Minho en su vida pasada probablemente fue un kilo e' sal. Porque mira que estar toda su vida ahorrando pa' comprarse una moto y que la moto, resulte ser robada, viene a ser un severo episodio de mala suerte.
Y en búsqueda de una solución para que e...
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Desde aquel par de sucesos, transcurrió mes y medio. Claro, no así como así, pero para contarte lo que pasó, es necesario un poco de contexto.
—Entonces, ¿qué podemos hacer para conseguir esa plata?
Minho había convidado a Jisung a su humilde morada, para que entre ambos buscaran la manera de conseguir el dinero necesario para comprar el repuesto que le hacía falta a la moto, después de eso, mandaban a arreglar esa vaina y chao pescao', nadie iba a sospechar nada. Resulta ser que a Jisung lo citaron a las tres de la tarde y el carajito se apareció a un cuarto pa' las cinco, con una tetica de café, un pan canilla con un mordisco y el responsable del mordisco en cuestión, su pana Hyunjin, a quien se llevó de llavero.
Allí se instalaron en el patio de la casa, con su respectivo termito de café. Minho trataba de sacar ideas coherentes, pero Jisung se creía que aquello era una visita común que le haces a tu pana en las tardes pa' ir a chismear, que sacaba cualquier tema de conversación que no era lo que le competía hablar. Y Hyunjin ni lavaba ni prestaba la batea, porque en vez de aportar, se puso fue a ayudar a Jeongin a recortar fotos de Chris que el menor colectó para hacer un collage.
—Ay Minmin, a ti si te gusta complicarte la vida vale —Jisung soltó un bostezo, subiendo las patarucas sobre la mesa—. Tan fácil que es aceptar un negocio de estafa conmigo y listo, esa plata la sacamos en un dos por tres, ¿'tas como loco, Ramón?
—Ya dije que no voy a seguir tus pasos, y no me digas así —de un empujón bajó los pies de Jisung de la mesa—. Si uste' quiere estafar hágalo, pero aquí no tratamos con negocios sucios. Esa plata la conseguimos de manera limpia porque yo lo digo y punto.
—Ajooo, salió mecate pa' ese chivo, Jisung —comentó Hyunjin, que en ningún momento borró su mueca de concentración absoluta, gracias a que estaba ayudando a Jeongin a pintarse los labios con un labial que le chigüireó a la mamá, todo pa' dejarle marcas de besos a la manualidad que hacía, que a mi parecer, era la mezcla entre el trabajo de una niña de doce años y un acosador en línea buscado por la policía—. No sabía que el marido te tenía así de gobernado.