IV: Ecos del pasado

14 1 0
                                    

Lucerys llevaba ya con una duda que no lo dejaba dormir ¿Como es que sus captores o salvadores, sabían Alto Valyrio? No solo eso, tenían cabello blanco no en su totalidad pero los tenían, el rey tenía mechones blancos por toda su cabeza pero más que nada predominaba el cabello rojo, en Maelarys era diferente un gran mechón blanco del lado derecho la caracterizaba y algunos pequeños cabellos blancos alrededor de su cabeza, su hermano, Makarys tenia las misma características solo que su mechón blanco estaba del lado izquierdo.

En su estadía había conocido un poco más acerca de la familia de Maelarys, su madre había muerto hace diez años luego de dar a luz a su pequeña hermana Naella, he ahí la ausencia de una reina que había notado.

También conoció de lejos a los que supondría eran primos de los príncipes, cuando llegaron una vez hace ya unos días de visita, jóvenes con cabello blanco y algunos mechones rojos, otros solo tenían cabello rojo pero lo que distinguía y lo confundía eran esos ojos violeta.

Esos ojos distintivos en un Targaryen los poseían también los Dwal Drag, pero ¿por qué? Quería respuestas a cada una de sus preguntas.

¿Qué te tiene tan pensativo?.– su ensoñación se vio interrumpida por una voz suave y melodiosa a sus oídos que se encontraba atrás de él.

¡Por los Siete!.– puso una mano en su pecho pues la interrupción lo tomo desprevenido provocando un leve susto.– Princesa, me ha asustado.

— Lamento eso, pero responde ¿Qué te tiene tan preocupado?

¿Habrá notado su pequeña curiosidad y desesperación por respuestas?

Oh, pues...– en la vida se deben tomar riesgos así que se aventuro a preguntar.– Yo solo me preguntaba, si no es atrevido de mi parte princesa, preguntar ¿Cómo es que saben hablar Alto Valyrio? Su cabello es blanco pero no todos aquí lo tienen solo su familia y sus ojos violeta.

— Oh eso, bueno yo...– Lucerys no sabia que había una historia algo triste y difícil de relatar para ellos.– Eso es porque...

— No es de tu incumbencia.– una tercera voz interrumpió a Maelarys.– Hay cosas que no mereces saber.

Y ahí estaba, el rey no quería que sus hijos se relacionaran con ese intruso. Lucerys estaba acostumbrado a que lo vieran con desprecio muchas veces por la duda que había en su legitimidad como hijo de Sir Laenor, más no esperaba que aún en otro continente alguien pudiera darle una mirada así.

Asger comprendía que el joven príncipe no era culpable de las acciones de sus antepasados, pero no podía evitar tener un odio hacia su familia.

Maelarys.– Llamó.– Si no estoy mal tu deberías estar recibiendo tus lecciones sobre política e historia junto a tu hermano, deja de perder el tiempo aquí y menos con él.

— Pero padre yo...

— Maelarys no me hagas repetirlo.– amenazó.– Y tú, deberías cuidarla ¿Como puedes permitir que se acerque a él?.– señaló y acuso a Jaelon el guardia personal de su hija.

Unión de DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora