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Alex

Su mirada está clavada en la mía, puedo ver la tristeza en ella, le sale por cada poro de su piel, pero no es lastima por mi lo que veo, sino una pena real por una perdida de alguien cercano y tan joven que no debió ocurrir. Sus brazos me atraen a ella y por una vez en mi vida me dejo querer por alguien que no sea mi madre o Summer. Su aroma me rodea y noto los ojos llenos de lágrimas, pero no salen, simplemente se quedan ahí, al borde, como esperando un permiso que nunca va a llegar para salir... Rodeo su delgado cuerpo con mis brazos y suelto un peso que ni si quiera era consciente que todavía llevaba dentro. Nunca había hablado de Madison con nadie que no fuese mi familia o mis mejores amigos, y habérselo podido contar a ella es todo un descanso. En estos momentos en la única red de seguridad que me está sujetando para que no me hunda en el fondo del abismo.

Me separo a duras penas de ella, solo lo justo para que sus ojos y los míos hagan contacto, ahora mismo nada más existe a nuestro alrededor, solo estamos nosotros en esta habitación, nadie que nos pueda interrumpir... soy incapaz de dejar de mirar sus labios, son tan rosados y carnosos que ahora mismo no me importa perder esa estúpida apuesta, solo quiero romper esta distancia y besarla. Ella parece querer lo mismo, o eso es lo que yo deseo creer con todas mis fuerzas.

No sé quién de los dos se mueve primero, pero la poca distancia que nos separaba se acorta cada vez más, llego a rozar sus labios y es como pisar el mismísimo cielo, su aliento se mezcla con el mío y no lo soporto más, intento acortar los milímetros que nos separan, rozo una vez más sus labios antes de unirlos, pero un sonido estridente provoca que nos separemos de golpe sobresaltados.

- Me cago en todo – frustrado meto la mano en el bolsillo para sacar el teléfono e insultar a la persona que me llama, y mi cabreo aumenta todavía más cuando veo el nombre, no puede ser verdad – ¿Summer estas de coña?

- ¿Alex? Ayúdame por favor – su voz suena entrecortada y desesperada, lo que provoca que mi enfado disminuya y crezca mi preocupación – estoy de camino al hospital, Maya se ha desmayado, estaba en el baño, ella... dios mío Alex por favor, ¿puedes venir? Te necesito

- vale Summer cálmate, respira hondo – intento calmarla mientras pongo el altavoz para que Abby pueda escuchar mientras se baja del escritorio – mándame el hospital al que estas yendo, te veré allí y me lo cuentas todo bien, ahora céntrate en la carretera

Me cuelga el teléfono y miro a Abigail que hace mala cara, ha escuchado todo y su mirada ha cambiado en cuanto ha escuchado el nombre de Maya. Me coge de la mano tirando de mi para salir de la habitación medio corriendo, ni si quiera me da tiempo a despedirme de mis amigos, cogemos las chaquetas y corremos hasta su coche.

- ¿Abby que pasa? Me estas asustando más que Summer – le digo preocupado subiendo en la parte de copiloto, arranca en cuestión de segundos y le digo el hospital al que tenemos que ir.

- Maya no está bien, llevo semanas preocupada por ella – me dice mientras no aparta la vista de la carretera – tiene problemas con la comida, el otro día la pille en el baño vomitando, Madame Clarisse se está pasando con ella, no le permite comer nada y le hace malos comentarios. No es a la única que lleva tan recta con el tema de la comida, se que hay más en la clase como ella, y de varios cursos inferiores también, pero nadie se atreve a enfrentarse a ella

Hace una pausa para coger aire mientras se fija en las calles por las que debe desviarse y aprovecho ese momento para analizar la situación que me acaba de contar. Se los rumores que se cuentan sobre su profesora, es la más dura con diferencia de toda la universidad, además de exigente es estricta y dominante, incluso hay rumores sobre lo que le hizo a una sobrina suya, aunque nunca he sabido si es cierto o no.

Entre RedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora