tú te ves mucho más guapo así vestido. ¿Pasa algo? Hay mucho ruido.

-Eso...lo siento amor, esperaba que durmieras un poco más y que esos estruendos pasarán desapercibidos. Lo que pasa es que no todas las habitaciones tienen baño completo, y el baño común se convierte en el campo de batalla para mis hermanos, más porque los sábados y domingos todos vamos a Falag. Por cierto, también olvidé preguntarte, ¿Puedes acompañarnos a Falag? o prefieres quedarte en casa, puedo quedarme si lo necesitas.

-Claro que sí, mantengo mi palabra de ayudar en todo.

-Perfecto, toda la ayuda es muy bien recibida. Nos iremos en una hora.

-De acuerdo, solo que tengo una duda, ¿Que es Falag?

-Bueno, es un poco difícil de explicar, te contaré después, ahora hay que alistarnos, date un baño para que aguantes el día, será un poco duro, pero yo te cubriré.

Me levanté rápido de la cama y le di un beso en la mejilla, él por alguna razón se sonrojó. La verdad es que lo atrapé viendo de reojo mis calzoncillos.

-...Y usa ropa ligera y cómoda, hay pants en el primer closet.

-Entendido.

-Iré a preparar el desayuno.

-No, por favor espérame mi amor, me vestiré rápido y te ayudo.

-De verdad, no es ningún problema, soy un experto en la cocina y hoy quiero consentirte, perdón por tenerte toda la semana sin un buen desayuno casero.

No pude evitar ruborizarme como una manzana ante tan gentil gesto.

-No te preocupes, está bien, tus palabras me han convencido, no tardaré.

El desayuno que mi enamorado preparó se veía delicioso, hot cakes con miel y coctel de frutas acompañado con jugo de naranja.

En la mesa estaban Sofía y Sebastián, al terminar de desayunar los cuatro salimos en una camioneta elegidos de entre los varios autos que tenían en un garaje subterráneo, algo como la guarida secreta de Batman.

-Ahora sí, te contaré que lo que hacemos en Falag es un trabajo duro y un gran esfuerzo por ayudar, aunque sea un poco a la gente que ha sufrido...

- ¿A qué tipo de personas ayudan? - Dije al quedar inconclusa la idea de Arturo.

-A niños, niñas, adolescentes, hombres y mujeres, a todos a quienes han sido víctimas de abuso de hombres malnacidos, que los han hecho sufrir y pasar por el momento más aterrador y repugnante, ¡Han roto sus sueños! ...y muchas veces hasta las ganas de continuar viviendo...-las palabras de Arturo emanaban un odio que jamás había visto en él. -...ayudamos a todas aquellas personas que han sido víctimas de abuso sexual. - La ira que le provocaban esos hechos habían derivado en llanto, era un asunto que lo lastimaba mucho, dentro de lo más profundo de la gran fortaleza que tenía Arturo.

Durante los 25 minutos que duró el recorrido consolé a Arturo abrazándolo en mis brazos con fuerza, que creo, podía escuchar el latir de mi corazón. No conseguí mucho con mis palabras de que todo estaría bien y que yo lo apoyaba, quizá porque él había tenido una experiencia similar y eso era algo que jamás nadie podría entender a no ser que lo viviera en carne propia. No le pregunté más a Arturo por no querer aumentar su dolor, solo le repetía las palabras que él hacía que tuvieran efecto conmigo y que en ese momento yo también quería que funcionaran con él, "tranquilo, tranquilo".