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Peyton decidió levantarse más temprano que el resto o más temprano que sus amigos que era una simple jugada. Se vistió, tranquilo, con unos jean gruesos, sus botas arruinadas que necesitaban urgentemente una ayuda sino serían inutilizables, una vieja remera de Gary y un enorme buzo tejido a mano que su tía Bertha hizo esperando que creciera más pero ahora, con el estiramiento repentino, le quedaba lo suficientemente grande como parecer normal.
Su único acompañante era el sonido de la lluvia y, sabiendo que Harry y Ron tardaron un poco más en levantarse, se escabulle escaleras abajo. Un piso abajo, donde estaba la habitación de Ginny, se detuvo ya escuchando el suave movimiento dentro que lo hizo sentirse un poco más cómodo con tocar la puerta cuando el sol aún no había salido o, si lo hizo, no se podía ver bajo las opacas nubes de lluvia.
Toco, solo un par de veces, se hizo silencio adentro y, según los susurros, puede que Ginny y Hermione están preguntando quién estaba detrás.
— Soy Peyton.
La puerta se abrió segundos después. Hermione estaba aún en pijamas, su cabello estaba en un intento de coleta que disparaba a todos lados y, detrás de ella, Ginny le sonreía aun medio dormida. Antes de que pudiera saludarlas Hermione lo agarró por el brazo y tiró dentro. Peyton no había estado dentro de la habitación de una chica en toda su vida (su madre obviamente no contaba) pero, conociendo a Ginny, no se sorprendió con la buena cantidad de posters de Quidditch y algunos recortes de diario pegoteados en la pared.
— ¿Qué haces despierto tan temprano? — farfulló Hermione, cerrando la puerta. Ginny se volvió a meter a la cama, las sábanas rojizas hasta el cuello. No parecía muy feliz de estar despierta.
— Me aburría esperando a Ron y Harry — Peyton se volvió a Hermione y miro lo que era su cama, repleta de libros, una pila muy correcta de ropa doblada y planchada, otra para varias camisas, blusas, polleras, pantalones y túnicas de colegio con una buena variedad de rojos y dorados en todos lados. Hermione ahora estaba apresurandose a esconder algo en el fondo de su baúl. — ¿Aún no terminaste?
— Es que los libros...
— Lo hizo pero ahora debe hacerlo de nuevo — desde debajo de las sábanas la voz de Ginny salió aprisionada. — Está así desde hace quince minutos.
Hermione le hizo una mirada sucia sobre su hombro mientras Peyton se acercaba a la cama debía de tener la mitad de las cosas aun afuera. — ¿Necesitas ayuda?
— Solo pasame las cosas — ella terminó arrodillada delante de su baúl mientras Peyton ponía las manos bajo la pila de ropa. — ¡No, no! Primero los libros, los pondré donde pueda sacarlos más rápido.
