~ la melodía del fénix ~

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En el silencio abrazador de aquel momento, su voz melodeosa lo calmaba, le tarareaba una dulce melodía como si le estuviera cantando a un niño pequeño para que se durmiera. Con cada nota suave, se sentía cada vez más tranquilo, era un bálsamo para su corazón y alma, un consuelo que mitigaba su dolor. De tal manera que sus ojos, que antes vertían una lluvia dulce de lágrimas, comenzaron a secarse, y una sensación de paz interior fue apaciguando su espíritu. La melodía se convirtió en un refugio, un lugar donde su alma podía encontrar consuelo y descansar.

Cuando el chico desconocido notó que Max se veía más calmado, lo soltó suavemente y lo miró con una sonrisa cálida y un notable interés en sus ojos. Su expresión era genuina y amable, transmitiendo una sensación de conexión y comprensión. La sonrisa iluminaba su rostro, revelando una calidez y una empatía que hacía que Max se sintiera cómodo y seguro en su presencia. El chico desconocido parecía estudiarlo con curiosidad, como si estuviera descubriendo algo nuevo y fascinante en él. La mirada entre ellos se sostuvo por un momento, llenando el aire de una conexión silenciosa y profunda.

- cierto! Nunca me precente, soy Sergio Pérez, mucho gusto -

- bonito nombre, soy max verstappen -

Poder enlazar ese rostro con un nombre era algo que a Max lo emocionaba profundamente, era como descubrir un nuevo mundo de posibilidades. Comenzaron a hablar ya más tranquilos, compartiendo historias y pensamientos que iban más allá de la tristeza que había amenazado con consumir al rubio. Su conversación fluía con facilidad, como si hubieran conocido durante años, y no solo unos minutos. Max se sintió atraído por la calidez y la autenticidad del chico desconocido, y estaba ansioso por conocer más sobre él. A medida que hablaban, la tristeza y la ansiedad que había sentido Max comenzaron a disiparse, reemplazadas por una sensación de conexión y comprensión. El nombre del chico desconocido se convirtió en una llave que abría una puerta a un nuevo mundo de emociones y experiencias compartidas.

-Eres nuevo por aquí? Solo te Vi esa vez que me mareé -

- Trabajaba como servicio en ese momento Pero lo deje al tiempo, Pude entrar a la fórmula 2 y ahora aqui! -

- Oh.. ¿Para que escudería corres? -

El rubio intentaba ocultar aquellos sentimientos de emoción, puesto que ahora lo vería más seguido y no quería revelar su verdadera naturaleza. Quería ser su amigo, saber cada detalle de él, conocer sus pensamientos, sus sueños, sus miedos... poder al fin descifrar el misterio que rodeaba a esos ojos castaños que lo habían cautivado desde el primer momento. Ansiaba poder compartir momentos juntos, risas, aventuras y secretos, y así poder acercarse más a él, sin revelar la intensidad de sus sentimientos. La posibilidad de conocerlo mejor era un pensamiento que lo emocionaba y lo llenaba de ilusión, y esperaba que su amistad floreciera con el tiempo, permitiéndole descubrir todos los secretos que escondían esos ojos castaños que lo habían hechizado.

- Por ahora estoy en Alpine -

Decía sonriéndole, y Max sentía su corazón latir tan fuerte que parecía que iba a salírsele del pecho. No entendía por qué reaccionaba de esa manera, él solo quería ser su amigo, o eso creía. La sonrisa del otro chico le hacía sentir una alegría y una calidez que no podía explicar, y su corazón parecía tener vida propia, latiendo con una emoción que Max no sabía cómo controlar. Quería creer que era solo amistad lo que sentía, pero no podía negar la sensación de mariposas en su estómago cada vez que el otro chico se acercaba o sonreía. La confusión de Max era palpable, pero no podía evitar sentirse atraído por la calidez y la amabilidad del otro, y su corazón seguía latiendo con fuerza, como si tratara de decirle algo que Max no estaba seguro de querer escuchar.

Paso un tiempo y Max le contó todo a Charles, desahogándose como si fuera una niña perdidamente enamorada de un chico de novela, aunque Max no quería admitirlo, ni siquiera para sí mismo. Le habló de la sonrisa, de los ojos castaños, de la calidez y la amabilidad que lo hacían sentir vivo. Charles lo escuchaba con una sonrisa cómplice, ya que él ya sospechaba que Max sentía algo más que amistad por el chico. Aunque Max trataba de disimularlo, Charles podía ver la emoción en sus ojos, la forma en que su voz cambiaba de tono cuando hablaba de él. Charles sabía que Max estaba cayendo, y no podía evitar sentirse feliz por su amigo, aunque Max todavía no estuviera dispuesto a admitir sus verdaderos sentimientos. La conversación fluyó con naturalidad, y Max se sintió aliviado de haber compartido sus secretos con alguien en quien confiaba.

- Espera ¿Tu no eras hetero? -

Preguntaba Charles, con una duda que a Max, en su ingenuidad, nunca se le había ocurrido. Al escucharla, su mente se nubló y no supo responder con claridad. La pregunta lo atrapó desprevenido, sembrando dudas donde antes no las había.

- Ya te dije que no me gusta, Solo te cuento de el por qué me parece una persona buena.. Aparte tengo novia -

Decía Max con algunas dudas ahora, su voz reflejaba la incertidumbre que lo invadía. Charles sabía que su amigo ocultaba la verdad, que tapaba los ojos de su mente a lo que su corazón buscaba en verdad. Era como si Max estuviera tratando de convencerse a sí mismo de algo que no sentía del todo, y Charles podía ver la lucha interna que se libraba en su amigo. La duda en la voz de Max era un reflejo de la batalla que se libraba en su interior, entre lo que su razón le decía y lo que su corazón sentía. Charles conocía a Max lo suficiente como para saber que estaba evitando enfrentar sus verdaderos sentimientos.

- Tu novia? Hablamos de la misma Kelly piquet? La que te golpea y grita -

Max bajó la mirada, sintiendo una mezcla de vergüenza y frustración, como si se sintiera regañado en ese momento. Pero no podía decirle nada más, no podía rebatir la verdad que Charles había expuesto. Tenía razón, pero Max no quería admitirlo, quería ocultarlo a sí mismo, quería seguir negando lo que su corazón sentía. La mirada baja de Max era un reflejo de su resistencia a aceptar la realidad, de su deseo de mantener la ilusión de que todo estaba bien, de que no sentía nada más que amistad. Pero Charles había visto más allá de la fachada, había visto la verdad que Max trataba de esconder.

𝚃𝚞𝚜 𝚘𝚓𝚘𝚜... ⁽ᶜʰᵉˢᵗᵃᵖᵖᵉⁿ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora