✓ 𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐔𝐒𝐄: El final está en el principio #1 (TERMINADA)
Más allá de ser una simple esposa, se ha convertido en un... dolor de cabeza para Cinco. En cuanto a Ara-hee, ser un ser de luz enamorada de su lindo esposo no es muy complicado como pa...
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CAPITULO 10 ______________________________
Cuando el reloj se detiene
𓍯𓂃
2003
La habitación es fría.
El sol es lo único que la mantiene con un poco de vida, está asomándose entre la ventana.
Me senté junto a la cama de mi hermano.
Su frágil cuerpo está cubierto por una delgada sábana. Sostengo su mano, tan pequeña y débil, mientras el sonido rítmico del monitor de signos vitales llena la habitación.
Hoy la muerte está aquí. No es solo una idea, un concepto lejano. Es real. Siempre pensé que la muerte era algo que les pasaba a los personajes de las historias, no a nosotros. Pero ahora... ahora siento su presencia en cada rincón de esta habitación, mientras estoy aquí, viendo cómo se apaga la vida en los ojos de mi hermano, me doy cuenta de lo equivocada que estaba.
Miro su rostro, tan pálido, tan cansado, y me siento impotente. Soy su hermana mayor, se supone que debo protegerlo, que debo ser fuerte para él. Pero ahora, en este preciso instante, no me siento fuerte. Me siento pequeña, débil, como si el peso de este momento estuviera aplastando todo lo que soy.
Mamá y papá han estado fuera de la habitación la mayor parte del día, hablando con los doctores, tratando de encontrar alguna manera de hacer que esto sea menos doloroso. Pero yo no puedo dejarlo solo. No puedo apartarme de él, porque sé que este es nuestro último momento juntos.
Yun-jae abre los ojos lentamente y me mira. Con esfuerzo, esboza una pequeña sonrisa. Me destroza el corazón ver cómo lucha por mantenerse aquí, por no dejarme sola.
—Ara...
—Tranquilo, estoy aquí, estoy contigo.
—No quiero irme, no quiero dejarte hermanita —dice Yun-jae con voz temblorosa, apenas un susurro.
Siento un nudo en la garganta, pero me esfuerzo por sonreírle, por darle la calma que necesita.
—No tienes que tener miedo, Yun-jae —le digo, aunque mis palabras me suenan vacías—. Siempre estaré contigo, pase lo que pase. Nada podrá separarnos, ni siquiera esto.
Él cierra los ojos por un momento, como si estuviera procesando lo que dije. Me aferro a su mano, deseando poder transferirle mi fuerza, pero sé que es imposible.
—¿Crees que duele... cuando te vas? —pregunta de repente, su voz es más débil que antes.
Me quedo en silencio, luchando por encontrar una respuesta. No quiero mentirle, pero tampoco quiero asustarlo más.
