Make it to me. Juantin

6. Confusión

La luz suave del atardecer entraba por las ventanas de la casa de Cris, tiñendo todo con un tono cálido y acogedor que contrastaba con el frío implacable del exterior. Martin estaba allí, sentado en el sofá. A diferencia de otras veces, cuando solía irse tan pronto como todo había terminado, esta vez había aceptado la oferta de Cris de quedarse un rato más. La idea de pasar un poco más de tiempo con él, de simplemente disfrutar de su compañía y distraerse, le había parecido atractiva en un primer momento. Pero ahora, mientras el silencio se instalaba entre ellos, Martin no estaba tan seguro.

Cris, como siempre, tenía una sonrisa en el rostro, esa sonrisa que parecía brillar con una calidez sincera. Se acomodó más cerca de Martin en el sofá, como si fuera lo más natural del mundo.

—¿Cómo fue tu Navidad? —preguntó, su voz tranquila y llena de interés genuino.

—Bien, tranquila. Lo típico. pasando tiempo con mi familia y comiendo un montón. —respondió Martin, forzando una sonrisa. Era la respuesta estándar, sin profundizar mucho, porque en realidad, su mente estaba en otra parte, en otra persona. Pero Cris no lo notó, o al menos no lo demostró.

—Suena bien. —comentó Cris, acercándose un poco más—. Yo estuve con los míos también. Este año nos quedamos en casa, fue agradable. Pero menos mal que en Año Nuevo nos vamos a Canarias, necesito un poco de sol.

Martin asintió, escuchando las palabras de Cris sin realmente procesarlas. Se encontraba dividido, atrapado en una especie de neblina emocional.

El canario era encantador. Tenía una sonrisa bonita, ojos que brillaban con interés cuando hablaba, y una forma de estar presente que resultaba atractiva. "Debería ser fácil que me gustase", pensaba Martin. Cris era alguien con quien podría estar, alguien que claramente estaba interesado en él. Y sin embargo, cada vez que intentaba abrirse a esa posibilidad, la imagen de otro se colaba en sus pensamientos, arruinando cualquier intento de sentirse verdaderamente conectado.

—Qué bien... suena genial. Rus está pasando unos días allí y dice que está como nueva. —respondió Martin, tratando de sonar entusiasmado, aunque su mente estaba a miles de kilómetros de allí, quizás en Tenerife.

Cris, ajeno a la tormenta interna de Martin, sugirió ver una película. Martin solo asintió, dejando que Cris eligiera mientras él intentaba apagar sus pensamientos.

Se acomodaron en el sofá, acurrucados bajo una manta mientras la película comenzaba. El calor del cuerpo de Cris a su lado era agradable, y Martin cerró los ojos por un momento, intentando convencerse de que esto era lo que quería, que podría llegar a gustarle si se lo permitía. Pero la película avanzaba, y su mente seguía vagando, atrapada en recuerdos y pensamientos sobre alguien más.

La verdad era que, aunque Cris lo atraía, no podía evitar compararlo con Juanjo en cada momento. Era una comparación injusta, lo sabía, pero no podía evitarla. Juanjo era... Juanjo. Perfecto a su manera, y completamente inalcanzable. Por mucho que intentara negar sus sentimientos, seguían ahí, presentes, impidiendo que pudiera disfrutar plenamente de lo que tenía frente a él.

El final de la película llegó antes de que Martin se diera cuenta, y Cris apagó la televisión, girándose hacia él con una sonrisa en los labios.

—Me alegra que te hayas quedado un rato más hoy. —dijo, su tono suave y sincero—. Deberíamos hacer esto más a menudo. ¿Qué te parece cuando vuelva de Canarias?

Martin sintió una punzada de culpa. Cris realmente se preocupaba por él, y eso solo hacía que la situación fuera más complicada. Asintió lentamente, sin estar seguro de si era lo correcto.

—Sí, claro. Por mi bien. —respondió, aunque su voz carecía de la firmeza que solía tener.

Cris se inclinó hacia él y lo abrazó. Fue un abrazo rápido, pero el calor y la cercanía de Cris se sintieron reconfortantes. Sin embargo, tan pronto como el moreno se apartó, la duda regresó, arrastrando consigo la incomodidad que había intentado ignorar.