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Oscar

Sentir la calidez de su cuerpo contra las palmas de mi mano se sentía bien, como algo que no esperaba poder apreciar contra mi propia piel y el oír sus quejidos como forma de aceptar todo era más increíble y satisfactorio.
No pensábamos en nada más, Lando se había dejado caer solo en la cama, sus manos alrededor de mi cuello apretando más mis labios contra los suyos sin dejar algo de espacio para respirar.
Por su piel había empezado a aparecer las pequeñas gotas perladas que brillaban más que nunca y en mi rostro igual.
Habíamos llegado tan pronto a nuestra intimidad que no lo calculé bien. Lando estaba entregándose a su manera, entendía que eso era parte de decirme que sí quería estar conmigo pero debía seguir luchando de todas formas.
No querría ir a contracorriente justo en este momento que las aguas estaban más en calma. Sería empezar de cero.
Le había preguntado si estaba seguro, lo afirmó una vez y muchas más, a cada momento que mis manos sujetaban fuerte su cintura para que sea más cómodo.
No es necesario contar a detalles lo que había pasado, estaba claro, entregamos nuestros cuerpos y corazones con tal acto que siempre los humanos tienden a hacer, que Lando me lo hubiera permitido se sentía como ganar el mejor premio de todos los que pueden existir.
Las palabras no se hicieron esperar, ninguna, todo había salido perfectamente bien y estaba seguro que el inglés lo recordaría para siempre como nuestro segundo paso.
El tercero se venía.
Pero no sabía que estaría tan cerca y a la vez tan lejos.

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Lando

En la mañana apenas abrí ambos ojos pude pensar bien en lo que había ocurrido y lo que habíamos hecho bajo efectos del alcohol. Era obvio pero no me arrepentía.
Tomé asiento en la cama cerrando de nuevo los ojos, pensando en la nada porque para ser ciertos no tenía nada más que pensar. Ya estaba decidido, o eso creí.
Pronto sentí los labios de Oscar en mi hombro derecho, suaves como los recuerdos de la noche anterior, el mismo toque acompañado de la misma sensación de felicidad y amor.
Curve los labios tan sólo al pensar en eso y sin decir palabra alguna giré y empezamos unas pequeñas y cortar sesiones de besos entre risillas traviesas.
-¿Cómo te encuentras?-
Oscar fue el primero en hablar, claro, yo no podía hacer tal pregunta porque fui yo quien recibió.
-Demasiado bien ¿se puede decir?- curve los labios y él hizo lo mismo.
Sus ojos brillaban más que la vez que encontró mis vinilos en mi piso, los sentimientos estaban a flor de piel y no perdería oportunidad alguna para hacérselo saber hoy y todos los días.
Nos pusimos fuera de la cama para poder desayunar algo, un café, huevos revueltos y un par de tostadas. Si era por mí prepararía un desayuno más trabajoso pero mi cuerpo no estaba dando tanto para mantenerme de pie por tanto tiempo.
El ambiente olía a él, todo olía a él y todo parecía ser lo mismo que él. Era el tipo de persona que dejaba arrasando y marcando todo a su paso, me alegraba ser alguien que pudiera darse cuenta de aquello.
-Todo tiene tu esencia- escapó de mis labios a los pocos segundos de haberlo pensado con más claridad y mis mejillas se tiñeron de rojo al igual que las suya.
-Gracias- dijo con calma, me invitó a tomar asiento en frente suyo ya con el desayuno listo -lo mismo digo contigo, no sabes cómo se siente-
Ahora ya lo sabía.
Este era el momento que jamás había podido sentir, saber que sus palabras decían tanto en algo bastante corto, poder saber que posiblemente mi piso podría ser algo que le llegara a gustar para compartir momentos allí y me encargaría de dejarme llevar en esta sensación tan rara pero a la vez familiar.
En una décima de segundo divisé la pequeña maceta con la planta que le había dado, estaba viva, verde y brillante como él me había prometido que lo mantendría.
-¿Qué premio quieres?- mis ojos seguían puestos en la maceta.
-¿Hmm?- parecía no comprenderlo al principio, hasta que se dio cuenta -... oh, es suficiente con tenerte aquí, espero no sonar tan común-
Negué lentamente con una sonrisa, este era un buen momento como para desperdiciarlo diciendo cosas innecesarias o actuar como personas de una película que se daban besos apasionantes con cada sonrisa o palabra.
-Está bien-
El ambiente era muy confortable, mi mano y la suya estaban entrelazadas sobre la mesa acompañados de cosquilleos constantes por lo nuevo que esto podría ser.
Hasta que el timbre se hizo escuchar y todo desapareció, y me pareció muy sorprendente que nuestro momento íntimo desapareciera de manera instantánea por una visita inesperada.

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Oscar

Tenía que ser una broma o estaba soñando, ninguna de las dos opciones fue verdadera ya que al sentir sus labios sobre los míos de una manera intensa me di cuenta de la realidad en la que estaba.
-¿Lily?- dije sujetándola por la cintura y mirándola con confusión.
A su lado tenía una maleta blanca con flores rosas, era grande, demasiado para pretender quedarse tan sólo unos días.
-Amor, vine, no pude aguantarme más. Te busqué por todas partes para poder dar contigo, a tus padres les pregunté pero no sabían y tuve que acudir a tu universidad y me dieron la dirección, viajé mucho, con cansancio y sueño pero me dije a mí misma que esto vale la pena y... ¡estoy muy feliz!-
Mi corazón saldría en cualquier momento, podía sentirlo latir contra mi pecho de manera desesperada.
Lando, Lando, Lando y Lando. Era en lo único que podía pensar, lo había dejado en la cocina mientras estaba aquí con Lily y su inesperada sorpresa.
-¿Amor? ¿Qué pasa con esa cara? ¿No estás feliz?-
-¿Eh? No, no, no es eso... sólo que es, inesperado- trataba de sonar más sorprendido de esto.
Justo cuando pensaba en salir adelante con Lando venía y... y todo se iba a la mierda. Habíamos estado de pie en un tiempo corto sobre una soga demasiado frágil, en un barranco peligroso, hasta que la soga decidió soltarse.
-¡Lo sé! Es que no lo pensé mucho y me adentré a un lugar muy diferente y bonito, lo bueno es que podremos estar juntos, por un buen tiempo-
Su felicidad era imposible de esconder, lo notaba en cada milímetro de su rostro, con las rayas marcadas en su ancha sonrisa de dientes. Jamás la había visto tan... así.
-¿Oscah?-
La voz de Lando me sacó rápidamente de mis pensamientos, su voz había salido en un hilo, casi rota y con ver sus expresiones lo confirmé por completo.
-Lando- dije lentamente en un tono pesado, cargando con emociones encontradas una vez más.
Y parecía ser que una vez más lo estaba por perder.















🌷
Mil disculpas por la tardanza, no tuve el tiempo necesario para publicar al menos un cap, estuve superr ocupada con proyectos y también escribiendo y tratando de terminar otras fics.
Feliz porque mi buen amor subió al podio 🫶🏻
Esperando que siga con buenos resultados como siempre, un futuro campeón sin dudas y con pruebas 💪🏻
Perdón por el cap tan corto 😚

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