Capítulo 1: Ecos de Un Verano

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"Al mirar hacia el futuro, me duele
pensar que estarás lejos"...

El sol de verano se deslizó suavemente sobre las colinas de Monterosso, bañando el pequeño pueblo costero en un dorado cálido que parecía inmortalizar cada rincón. Alessandra observó el paisaje desde la ventana del tren, su reflejo en el cristal mezclándose con la visión de olivares y casas de piedra que parecían congeladas en el tiempo. Monterosso no había cambiado para nada; seguía siendo el refugio donde había pasado su infancia, el lugar que albergaba sus recuerdos más preciosos y también los más dolorosos.

Alessandra había cambiado, eso era evidente.

Mientras el tren avanzaba por la campiña italiana, el aire cálido del vagón acariciaba su rostro enmarcado por ondas oscuras que caían en cascada sobre sus hombros. Su piel, ahora un poco más bronceada por el sol romano, sus ojos verdes que resaltaban ahora más que nunca, y su figura más esbelta, eran testimonio no solo del paso del tiempo, sino también del esfuerzo y los sacrificios que había hecho. Había dejado Monterosso atrás para sumergirse en la vorágine de Roma, una ciudad donde el ritmo de vida no daba tregua y donde el peso de las responsabilidades nunca cesaba. Ser jefa de una de las empresas de moda de su familia era un logro significativo, pero las decisiones constantes, las reuniones interminables, y las expectativas implacables habían dejado su huella.

Mientras el tren se deslizaba hacia Monterosso, Alessandra se permitió un momento de introspección. Habían pasado siete años desde que Victoria se fue. Siete años desde que las lágrimas de una despedida habían surcado su rostro. Siete años desde que se prometió a sí misma seguir adelante, aunque en el rincón más profundo de su corazón, sabía que una parte de ella siempre pertenecería a ese amor que se había perdido con la primera tormenta.

Durante todo ese tiempo, Alessandra había escuchado sobre el éxito de Victoria a través de redes sociales y rumores. Había sido imposible no enterarse de que Victoria había logrado convertirse en una cantante reconocida, un sueño que la había impulsado desde su juventud. Victoria había alcanzado uno de los momentos más altos de su carrera, y Alessandra, desde la distancia, no pudo evitar sentir un profundo orgullo por ella. A pesar de todo, sabía que el éxito de Victoria no había sido fácil, y en el fondo, le alegraba ver que sus sueños se habían hecho realidad.

Victoria, en contraste, había hecho de su vida una celebración constante. Las luces brillantes de los escenarios, el rugido de las multitudes, y el constante clic de las cámaras se habían convertido en su nuevo mundo. Su sueño de convertirse en una cantante reconocida se había hecho realidad, y Victoria disfrutaba de cada instante bajo los reflectores. El éxito, para ella, era una fuente de energía y satisfacción. Había trabajado incansablemente para llegar allí, y ahora, cada concierto y cada entrevista era una confirmación de que todo su esfuerzo había valido la pena.

Las largas giras y las noches en ciudades extranjeras no la agotaban; en cambio, la mantenían viva y llena de adrenalina. Aunque había tenido relaciones con muchas mujeres para intentar llenar el vacío que Alessandra había dejado, ninguna había logrado borrar el eco de su nombre en su corazón. Alessandra seguía siendo una presencia constante en sus pensamientos, un amor que no se podía olvidar.

Ahora, en la cúspide de su carrera, Victoria decidió tomar unas vacaciones en Italia. No porque estuviera cansada, sino porque sentía una profunda conexión con este país que guardaba para ella tantos recuerdos. Monterosso, aunque nunca mencionado abiertamente, siempre había ocupado un lugar especial en su mente. El regreso a este lugar podría ser una oportunidad para buscar inspiración, o quizás para cerrar un capítulo que había permanecido abierto durante todos estos años.

El tren finalmente llegó a la estación, y Alessandra recogió su maleta con una mezcla de emoción y nostalgia. Monterosso la recibió con el aroma salado del mar y el susurro de las olas. Caminó por las estrechas calles, saludando a algunos conocidos que la miraban con sorpresa y admiración, como si estuvieran viendo a una versión renovada de la niña a la que una vez conocieron.

Alessandra se dirigió a su antiguo hogar, un lugar que había visto tantas transformaciones en su vida. Mientras entraba, las paredes y los muebles evocaban recuerdos de su juventud, y cada rincón parecía contar una historia. El calor del hogar y la familiaridad del entorno le ofrecieron un consuelo momentáneo, pero el peso de los años y las experiencias vividas seguían presentes.

En Roma, Victoria aterrizó con una mezcla de anticipación y nerviosismo. Aunque disfrutaba de su fama y del éxito de su carrera, había algo en el regreso a Italia que la hacía sentir vulnerable. Sus amigos y su equipo estaban entusiasmados por el viaje, ajenos al verdadero motivo por el que Victoria había insistido en visitar Monterosso, excepto por Mariana y Mauro, quienes fueron los primeros en saber sobre su amor con Alessandra. Para los demás amigos, era simplemente una escapada, pero para Victoria, era una búsqueda personal.

La noche antes de su partida hacia Monterosso, Victoria se sentó en su suite de lujo, mirando la ciudad iluminada desde la ventana. Pensaba en Alessandra, en lo que había sido y en lo que podría ser. Aunque había estado ocupado con su carrera y relaciones que no habían funcionado, el recuerdo de Alessandra siempre había sido un eco persistente en su corazón. A medida que se preparaba para el viaje, sentía una mezcla de esperanza y ansiedad, preguntándose si este reencuentro podría traer consigo una nueva oportunidad para reconciliarse con su pasado, o un simple perdón.

Ambas mujeres, ahora más fuertes y también más marcadas por el tiempo, se dirigían hacia un encuentro que no estaba planeado pero que parecía inevitable. El destino las estaba llevando devuelta a Monterosso, el lugar donde todo había comenzado, a un pequeño pueblo costero donde el mar y el viento susurraban promesas de lo que podría haber sido y de lo que aún podría ser.

Con el sol de verano brillando sobre Monterosso, se iniciaba una nueva etapa en sus vidas, una donde el pasado y el presente se entrelazarían, donde viejas heridas podrían reabrirse, y donde el destino, una vez más, demostraría su capacidad de sorprenderlas.

































Nota de la autora
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Hola bonitxs, me obsesioné con la palabra "eco" 😍😍

Por cierto, el capítulo es corto porque es como una introducción básicamente diciendo que pasó en las vidas de cada una, aunque no entro en detalle, ya que eso se irá diciendo en los demás capítulos

~Sofi

Ecos de Un Verano || Young Miko (Un amor de verano II) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora