Otoño

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"Pronto será tu cumpleaños.”

Cheong Myeong se animó ante la declaración de Cheong Mun. Si se mencionaba un tema así, sólo podría ser porque la otra parte tenía pensado hacer un regalo. Aunque había dejado de emocionarse por agregar números a su edad, todavía tenía curiosidad por lo que podría regalarle Cheong Mun, un hombre cada vez más reservado conforme envejecía.

Cheong Mun tomó un sorbo de té.

“He estado pensando que sería una buena ocasión para que lleves a Baek Cheon-ah más allá de los viajes por suministros”, reflexionó. “Podría darte un poco de dinero de bolsillo extra para que los dos vayan a Chengdu y puedan saludar al élder Tang.”

Los ojos de Cheong Myeong se iluminaron. “Vaya, no lo había pensado, ¿no sería bueno presentar a esos dos?”

“Imaginé que dirías eso”, se rió Cheong Mun. “Te daré suficiente para dos semanas, así que tómate tu tiempo para disfrutar la ocasión, nosotros te felicitaremos cuando vuelvas.”

“Vaya, ya que sahyeong insiste…”

Cheong Myeong extendió las manos, esperando que el dinero fuera depositado, en cambio, su sahyeong añadió:

“Tendré que molestarte para que vayas con Cheong Jin a recoger tu mesada.”

Las manos de Cheong Myeong descendieron.

“Bueno, aprovecharé para despedirme e invitar a Cheon.”

“Antes de que te vayas, dime, Cheong Myeong-ah, ¿qué opinas de Baek Cheon?”

“Ah, así que sahyeong finalmente ha llegado a ese momento, eh…” Cheong Myeong sonrió con presunción. “Sólo quieres que elogie a tu discípulo por ser bueno. Bien, ya que es sahyeong, admitiré que no es malo, incluso podría llamarlo brillante.”

“Oh, ¿en serio?”

Como si esperara una reacción más grande, Cheong Myeong frunció el ceño ligeramente, abriendo la boca para añadir algunas palabras más.

“Es mejor de lo que sahyeong cree. Por ejemplo, su energía interna casi se ha duplicado desde que comenzó a entrenar conmigo. Ese no es un resultado que podría lograrse con métodos normales ni algo que habría podido conseguir cualquier otro discípulo siguiendo el mismo régimen”, aclaró. “Es porque Baek Cheon lleva los ejercicios al extremo y toma horas de su tiempo personal para perfeccionar su técnica.”

“He notado que es muy trabajador, sí, ¿entonces lo considerarías un buen aprendiz?”

Cheong Myeong alzó las manos con frustración. “Por supuesto, cualquiera pensaría de la misma manera. Tal vez diría que es un poco demasiado bueno. Preferiría que se tome las cosas con más calma.”

Cheong Mun se rió entre dientes. Era la primera vez que había escuchado a su sajae quejarse porque alguien se había esforzado demasiado. Normalmente él sería el primero en criticar a las demás personas por holgazanear pese a la deficiencia de sus artes marciales. Se podría considerar un logro absoluto.

“Me alegra que ustedes dos se lleven bien.”

“Bueno…”

Finalmente se dió cuenta de lo que su sahyeong estaba haciendo, burlándose sutilmente de Cheong Myeong por saltar ansiosamente para invitar a Baek Cheon a su viaje a Sichuan.

“Alguien necesita enseñarle a cuidarse en kangho. No puedo permitir que el discípulo de sahyeong caiga tan fácilmente”, las razones fueron dadas una tras otra. “Hace tiempo incluso Cheon había sugerido visitar Sichuan. Y queda de paso el clan Tang para hacer algunos recados de la secta.”

La cicatriz que nos remonta al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora