✓ 𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐔𝐒𝐄: El final está en el principio #1 (TERMINADA)
Más allá de ser una simple esposa, se ha convertido en un... dolor de cabeza para Cinco. En cuanto a Ara-hee, ser un ser de luz enamorada de su lindo esposo no es muy complicado como pa...
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CAPITULO 17 ______________________________
Cicatrices del destino
𓍯𓂃 05:26 AM
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Desperté de un susto.
No fue un sueño.
Todo fue real que parecía imposible de creer.
Y ví a Reginald Hargreeves.
Y ahora sé que estoy viva. Puedo apelar por mi familia.
Cuando abrí los ojos, me di cuenta de que la oscuridad de la habitación no era tanta a pesar de la ventana. Una suave luz proveniente de la lámpara en la mesita de noche iluminaba apenas el espacio, suficiente para que pudiera distinguir la figura de Cinco, sentado junto a la cama.
Estoy en su habitación.
El sonido monótono del monitor cardíaco me acompañaba, un recordatorio constante de que aún estaba aquí, respirando.
Escuchar eso me recuerda a Yun-jae.
Podía sentir la tensión en su postura, algo en su rostro que no había visto antes, una preocupación real y profunda. Traté de moverme, pero el dolor en mi abdomen me ancló de nuevo a la realidad. El vendaje grueso que cubría la herida no dejaba lugar a dudas: estuve cerca de no contarlo.
—Cinco... ¿qué...? —mi voz salió débil, casi inaudible.
—Ara... Estás a salvo —dijo, con una suavidad que casi no lo reconozco—. Fue una operación difícil, pero estás bien ahora. La bala... estuvo cerca, demasiado cerca.
Harold me disparó.
Maldito viejo loco.
Cerré los ojos, tratando de ordenar mis pensamientos. La misión con Alliso, la emboscada... el momento exacto en que la bala me atravesó y el mundo se volvió negro. Me esforcé por incorporarme, aunque mi cuerpo se resistió con un dolor punzante que me obligó a jadear.
—La misión con Vanya. Allison y yo fallamos, ¿verdad? —susurré, ya sabiendo la respuesta.
Él puso una mano sobre mi hombro, obligándome a recostarme con suavidad, pero firme.
Torcí los ojos con una sonrisa.
—La misión puede esperar. Lo más importante es que estás aquí, viva. No puedo permitir que te pongas en peligro de nuevo, no así.
Lo miré fijamente, intentando descifrar el cambio en él, algo que no había visto antes en todo el tiempo que llevábamos trabajando juntos.
—Cinco... nunca te he visto así. ¿Por qué ahora? —susurré con suavidad.
